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Tribuna Pública

La responsabilidad de la abstención

melillahoy.cibeles.net fotos 1202 antonio gutierrez

Cada día que pasa, cada encuesta que se publica, cada valoracion que se realiza de los próximas elecciones municipales y autonómicas del día 24 de este mes, corre el sentimiento de prevención o de temor por la posibilidad de que los electores, hartos de tantos sucesos lamentables y plenos de una profusa propaganda en contra de los partidos políticos y sobre todo de " los políticos", no acudan a las urnas a ejercer el máximo derecho y por ende el mayor deber cual es el elegir a quienes nos han de representar.

A estas alturas de la.película es inútil ejercer didáctica sobre el tipo de democracia que rige nuestra patria y los principios que la informan. Creo que es inútil porque existe, en el fondo del pielago que la circunda, demasiados submarinos que pretenden destruirla, incluso desde dentro, para sustituirla por no se sabe que extraño artificio plebiscitario propio de los pueblos que están instalados en los sistemas más toscos, más torpes y más montaraces de los ensayos de convivencia entre ellos.

Me sorprende , como ciudadano que soy, que existan aún compatriotas que para castigar no se sabe muy bien a quien y porque, aunque haya muchas causas,motivos y razones presuntamente inexcusables que pudieran justificarlo , el dar la espalda a las urnas y no acudir a votar el próximo domingo 24. Tengo dicho muchas veces, con toda la voz que me falta pero con toda la verdad que me asiste, que las elecciones en nuestra capital, en esta Melilla, hospitalaria , vieja, noble y sabia , del mencionado domingo, son fundamentales y decisivas para el futuro de la misma.

No me gusta ejercer de astrólogo, porque bastantes personas componen este extraño ejército de demiurgos , que lo mismo predicen un " empate técnico" en las recientes elecciones celebradas en el Reino Unido y luego resulta que los ciudadanos de aquella nación admirable, no sólo acuden en masa a las urnas, sino que valoran las medidas económicas austeras del gabinete del señor Cameron,y envían a las izquierdas al olvido, y conceden la mayoría al partido conservador, entre la incredulidad de los demógrafos y el pataleo de los demagogos. Es que los " ingleses", son gentes ciertamente raras.

Aquí, en nuestra Melilla, nos jugamos algo más que unas meras cifras electorales o una mera representación en la Asamblea. Esto es importante, que duda cabe, lo que sucede es que esa representación traslada dos modelos de sociedad, dos formas de entender la convivencia, dos maneras de resolver los retos, las incertidumbres , la esperanza y las ilusiones de los melillenses. Escribo esto desde mi pertenencia inmutable y firmísima de miembro del partido popular. Lo he sido todo en el, sigo siendo diputado a Cortes y no experimento cansancio alguno, para pechar con cuantas responsabilidades futuras me asigne mi partido, en el supuesto de que lo crea conveniente.

Por eso me creo con la autoridad moral necesaria y bastante de advertir del peligro de la abstención, de la deplorable calidad humana que demuestran quienes siendo miembros, simpatizantes, o simplemente partidarios de los valores que informan nuestra formación política,por razones domésticas y pequeñas no acudieran a votar el día 24. Premisa mayor, anula la premisa menor. La premisa mayor es que con todos los claros y oscuros que quieran invocarse en la gestión del gobierno autonómico, lo cierto y verdad es que nuestra capital, Melilla, ha vivido unos años de estabilidad y certeza, difíciles que se repitan, sobre todo sí frente al proyecto que presenta el Partido Popular, sólo hay un deseo de desalojar al mismo del poder y constituir una especie de pelotón de la porra, cuya configuración por sí misma estremece ,tanto por sus objetivos como por la alineación que presentan para dirimir el partido.

La responsabilidad de quienes prefieran ir a la playa, a los pinos, o quedarse en sus casas, alegando agravios, incredulidad, resentimiento o emboscada soberbia para no acudir a las urnas es enorme. El 24 llega, pero lo que es peor es que llegara el 25 y entonces no tendrá remedio nada. Ya no valdrán las lamentaciones, ni la hipocresía de decir " que gente, yo os he votado". Nada de eso valdrá, porque el modelo de convivencia, de entender la realidad, en una palabra de " entender Melilla", habrá saltado por los aires.

Nadie interprete estas líneas como una diatriba a las fuerzas o formaciones que compiten por generar la confianza de luis electores. Allá ellos con sus planes, sus frustraciones, sus resentimientos y sus " programas ". Si quiero que sea una llamada de atención a quienes han compartido ilusiones y esperanzas con los ideales del partido popular y ahora puedan preferir la comodidad tranquila de la tumbona, esperando que otros le saquen las castañas del fuero, para luego irse tranquilamente de vacaciones, después de no abandonar nunca su eterna y extraordinaria vacación.

Los principios no deben descansar y el deber de votar a las siglas que han conformado lo mejor de la reciente historia de nuestra ciudad, es un imperativo categórico, para aquellos que aún creemos que el 24 no es ninguna meta sino un nuevo punto de partida hacia una Melilla nueva y mejor.

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