Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

El rincón de Aranda

Francisco Silvela y Montoro

melillahoy.cibeles.net fotos 1309 Juan Aranda web

El Ministro Montoro, ha aprobado una orden en la que regula los gastos de representación, dietas y viajes de los directivos de empresas públicas. Esta Orden ha sido publicada por Hacienda, e impone que esta gente viaje en transporte público y en clase turista de tren y avión, “salvo casos excepcionales”, entre otras medidas de ahorro a las que se deben adaptar las empresas públicas en dos meses.

Aunque la regulación de estos gastos ya estaba pendiente desde 2012.

La oposición lo ha tomado como “electoralista”, -faltan 4 meses para las Generales-; y no es para menos, ya que “D. Tancredo Rajoy”, su gobierno, incluidos la clá de “estómagos agradecidos”, y los de ojana, lo tienen más negro que el escroto de un “burro mojino”. Por lo visto la Orden solo afecta a las empresas públicas, pero no a los altos cargos de la Administración, y nuestro “Montogoo” ha esperado más de tres años para dictarla, porque era un fleco pendiente de la reforma laboral, una de las primeras medidas que tomó el Gobierno.

Como nuestro Palacio del Congreso, es tan rico en anécdotas entre los distintos parlamentarios existen varias que muy bien pueden servir para este modesto artículo, y merecido es que ustedes las conozcan: El político y escritor, Francisco Silvela, Letrado del Consejo de Estado y colaborador asiduo de diversos periódicos se dedicó con intensidad a la política, en la que llegó a ocupar puestos, como ministro de la Gobernación, de Gracia y Justicia, y Presidente del Consejo de Ministros, en fechas muy difíciles para España, -final del siglo XIX y comienzo del XX-. En una época como la suya, en la que la oratoria se cultivaba intensamente, en especial en el ámbito político, con fama de gran orador, de palabra fluida e incisiva, ingeniosa y certera, acerada e irónica, cuyos efectos en sus adversarios políticos, fueron causa de que se le llamase, “El Caballero de la Daga Florentina”. Su personalidad intelectual hizo que perteneciese a varias reales academias: La de Ciencias Morales y Políticas, la de la Historia, la de Bellas Artes, la de la Lengua, en la que ingresó con un discurso sobre “El mal gusto literario en el siglo XVIII”. Y no con las “coces y rebuznos”, como en la actualidad un tío con bigote, hizo con el dedo corazón enhiesto hacia estudiantes en Oviedo, o la hija del que le tocaron tantas veces la lotería, hoy residente en “Villa Candado”, constructor del aeropuerto, hábitat de conejos, y malas hierbas, cuando dijo en voz alta: “¡Que se jodan!”, cuando se trataba de un tema tan delicado sobre los parados, en plena crisis.

Según el gran cronista parlamentario, Luis Carandel, atribuye a este gran político y a un ujier, la anécdota cuando éste, muy suavemente para no molestarle, se acercó a su escaño, murmurándole a su oído: “¿Su señoría está dormido?”, y Silvela le contestó: “No estoy dormido, estoy durmiendo, que no es lo mismo estar bebido, que estar bebiendo”. Más o menos como: “Estar jodido”, que “estar jodiendo”.

Hay que decir que ninguno de esos adversarios le pudo “sacar los colores”, como Maragall en lo del 3% en Cataluña, porque él siempre se pagaba los gastos de representación: Viajes, comidas, etc., y jamás metió la mano en la caja . O sea, que era un tío íntegro y honrado, y no como muchos de los actuales representantes, que suelen viajar en 1ª clase, importándole un carajo la crisis, los desahucios y los comedores infantiles en verano, y además cobrando unas dietas de alojamiento a pesar de ser propietarios de pisos en la Villa y Corte. Otros por meter su “asquerosa pezuña” en la caja que es de todos, como los Malaya, Eres, Púnica, Gurtel, Pujol, Valencia, y varios etcéteras; en el que muchos de ellos, que antes pertenecían al PP y al PSOE, ergo “Zipi” y “Zape”, o viceversa, ahora, con un cepillo lleno de mierda, se los han quitado de encima, nombrándolos con sus nombres y apellidos, como el: “Luis, lo entiendo, se fuerte. Mañana te llamare. Un abrazo”; que sería el del oso; o el galimatias de “retribución en diferido” de la Cospedal: Hay que joderse el lío tan liao que se montó la señora. Yo creo que en su fuero interno la pobre pensaba: “¡Tierra, trágame!”, y no fue para menos.

También en los oscuros años de la dictadura, porque oscuros fueron de cojones, ¡eh!; cuando el Ministro José Solís, que era “La Sonrisa del Régimen”, intentaba reducir el número de horas dedicadas en la escuela a la enseñanza del latín, para aumentar el de otras materias. Al terminar su discurso dijo: “En definitiva, ¿Para qué sirve el latín, hoy en día, en los años 60?. Entonces, Adolfo Muñoz Alonso, Profesor de la Universidad Complutense, que no pudo contenerse, muy indignado, desde su escaño le increpó: “Por de pronto, señor ministro, para que a Su Señoría, que ha nacido en Cabra, le llamen egabrense y no otra cosa”. Yo tuve un compañero de la Posta, que era del mismo pueblo, y siempre que salía el tema de los gentilicios, él decía que era egabrense, de Cabra, provincia de Córdoba. O sea que se ponía el parche antes de que le saliera el grano, porque si decía primero que era de Cabra, automáticamente al interlocutor se le encendía una lucecita, y pensaba: “¡Cabrón!”. Realmente tuvo su gracia aquél profesor, que era de Valladolid.

Loading

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€