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En el centenario del asedio a “Tifaruín, El Annual… que se evitó” (II)

Cano 1

Capítulo I (2ª parte)

Como hemos visto anteriormente el mismo día en que se estableció el Amalato se promulgó otro decreto nombrando a la persona que había de desempeñar este cargo, erizado de dificultades, dadas las especiales circunstancias del momento. Este recayó en Sidi El Hach Dris Ben Abdeselam el Tensamani Er Riffi. El nuevo Amel era oriundo de Tensaman, de donde eran sus abuelos; nació en Fez y allí pasó sus primeros años en la Corte de los sultanes.

El Riffi pues, se educó en un ambiente de política. Después pasó  a gobernador de Arcila. Fue después auxiliar del Raisuni, llegando a ser su hombre de confianza, por su criterio y su seguridad política. Su abuelo nació en la fracción de Mazqueim (Tensaman) y fue llamado por el Sultán Muley Solimán, quien le dio el mando de las fuerzas del Majzén en el Rif. Muerto su abuelo, le sucedió su hijo o sea el padre de Sidi Dris el Riffi, que conservó igual cargo durante treinta años.

Sidi El Hach Dris Ben Abdeselam er Riffi comenzó a desempeñar el cargo de secretario del Jalifa de Fez, dándosele después, al aparecer el Roghi, el mando de una Mehalla de kábilas de Fez para combatirlo. Más tarde y por Dahir de Abdelazís, fue nombrado Jalifa de la Harca formada para combatir al Roghi, que después de cinco años de guerra se vió obligado a entrar en el Rif. De esta Harca formaba parte mucha gente de Farhana.

Dris er Riffi, desde Uxda y después de ocupado por los franceses, vino con su Harca a Quebdana y allí permaneció. Años después combatió con las Harcas del Raisuni y por su política atrajo todas las kábilas de Arcila y estableció de una manera sólida el protectorado español.

Er Riffi, regresó a Arcila, fue “Bajá” interviniendo en política, y para volver a cambiar los nortes de la política con relación al Raisuni, se le envió de Amel del Rif. Hombre de acción y de un consolidado prestigio entre los musulmanes, el nuevo Amel del Rif tomó inmediatamente posesión de su cargo. Estableció la capitalidad en la provincia de Tafersit y desde su cargo inició una acertada labor política que favorecía en primer lugar a los marroquíes y coincidía a la vez con las proposiciones de España. Como es natural, tuvo sus enemigos y detractores, siendo el mayor de todos ellos el cabecilla rifeño Abd el Krim, que temió por el prestigio entre sus propios seguidores. Todo hacía suponer una reacción por parte de éste, que no se hizo esperar mucho.

Cuando en los primeros días de junio del año 1923, el general Severiano Martínez Anido se hizo cargo de la Comandancia General de Melilla, elevó dos proyectos para terminar definitivamente con Abd el Krim: Uno era el desembarco en Alhucemas y otro el atacar allí mismo por tierra.

La inacción y la actitud defensiva tan prolongada en el campo de batalla dañaba la moral del Ejército de campaña, envalentonando al enemigo con los éxitos conseguidos en los ataques a convoyes y aguadas. El general Martínez Anido se vio precisado a dimitir ante la actitud del Gobierno español de no querer modificar el plan de inactividad que se había impuesto. Para sustituirle en la Comandancia General de Melilla fue designado el general de división Enrique Marzo Balaguer, que tomó el mando el 26 de agosto de este mismo año.

Repuesto Abd el Krim del fracaso de Tizzi Assa, en junio, intentó tomar de nuevo la iniciativa. Quiso aprovechar la indecisión de España y apuntarse tantos para su prestigio político que se le iba escapando de las manos en el Rif. Su primera actitud bélica la centró en un ataque a la línea establecida por las vanguardias españolas entre las posiciones de Farha (917 m. de altitud) y Afrau. Concentró toda clase de medios y todos los efectivos de que disponía y señaló como principal objetivo de sus harcas la conquista de la pequeña y solitaria posición de Tifaruín, a la que defendían escasos efectivos del Ejército, y que fue establecida el domingo 20 de mayo de este mismo año.

Pero repasemos los hechos acontecidos anteriormente. Comienza el mes de noviembre de 1922 con poca fortuna para nuestras tropas de la zona Oriental. Al efectuarse el día 1 una pequeña rectificación de la línea de enlace entre las posiciones últimamente conquistadas en el collado de Tizzi Assa, y establecerse otra con la denominación de Benítez, un grupo numeroso de beniurriagueles, a cubierto de las asperezas del terreno, llegó hasta la línea de vanguardia, hostilizando a las fuerzas de Ingenieros encargadas de los trabajos de fortificación. Más tarde, cuando las fuerzas se habían retirado a sus campamentos, fue atacada la posición de Tizzi Assa, y con mayor intensidad la avanzadilla de Tizzi Alma. Nuestras bajas pasaron de un centenar.

