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Frontera abierta: sí, pero ¿cómo? A la justicia solo le faltaba la huelga de los secretarios judiciales para revolcarse en su descrédito.

¿Qué frontera necesita Melilla?

“La esperanza es el único bien común a todos los hombres; los que todo lo han perdido la poseen aún” (Tales de Mileto).

No perdemos la esperanza, aunque en Melilla nos acerquemos peligrosamente al momento de perderlo todo, de que algún día, si los secretos sacados del móvil de Pinocho Pedrito Sánchez y las ambiciones no escondidas de nuestro incómodo vecino lo permiten, de que Melilla (y Ceuta) tenga una frontera moderna, europea, ágil, con medios y no sujeta a la manipulación.

La aduana comercial con Marruecos se estrenó el pasado viernes, en modo de prueba, con una expedición de papel higiénico (en Ceuta) y con una furgoneta con aluminio (en Melilla). Parece un chiste, pero no lo es. ¿De verdad hace falta tanto tiempo, tantas conversaciones, tantas pruebas, tantas esperas, etc., para tener una frontera con las características que enumeraba en el párrafo anterior?

Algunos en Melilla (pocos, pero muy ruidosos e insistentes) quieren que la frontera vuelva a ser lo que fue, pero la gran mayoría no lo quiere/queremos.

Sobre la Reunión de Alto Nivel (RAN) entre España y Marruecos, que se celebrará los días 1 y 2 de febrero, CPM dice esperar que sirva para que se materialicen “las promesas del presidente del Gobierno de vivir un momento histórico de unas mejores relaciones entre España y el país vecino” y mostro la semana pasada su preocupación con que “eso no conjugue con el interés del pueblo de Melilla”.

Tiene razón Aberchán en estar preocupado: De Pinocho Sánchez no te puedes fiar porque él quiere unas buenas relaciones con Marruecos por su interés y Melilla (y Ceuta) es un mosquito incómodo al que aplastará si hace falta. Mucho menos puedes fiarte de “nuestros amigos” marroquíes, con su Rey a la cabeza, que quieren que Melilla (y Ceuta) sean (no confundir con que vuelva a ser, porque nunca lo fue) parte de Marruecos y están dispuestos a asfixiarla para, poco a poco, conseguir su objetivo.

Aberchán/Coalición por Melilla (CPM) afirmaron la semana pasada que no descartan impulsar movilizaciones ante el Congreso de los Diputados si la aduana comercial de la frontera de Melilla no reabre en las condiciones que se han prometido. Aberchán explicó que la protesta se llevaría a cabo con la presencia de representantes de diferentes partes implicadas en la aduana comercial, que serían convocadas por CPM a una mesa tras la celebración de la Reunión de Alto Nivel (RAN) entre España y Marruecos.

En concreto, dijo (Aberchán) que convocaría a la Confederación Melillense de Empresarios (CEME), las pequeñas y medianas empresas de Melilla, los sindicatos y asociaciones de los cuerpos de seguridad y a la plataforma ciudadana de afectados por la frontera, con el objetivo de “hacer una reflexión” y no descartar movilizaciones en Madrid.

¡Muchas ganas las de CPM, y de algunos más, de que se abra la frontera lo más rápido posible!

Si la frontera, tanto en la parte marroquí como en la española, no es una frontera europea (se deben suprimir los molestos controles en puerto y aeropuerto), no tiene los controles sanitarios habituales en cualquier otra frontera europea para los productos perecederos, no tiene los medios materiales y humanos necesarios, nos hace depender de los productos del país vecino o se convierte en un arma para un vecino hostil (hora la abro, hora la cierro), entonces mejor que siga cerrada. 

La frontera cerrada tiene inconvenientes claros (sobre todo el tema humano), pero Melilla, con ella cerrada, mejora en limpieza, en independencia (ya propuse, para evitar la dependencia de Marruecos, que se subvencionen los productos perecederos provenientes de la península/Europa) o en seguridad. Estoy a favor, y creo que la gran mayoría de los melillenses también, de que la frontera (comercial y no comercial) se abra, pero con las condiciones que sean mejores para Melilla (las del primer párrafo), no con las mejores para Marruecos, Pinocho o algunos melillenses, pocos, que tenían un gran negocio con la anterior frontera cachondeo.

La injusticia de la justicia                   

Pedro Pacheco, que fue alcalde de Jerez de la Frontera por el Partido Andalucista durante 24 años, pronunció, en 1985 (curiosamente el año de fundación de Melilla Hoy), la famosa frase: «La justicia es un cachondeo».

Aquella fue su respuesta a la decisión judicial de suspender el derribo del chalé de Bertín Osborne, que había decretado su Consistorio. “La gente dirá que la justicia es un cachondeo y yo tengo que darles la razón”, declaró entonces.

Parece que la frase de hace 37 años de Pacheco sigue vigente. La justicia en España es lenta (siendo benévolos), no siempre imparcial (ver el Tribunal Supremo o Constitucional y la lucha por su control) y encima tiene problemas de financiación y presupuesto.

Un ejemplo reciente en Melilla: La huelga de secretarios judiciales de Melilla termina su primera semana con casi el 80% de juicios suspendidos.

Si en España la justicia es lenta (lo que hace que no se haga justicia), en Melilla es un caracol con 500 Kg de peso a sus espaldas. Algunos ejemplos, más o menos cercanos: años (cerca de 4 y sumando) para que un trabajador pueda cobrar del Fogasa, devoluciones judiciales que nunca llegan, escasez de jueces, secretarios, etc. (por falta de medios y también, por qué no decirlo, por bajas, vacaciones, cierres, etc.).

Si la justicia es tan lenta, deja de ser justa y, por tanto, es injusta.

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