Melilla está ante una de las más importantes oportunidades de progreso, existe un compromiso de colaboración “fraguado desde las más altas esferas de las decisiones de la política española”, ya que se constituye un nuevo equipo ejecutivo al frente de la ciudad y ha llegado la hora de que el Gobierno de José María Aznar cumpla sus palabras. Ese era, poco más o menos, la síntesis del discurso que el presidente Imbroda pronunció en el acto de su investidura. Discurso en el que hubo lugar para tender la mano a la oposición, para abrir diálogo con las fuerzas sociales, para hacer un reconocimiento expreso de la muticulturalidad de la ciudad y para ofrecer “voluntad, esfuerzo y trabajo de cara a solucionar los graves problemas que aquejan a los ciudadanos”.