Prosiguiendo el plan de operaciones establecido, que consistía en asegurar las posiciones de vanguardia, en la madrugada del lunes 6 del citado mes y desde Dar Mizzian avanzaron sin ningún contratiempo hasta Sidi Mesaud (890 m. de altitud) e Izumar (904 m.), en la cábila de Beni Said, las cuales se ocuparon sin resistencia por fuerzas de la Policía Indígena y las harcas amigas de Amar Uchen y Abd el Kader pertenecientes a Beni Said y Guelaya respectivamente, apoderándose de estos objetivos sobre las siete de la mañana. Al día siguiente salieron del campamento de Dar el Quebdani, la Columna que había de hacerse cargo de las recuperadas posiciones, compuesta de la 4ª Bandera del Tercio, del Batallón de Guipúzcoa, del Grupo de Zapadores de la Comandancia de Melilla, ambulancias expedicionarias y del convoy de víveres y municiones.

Inmediatamente dan comienzo los trabajos de la nueva línea telefónica a la posición de Isummar, desde Kadia. Así mismo la pista a Sidi Mesaud fue iniciada el mes siguiente desde Dar Quebdani.

También y durante la jornada del 7, sin tener novedad, otras Fuerzas de la Policía y harca del caid Amar Uchen entraban a las nueve de la mañana en la antigua posición y avanzadilla de Afrau. En esta posición costera se estableció una base con víveres, agua, municiones y guarnición suficiente para todos los servicios, con miras a bastarse por sí misma sin el auxilio de la Escuadra en caso de mal tiempo y por muy desfavorable que fueran las circunstancias. La avanzadilla de Afrau, llamada de Sidi Alí, se convirtió en posición, por sus excelentes condiciones estratégicas, siendo el capitán de Ingenieros, Sr. López López, el encargado de planificar las obras de defensa de ambas posiciones.

El enemigo no cejó en su hostilidad de atacar con más o menos intensidad nuestra línea de enlace, cuyos actos ocasionaban un malestar y una preocupación constante en las esferas políticas, agravadas al tener el Gobierno conocimiento oficial de las bajas sufridas en la operación del 5 de junio, en Tizzi Assa.

Agresiones en el frente, principalmente en la zona de Afrau y sector de Tizzi Assa. Pero hagamos un poco de historia. Como consecuencia de los hechos relatados anteriormente, el Gabinete Sánchez Guerra, acordó la suspensión completa de las operaciones militares proyectadas y que habíanse de realizar en el territorio melillense, lo que probablemente indujo al enemigo advertido de la pasividad, para poner en juego todos los elementos a su alcance tratando de entorpecer la gestión política de atracción y, aprovechando las ocasiones a él favorables, para hostilizar los puestos avanzados de las cábilas de Beni Ulixek, Beni Said y Tafersit. La decisión gubernamental de suspender toda acción militar por lo ocurrido en Tizzi Assa, no podía menos de colocar al general Burguete en una situación embarazosa y difícil al frente de la Alta Comisaría, en la que muy pronto había de ser sustituido. Los meses finales del año 1922 se caracterizaron por una paralización en las columnas de operaciones.

Se acusó la presencia en la mañana del 23 de noviembre, en las inmediaciones del Zoco el Sebt de Beni Ulixek, de una harca cuyo número se hacía ascender hasta 1.800 rebeldes, que sobre el mediodía, se decidió a atacar la posición y avanzadilla de Afrau. Aunque en ayuda de la guarnición acudieron rápidamente la Aviación y los barcos de guerra situados en aguas del Mediterráneo, no pudo evitarse por la rapidez en que se desarrolló que aquella masa enemiga rodeara la posición y ocupara puntos dominantes, de donde embistió repetidas veces contra sus bravos defensores, en su totalidad indígenas de la Policía y harca amiga. Resistieron tenazmente durante dicho día y los dos siguientes, hasta que llegado el auxilio de otras fuerzas de la harca amiga de Amar Uchen, se obligó al enemigo a retirarse con muchas bajas.

El dinero que Abd el Krim había recibido por el rescate de los prisioneros de Annual sirvió para alentar sus tropas y recrudecer sus agresiones contra las posiciones comprendidas entre Afrau, Sidi Mesaud, Tizzi Assa y las inmediatas de Tizzi Alma, Benítez, Viernes y Tahuarda… (Continuará)

 

Bibliografía consultada al final del último capítulo

 

 

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José Antonio Cano

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