Según declaró el presunto perjudicado, un agente de la Policía Nacional, el acusado le propinó una patada en la mano intencionadamente el pasado día 14 de julio en el pase fronterizo de Beni Enzar, tras lo cual huyó hacia suelo marroquí por el acceso de vehículos. Luego regresó a Melilla, según testificó el policía, y ofreció resistencia cuando se procedió a su detención. La fiscal le reclama dos años de prisión por un delito de atentado o un año de cárcel por un delito de resistencia. El acusado por un delito de atentado a la autoridad no compareció ayer en la vista en la que iba a ser procesado, en el Juzgado de lo Penal número 2. No obstante, tanto el Ministerio Fiscal como la parte de la defensa estuvieron de acuerdo en celebrar el juicio en su ausencia, algo posible ya que la pena que la fiscal le reclamaba no superaba el plazo de dos años de prisión.
Según se expuso en la sala judicial, los hechos tuvieron lugar el pasado día 14 de este mismo mes en el paso fronterizo de Beni Enzar. Dos agentes de la Policía Nacional prestaron declaración, uno como perjudicado y otro como testigo.
El primero aseguró que el procesado le asestó una patada en la mano con “clara intención” de herirle. Según su versión, el individuo estaba intentando entrar a Melilla desde el acceso de vehículos, por lo que el agente le llamó la atención, pero “hacía caso omiso a todas las indicaciones que le daba”. Fue en un descuido del policía cuando presuntamente el acusado le propinó una patada en la mano, tras lo cual regresó corriendo a tierras marroquíes, cayéndose al suelo, sin que los agentes puedan intervenir.
Según coincidieron tanto el primer como el segundo policía, el procesado presentaba indicios de estar bebido. A los minutos del incidente, el hombre volvió a cruzar la frontera entrando en Melilla, momento en el cual los agentes intervienen y tratan de detenerle, siempre según sus declaraciones. “No se dejaba engrilletar. Nos montó una pataleta, con gritos y patadas”, relataron. Tras su detención, los policías señalan que, antes de llevarlo a los calabozos, le trasladaron al Comarcal, donde “mantuvo una actitud de total desobediencia”.
Tras las declaraciones, el Ministerio Fiscal solicitó para el acusado una pena de dos años de prisión por un delito de atentado, aunque ofreció la posibilidad de que se le impusiera sino la pena de un año de cárcel por ser el presunto autor de un delito de resistencia a la autoridad. Por su parte, la defensa reclamó que se le impusiera una sentencia absolutoria, aludiendo al principio de presunción de inocencia. Finalmente, la juez decidirá.
