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Imbroda advierte del riesgo de desaparición de Melilla si no se “normaliza” la inmigración

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El presidente melillense, Juan José Imbroda, subrayó ayer que el problema de la presión migratoria que sufre la frontera de Melilla con Marruecos no es el hecho de los cientos que intentan entrar de forma irregular o los más de 5.000 que el año pasado entraron de forma clandestina a la ciudad, sino “los cientos de miles que hay detrás” y que vendrían animados por un efecto llamada si “se deja pasar” a los que se encaraman en la alambrada. En ese caso, advirtió del riesgo de desaparición que sufriría Melilla dada su limitada capacidad geográfica. Imbroda abordó ayer este asunto durante una entrevista radiofónica concedida a Onda Cero, concretamente en el programa de Carlos Herrera, que ayer emitió desde los estudios de la emisora en Melilla. Imbroda intervino durante más de veinte minutos, en los que dedicó algunos para hablar del tema por el que la ciudad sale más a la palestra desde hace unos años.

En concreto, se refirió a la reciente visita del comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Nils Muiznieks, con el que mantuvo una reunión en su despacho el pasado miércoles durante su viaje oficial a Melilla. Para Imbroda, el hecho de que visitara la ciudad ya era por sí mismo algo positivo, ya que “no es lo mismo opinar desde Estrasburgo que venir a ver la realidad de Melilla”.

En ese encuentro, le planteó que defiende los Derechos Humanos “como el que más”, pero “el problema no son los 400 encaramados en la valla”, a pesar de ser una situación dramática en la que “hay que ayudarles”. “El problema son los cientos de miles [de inmigrantes] que hay detrás”, aclaró Imbroda, para quien la cuestión es “si se dejan pasar o no se dejan pasar” a los que se encaraman, aludiendo así al debate que hay acerca de dónde empieza el territorio nacional, y que incluso ha llegado a la apertura de un procedimiento en el Juzgado de Instrucción número 2 de Melilla en el que está imputado el coronel jefe de la Guardia Civil, Ambrosio Martín Villaseñor.

El protocolo de actuación del instituto armado no considera que se haya entrado hasta que se hayan rebasado todos los obstáculos, de ahí el rechazo en frontera de los que se encaraman. Al respecto, Imbroda explicó al comisario de Derechos Humanos que “si encaramarse a una valla es entrar en España, que sepan ustedes que vendrán cientos de miles”, por lo que instó entonces a “hablar con Marruecos, preparar una zona internacional y un puente marítimo, porque vendrán millones”.

Por lo tanto, consideró necesario poner el asunto sobre la mesa “y saber de qué estamos hablando”, ya que “la cuestión no son los 5.000 que entraron en 2014 y que para Europa es una cantidad insignificante. La cuestión es que o se regula y normaliza esto, o Melilla desaparecería”. Y ello se debe, apuntó, a la capacidad geográfica limitada de la ciudad, ya que “hablamos de 13,5 kilómetros cuadrados”.

Marruecos
Durante la entrevista, Imbroda subrayó que las relaciones con Marruecos actualmente “son excelentes de un tiempo para acá”, algo que en Melilla se percibe por la colaboración de sus fuerzas auxiliares para combatir la inmigración irregular o en la permeabilidad que hay en la frontera a la hora de pasar a Marruecos. Para Imbroda, “el futuro está en que las naciones nos unamos”, una idea que el país vecino ha captado uniéndose con Europa. “A Europa le hace falta Marruecos y Marruecos ha apostado por Europa y dentro de Europa, por España”, comentó apuntando a que existe “una relación muy privilegiada” con la que al país vecino “le va mejor”.

Melilla, española
Imbroda también destacó que gracias a la democracia, y especialmente en los últimos 25 años, “la opinión pública nacional ha evolucionado mucho y sabe que Melilla es España”. No obstante, incidió en que dada la posición geoestratégica de la ciudad, Melilla necesita “un plus de ayuda que muchas veces crees que no tienes suficiente”.

En cuanto a la interculturalidad de nuestra ciudad, aseveró que Melilla “es una especie de laboratorio de lo que viene”, fomentando una convivencia en paz y respeto entre comunidades con diferentes culturas y creencias religiosas. “Somos un ejemplo de que se puede vivir en paz rezando a distintos dioses”, señaló el mandatario local.

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Redacción

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