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Hay esperanza

Miguel Platón 2

No cabe otro destino para el sanchismo que el basurero de la historia, el mismo que León Trotsky pronosticó al congreso panruso de los soviets en noviembre de 1917.

Sus esfuerzos para seguir en el poder son cada vez más inútiles, como ha ocurrido la pasada semana con el sainete en torno a la dirección de Radiotelevisión Española. El Gobierno tenía leales servidores en la presidenta Elena Sánchez y el director de contenidos José Pablo López –“Josepa”-, pero las diferencias entre ellos sobre la contratación de un presentador, al bonito precio de 14 millones de euros anuales, condujeron a la destitución de ambos por el consejo de administración. Han sido sustituidos por una tal Concepción Carbajosa, veterana militante del PSOE, de la que no se sabe qué destacar más: si su mediocridad o su sectarismo.

El resultado del sainete ha sido positivo. RTVE ha sufrido en los últimos años un acusado deterioro de la audiencia, debido a su falta de credibilidad. Con la Carbajosa lo probable es que la tendencia se agudice, de modo que la radio y la televisión públicas influyan todavía menos en la opinión. La supuesta fortaleza, por tanto, conduce a una mayor debilidad.

Toda dinámica política se basa en los aciertos propios y los errores del adversario. Estos últimos son los que predominan en esta primavera sanchista, desde las cesiones al separatismo a las continuas mentiras y el uso sistemático, no pocas veces fraudulento, de los aviones oficiales. Hay que animar a Sánchez para que los emplee todavía más. ¿Para qué desplazarse por carretera en trayectos de menos de cien kilómetros, cuando se pueden hacer en avión? Incluso debería utilizar siempre los Airbus 310, con sus doscientas y pico plazas, en lugar del modesto Falcon. Total, uno y otro lo pagan los contribuyentes y cuando más grande sea el aparato, mayor la imagen de poder.

El todavía presidente y su banda se desesperan con las instituciones y las fuerzas sociales que no dominan, ni es previsible que lo consigan. Es preciso tener en cuenta, en primer lugar, a la Corona. A pesar de evidentes limitaciones que le sitúan en un difícil equilibrio, Felipe VI no ha parado de afirmar su compromiso con la Constitución y su joya más preciada: el Estado de Derecho. Y qué decir de la presencia de la reina Sofía en Málaga el Jueves Santo, con el Cristo de la Buena Muerte y la Legión, o el viernes en Madrid tras el Cristo de los Alabarderos, acompañada por la infanta Cristina,

Los tribunales de Justicia son la barrera más directa a los atropellos del sanchismo. Frente al desprestigio del Tribunal Constitucional que preside Conde Pumpido, el Consejo del Poder Judicial, el Tribunal Supremo, la Audiencia Nacional, las asociaciones de jueces y fiscales, y jueces individuales, se mantienen firmes en su defensa de la legalidad. “Fusil y bayoneta”, es el lema que desde hace algunos años proclama uno de los más destacados miembros de la judicatura. En mayo el Gobierno conseguirá la aprobación de la amnistía, pero ya están redactándose las cuestiones prejudiciales que paralizarán su aplicación, hasta que resuelva el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.

Los letrados de las principales instituciones, desde el Consejo de Estado al Congreso de los Diputados y el Senado, rechazan asimismo la amnistía, lo mismo que destacados profesionales del Derecho. Sus informes y declaraciones suelen dejar en ridículo los argumentos del ministro Bolaños y compañeros mártires.

No es más favorable la actitud de los medios de comunicación independientes, desde la prensa escrita a radios, televisiones y periódicos digitales. Hace ya más de 200 años que Thomas Jefferson destacó la libertad de prensa como uno de los pilares de la democracia y en la España de nuestros días el ejemplo resulta palpable. La desvergüenza y la caradura de Sánchez y los suyos son puestos en solfa cada día.

Sectores económicos, desde grandes empresas a los modestos agricultores y ganaderos, defienden sus legítimos intereses contra las embestidas indecentes del Gobierno, en particular de sus ministros más impresentables,

En definitiva, hay esperanza para superar la actual pesadilla política. El 15 de abril de 1936, durante un debate parlamentario de política general, José María Gil Robles, líder de la CEDA y por tanto de la oposición al Gobierno del Frente Popular, dijo unas palabras que han pasado a la historia: “Una masa considerable de la opinión española que es, por lo menos, la mitad de la nación, no se resigna implacablemente a morir”.

Hoy podría decirse que son al menos tres cuartas partes de la nación las que no se resignan a morir.

 

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