La Ley de Vagos y Maleantes de 4.08.1933, llamada “La Gandula”, en la II República, por ser una ley que no sancionaba delitos, sino que intentaba evitar la comisión futura de los mismos, no incluía penas, sino medidas de alejamiento, control y retención de los individuos supuestamente peligrosos. Ésta fue modificada el 15.08.1954, por el régimen franquista …
…para incluir la represión de los homosexuales, junto a rufianes y proxenetas: “…Los homosexuales sometidos a esta medida de seguridad deberán ser internados en instituciones especiales y, en todo caso, con absoluta separación de los demás. Prohibición de residir en determinado lugar o territorio, y obligación de declarar su domicilio”.
En 1970 fue sustituida y derogada por la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, en términos muy parecidos, pero que incluía penas de hasta cinco años de internamiento en cárceles o manicomios para los homosexuales (sic), y demás individuos considerados peligrosos sociales para que se “rehabilitaran”. En el año 2000, la UE, en su “Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea”, censura legalmente la discriminación por motivos de orientación sexual, prohibiendo toda discriminación,… por razón de sexo, raza, color, orígenes étnicos o sociales,… lengua, religión,… discapacidad, … u orientación sexual (sic).
Sobre la homofobia, existen varias clases; dos de ellas son: que el comportamiento de los homosexuales en lugares públicos, como cualquier otra persona que piensa diferente, hace que mucha gente, con intolerancia e intemperancia, que no está preparada para verlo tal cual, les agredan porque les molesta. La otra, es los que se creen intelectuales, y atacan deliberadamente, a otras personas, creyéndolas gays, sin que éstas lo sean, y además que ni siquiera conocen personalmente, solo por sus manifestaciones en favor de ese colectivo. Esta gente justifica su homofobia como un estado aparentemente de ansiedad, y aunque hay teorías que apuntan a que el homófobo actúa de esa manera como consecuencia de una homosexualidad reprimida, o una forma de homosexualidad latente. No obstante, el mismo Departamento de Psicología de la Universidad de Georgia en EEUU, ha publicado el resultado de un estudio en la revista Psychology Today, en la que dice que los hombres homófobos tienden a excitarse más con la pornografía homosexual que los que no lo son.
Yo, por mi edad, siempre he pensado que la dictadura franquista nos hizo a todos los españoles servir de cascabeles para su ambición y soberbia. Los cuarenta años que duró, entre otras muchas cosas, sirvieron como simiente y regadío, para la burla y el escarnio hacia la homofobia, y el odio hacia el diferente. Claro que para que desaparezca esa imagen tan utópica, creo que harían falta que transcurran varias generaciones, y que el Estado, gobierne quien gobierne, invirtiera el 300% más de lo que gasta en la actualidad, en educación, (escuelas y bibliotecas); y también que la Iglesia Católica, se decidiera de una vez abrir de par en par su aherrojado, compacto y arqueológico armario, para que salieran a la luz de la libertad, todos los que están acogidos en su gran manto, que se sienten diferentes, y cesaran de atacar tan despiadadamente, por medio de sus monseñores, reverencias, eminencias, y reverendísimas, a la homosexualidad, que tan latente fluye entre sus filas. Eso sin mencionar a los malditos pederastas ensotanados que salen a la luz, gracias a la prensa.
