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Efemérides

La Legión en el socorro de Melilla

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Tal día como hoy, 24 de julio del año 1921. Tras el abandono a la desesperada de Annual y la retirada desorganizada que tantas muertes provocó, mientras que el mayor grueso de tropas se concentraba en Monte Arruit, algunos soldados librándose de la masacre general, conseguían llegar a Melilla. Con ellos venían también las primeras noticias de lo que había sucedido y empezaba a cundir el pánico entre la población civil.

En esos momentos, Melilla estaba mal guarnecida y en ella sólo se encontraba la Compañía de Mar y una unidad de Carabineros. La situación era desesperada, pues tras Monte Arruit, nada impide a los rifeños caer sobre la indefensa ciudad española.

Afortunadamente, el mismo día 22 de julio, fecha de inicio del desastre, llegan a la zona occidental del Protectorado las primeras noticias de lo que está pasando en el Rif. En Tazarut se encuentra la I Bandera de La Legión. En estos momentos es una unidad novel, aún no ha cumplido su primer año de existencia, y sólo se ha podido batir en pequeñas escaramuzas. Los legionarios están deseando entrar en acción, y su fundador, el teniente coronel Millán Astray, no ve el momento de demostrar que esa unidad que creo a la que no faltaron detractores en su inicio, entre ellos el mismo general Silvestre, está preparada para afrontar la misión para la que fue creada, ocupar la primera línea de fuego y morir por España.

Se le ordena que una Bandera debe salir inmediatamente para el Fondak de Ain Yeyida. Se lo sortean y sale que es la I Bandera, la del comandante Franco la que debe partir.

Al llegar allí se les informa del desastre y se les anuncia que han de partir hacia Tetuán, donde cogerán el tren que los llevará a Ceuta y de allí, en barco a Melilla. Los legionario han llegado exhaustos y el comandante Franco pide un mínimo descanso. Así, tras solo cuatro horas de sueño parten a las tres de la mañana a marchas forzadas. Tras casi ocho horas de marcha llegan a su destino, que estaba de operaciones en Beni-Arós y era mandada por el comandante Fontanés. La I Bandera había recorrido más de 100 kilómetros en menos de 17 horas. Llevaban todo el equipo, cumpliendo así con el Espíritu de Marcha: “Jamás un legionario dirá que está cansado hasta caer reventado será el cuerpo más veloz y resistente”. Llegados a Ceuta se les equipa con el mejor material disponible, a igual que los Regulares junto a las tropas de Artillería, Ingenieros e Intendencia. Los legionarios van por primera vez en vanguardia, debido también a que tras las numerosas deserciones de tropas indígenas en el Rif, se temen por la reacción del pueblo de Melilla a la llegada de los Regulares. Ya en el barco llegan un par de telegramas pidiendo que se acelere la marcha. El barco da todo lo que puede y navega a un ritmo que a punto están de estallar las calderas. El 24 de julio, a la una del mediodía llega el barco a Melilla.

Los melillenses están en un gran estado de nerviosismo. Cuando aún no habían arribado se les acercó una embarcación con el comandante ayudante del Alto Comisario. Este le dice que ha hablado con el general Sanjurjo, que conoce bien las dotes oratorias del fundador de La Legión y le pide que hable con el pueblo de Melilla. Así, cuando el vapor Ciudad de Cádiz está a la vista del puerto de Melilla, los legionarios empiezan a cantar al ritmo de la música, con su potente voz marcial. El teniente coronel Millán Astray pide permiso al general Sanjurjo para hablar al pueblo de Melilla y les dice: “Melillenses, os saludamos. Es La Legión, que viene a salvaros, no temáis, nuestras vidas os lo garantizan”.

Manda la expedición el más bravo y heroico general del ejército español, el general Sanjurjo. Vienen detrás de nosotros los Regulares de Ceuta, con el laureado teniente coronel González-Tablas y Artillería de Montaña, Ingenieros y Fuerzas de Intendencia. ¡¡Melillenses!! Los legionarios y todos venimos dispuestos a morir por vosotros. Ya no hay peligro. ¡VIVA ESPAÑA!, ¡VIVA EL REY! y ¡VIVA MELILLA!
Desembarcan los legionarios con el teniente coronel Millán Astray y el comandante Franco al frente montados a caballo. Tras unos movimientos de Orden Cerrado, desfilan con toda su marcialidad retornando la confianza al pueblo de Melilla. Toma tierra después la tropa indígena, que conforma el Tabor de Regulares de Ceuta, a cuyo frente va el heroico teniente coronel González-Tablas. Se baja el ganado, los pertrechos y abundante munición…

Las baterías artilleras, recién llegadas, son emplazadas rápidamente y comienzan a batir al enemigo que ocupa las proximidades de la ciudad. A paso ligero, La Legión se despliega en torno a la ciudad, y unas unidades se dirigen a Beni Sicar, apaciguándose la cábila. Los Regulares toman posiciones cubriendo un amplio sector. Así, de esta manera, las fuerzas recién llegadas, establecen un cinturón de acero y fuego, en torno a la plaza, que las jarkas ya no podrán traspasar. ¡MELILLA HA SIDO SALVADA!
Las fuerzas de Regulares y La Legión son las unidades más condecoradas de las Fuerzas Armadas Españolas. ¡VIVA ESPAÑA!, ¡VIVA EL REY!, ¡VIVA EL EJÉRCITO!

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