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¿Hasta cuándo?

Ante este panorama de corrupción política, lo mejor para la salud mental de las personas es volcar la mirada hacia otros sectores menos salpicados por la negritud como la Cultura o el Deporte No es difícil imaginar cómo se sentirán algunos servidores públicos al oir o leer el pensamiento cada día más frecuente entre la ciudadanía de, política = corrupción. Y se puede entender el malestar que esas generalidades injustas crearán entre los que nunca han pensado en apropiarse de lo ajeno. Pero también se debe comprender que el “choriceo” tiene un límite que, de momento, no llega. Y son también muy numerosos los ciudadanos que cada día se tiran literalmente a la calle para tratar de conseguir un puesto de trabajo después de haber terminado, incluso en muchos casos de manera brillante, su período formativo o los que han sido despedidos por cierre de sus empresas y deambulan literalmente para recuperar sin conseguirlo su empleo perdido por efectos de la crisis. Una búsqueda que llega a agotar, deprimir y desesperar. Por eso cuando a través de los medios de comunicación escuchan un nuevo caso de presuntos delincuentes políticos, que quita protagonismo al anterior y que se llevan los fondos públicos a mansalva, la noticia provoca sentimientos nauseabundos y hace que te preguntes, ¿cuándo se va a terminar esto”. Pero de momento los casos de corrupción parecen no tener fin. El último, la denominada “Operación Púnica”, con al menos 51 imputados por su relación con una trama de corrupción, según publican rotativos de tirada nacional como El Mundo, “infiltrada en varios ayuntamientos y autonomías”. Hemos llegado a un momento en que los escándalos se producen, sin descanso uno tras otro y en cualquier formación política o sindical. El desencanto, por tanto, que se va asentado entre la ciudadanía hacia la clase política es, en parte lógico, aunque para los honestos, injusto. En definitiva una concatenación de casos que dan a pie a preguntas como, ¿la semana que viene qué nos vamos a encontrar?.

Ante este panorama, lo mejor para la salud mental de las personas es volcar la mirada hacia otros sectores menos salpicados por la negritud como la Cultura o el Deporte. Recientemente, y tal como hemos venido informando tanto en la sección cultural como en Opinión, el pasado jueves, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, en la primera etapa democrática diputado por Melilla, y el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, inauguraban, ante un inusual grupo numeroso de público, en el Instituto Cervantes de Madrid, la macromuestra “Universo Melilla”. Un intento más por parte del Instituto de las Culturas, que con acierto dirige Fadela Mohatar, de dar a conocer la verdadera Melilla. Un evento al que habrá que dar en Madrid la suficiente publicidad para intentar llegar al público de la capital, porque de lo contrario de nada habrá servido el esfuerzo promocional, porque si tan sólo la visitan melillenses y sus familiares, la realidad de la ciudad seguirá siendo la gran desconocida.

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