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“Espero que un día alguna autoridad marroquí se dé cuenta de la barbaridad que están haciendo con sus menores”

Los niños de la calle, algunos de corta edad, se alimentan de lo que encuentran
(Autor: Guerrero)

Afirma el consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, que las autoridades marroquíes «se desentienden de sus compatriotas», en especial del colectivo de menores que abandona el país al impedir su reintegración o devolución, perjudicando de esta forma que puedan regresar a su entorno. «Espero que algún día alguna autoridad marroquí se dé cuenta de la barbaridad que están haciendo con sus menores», apostilló, en relación a la importante presión migratoria que ejerce un colectivo de infantes y adolescentes solos que colapsan sistemas como el melillense con más de 500 menores acogidos.

Explicó el consejero que el Centro de Acogida de la Purísima albergaba ayer a 355 menores, manteniéndose en la horquilla de los 330-350 residentes desde que en 2015 se superó la barrera de los 300. «Cada día entran más menores, ya sea a la carrera, ocultos en vehículos o acompañados por sus familias que después les dejan en Melilla. Aunque la mayoría va a Purísima, otros, los que se han criado en la calle, crean las bolsas de los desarraigados que rechazan el centro y se ocultan en cuevas y descampados buscando irse como polizones a la península», recordó.
Según dijo, entre los que logran cruzar el charco se encuentran aquellos que «tienen problemas de conducta muy importantes y también de consumo de sustancias, de ahí que se empiece a ver en otras comunidades grupos de menores de origen marroquí que viven en la calle y generan problemas en los barrios a los que acuden, porque consumen drogas y cometen delitos». «Hablamos de un número pequeño, pero son los que más se escuchan», dijo.
Daniel Ventura señaló que estas situaciones que comienzan a detectarse en ciudades como Madrid y Barcelona «es uno de los problemas que vivimos de forma intensa en Melilla» y vaticina que irá en aumento porque «no para la presión migratoria de menores mientras Marruecos sigue en su línea de desentenderse de sus propios compatriotas, como son los menores. En vez protegerlos, muy al contrario, miran para otro lado y se quitan el problema de no tener a tanto adolescente y joven sin hacer nada en sus calles».

Purísima
Manifestó el consejero que en el centro de Purísima «las mejoras que se podían hacer para atender al creciente número de menores se han hecho» pero reconoce que «no cabe otras posibilidades de mejora, porque no se puede seguir abriendo espacios». Habilitar por ejemplo nuevos módulos, además de no ser factible por las características del recinto, tendría un negativo efecto llamada hasta el momento que entiende que «cuantos centros de acogida se abran en Melilla, también se llenarán y no va a cambiar la situación, sino que empeoraría, porque tendríamos a mucho más menores tutelados y muchos más viviendo en la calle».
De cualquier forma, reconoció que no disponen «de recursos suficientes ni estructurales para habilitar más espacios de acogida, ni tiene Melilla lugares para abrir nuevos centros». «Tenemos limitaciones para enfrentarnos a esa fuerte presión de los menores marroquíes que son los que llegan. Yo espero que algún día surja alguna autoridad marroquí que se dé cuenta de la barbaridad que se está haciendo con sus menores, que salen buscando un futuro mejor, que es reflejo de lo que ocurre en su país».

Continuará la recogida de menores de la calle

Daniel Ventura se mostró partidario de continuar con las operaciones de recogida de menores de la calle, porque entre otras cuestiones, permite a la administración conocer la existencia de estos niños y jóvenes. «La recogida se hace a diario por la Policía, que los llevan a Purísima. Al día siguiente se hace la reseña policial y la prueba oseométrica como marca la legislación. Pero si se escapan antes de que se complete toda esta información, seguiremos sin poder ayudarles», dijo. Cuando uno de los menores no regresa se da aviso a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y Policía Local para que si lo localizan, lo reintegren a Purísima.
Manifestó el consejero que los que se marchan del centro de acogida no es porque sufran problemas, sino porque quieren llegar a la península como polizones. Eso no quita que en el centro se produzcan peleas entre los residentes, como también se dan en la calle. «A veces a los de Purísima les pegan otros menores de la ciudad y otras veces al revés o bien se pegan entre los propios acogidos o entre los que viven en la calle y el motivo es que estamos hablando de chavales sin habilidades sociales para resolver los conflictos, por eso ante cualquier discusión, lo fácil es llegar a las manos», afirmó.
No obstante sí que en el centro, a pesar del volumen de acogidos, «los trabajadores saben muy bien afrontar los conflictos que se encuentran a diario. Tengo que felicitar a la empresa y a los trabajadores, que a pesar de que tenemos a muchísimos menores, no se han quejado y se enfrentan a diario a muchos problemas y conflictos que resuelven bastante bien. Mi enhorabuena», concluyó.

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Jesús Andújar

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