Un individuo se enfrenta a la posible pena de un año de prisión por quebrantar presuntamente una orden de alejamiento. Según expuso el acusado, no recordaba que recayera sobre él ninguna prohibición de aproximarse a su mujer, a pesar de que él mismo firmó la orden. Oculta detrás de un biombo, la denunciante expuso su versión de los hechos. Según relató, su marido desde hace 39 años infringió la orden de alejamiento un día después de firmarla. “Todavía tenía las llaves y entró en la casa”. El acusado entró, cogió una cerveza y se tumbó en la cama con los auriculares, apuntó. Entonces, llamó a la Policía. Sobre el procesado pesa la prohibición de aproximación tras una denuncia por presuntos malos tratos.
El acusado se comportó de una forma un tanto excéntrica durante el trascurso de su declaración. Abandonaba el micrófono para acercarse al fiscal o a su abogada durante su turno, además de no responder a las preguntas que se le formulaban. Según su versión, él salió a pasear al cementerio “porque las cosas estaban muy tensas” y, cuando regresó, fue cuando se encontró con la Policía. A pesar de que el acusado firmó la orden de alejamiento, aseguró que no recordaba ninguna prohibición.
El Ministerio Fiscal reclamó una sentencia condenatoria para el hombre por el incumplimiento de la prohibición, y solicitó para él una pena de un año de cárcel. La abogada del procesado defendió que el individuo precisaba de cuidados mentales y no de una condena, por lo que pidió su absolución. El juez tendrá que decidir.
