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El vicario pide al Cristo de la Paz “que en Melilla no haya distinciones de clase, raza o religión”

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La emotiva talla del Cristo de la Paz, de la Cofradía de la Soledad, cumplió ayer con su esperada estación de penitencia en la siempre sobrecogedora noche del Jueves Santo. Por razones de salud del pregonero no pudo llevarse a cabo la lectura de la carta de desagravio prevista, aunque el público melillense supo arropar con su cariño la estación de penitencia de la Cofradía del Centro. Por su parte el vicario episcopal, Roberto Rojo, pidió al Cristo de la Paz que enseñe a los creyentes a conocer el amor de Dios que "haga posible que en Melilla no haya distinciones de clase, raza o religión porque el amor de Dios lo hemos visto en ti y tu eres nuestro Cristo de la Paz". La salida procesional más tardía de la velada del Jueves Santo fue la del Santísimo Cristo de la Paz, que sobre las ocho y media de la tarde abandonó la Iglesia del Sagrado Corazón para entrar en el recorrido oficial, arropado por los cientos de melillenses que acudieron para vivir esta fría y triste velada que habla del asesinato de Cristo. Las manos de un imaginero anónimo fueron las que hace más de ciento cincuenta años dieran forma, con respeto y fe, al rostro del crucificado que habla del dolor del Hombre-Dios que soporta sobre sus hombros los pecados de la Humanidad y que, ahora vencido por la muerte, pronto será el mensajero de la esperanza de la vida eterna y el amor de Dios con su resurrección.

La Melilla creyente estuvo con él, con el Cristo de la Paz en su paso dorado y sostenido en un monte gólgota de claveles de color sangre de toro, apostando por el movimiento cofrade melillense y su Semana Santa. La devoción de los cofrades quedó de manifiesto por el hecho de que aunque con capacidad para 90 portadores, finalmente salió a la calle con 100 costaleros. El Cristo de la Paz, de la Cofradía de la Soledad, contó ayer con el respaldo y cariño de la Melilla cristiana y católica, que le arropó en su estación de penitencia. Las saetas también sembraron su camino, como la Banda de Música Ciudad de Melilla con las marchas preparadas para tan singular jornada. El olor a azahar e incienso animaron a los presentes a la oración y el recogimiento.

La imagen del Santísimo Cristo de la Paz, fue restaurado por David Antonio Gutiérrez Vila en 1992, y procesiona desde 1982, en el trono que perteneciera al Resucitado de Málaga, y que fue adquirido a la Agrupación de Cofradías de la capital malacitana. El trono es de madera tallada, y restaurado y cubierto de pan de oro por el mismo que restauró el Cristo, lleva en sus laterales uso medallones pintados por artistas melillenses.

Oración
En esta ocasión la estación de penitencia del Cristo de la Paz no pudo incluir la lectura de la carta de desagravio que habitualmente le dedican los jóvenes de la cofradía, y es que por motivos de salud, el pregonero tuvo que renunciar con todo el dolor de su alma.

Una vez el trono entró en carrera oficial y se llegó a la tribuna de autoridades, el vicario episcopal, Roberto Rojo, le dedicó una pequeña oración. Recordó que el Jueves Santo, día de la Caridad y el Amor Fraterno, fue la noche en la que Cristo instituyó el Sacerdocio, pero fue además la jornada en la que "se inmoló por amor a todos nosotros", dejando a la Humanidad un gran ejemplo de humildad, porque "te has rebajado a servirnos a todos, a lavarnos los pies", pero nos ha enseñado "a que seamos sencillos y humildes, porque eres el Amor de Dios con mayúsculas".

Santísimo Cristo de la Paz, "llena todos nuestros corazones de ese gran sentimiento que es el amor de Dios para que podamos servir como tu sirves, y así sepamos llenar de fe nuestros corazones, para que sepamos mostrar tu amor, ese amor humilde que nos ayude a que lleguemos a ser esa gran hermandad que haga posible que en Melilla no haya distinciones de clase, raza o religión porque el amor de Dios lo hemos visto en ti y tu eres nuestro Cristo de la Paz".

Sor Adelina Sánchez, la pregonera oficial de la Semana Santa 2015, dedicó desde los micrófonos de TVM un bello poema al Cristo de la Paz: "Cristo, abre tus ojos Señor, queremos quitar tus espinas, queremos darte descanso por esa paz que nos brindas; tu silencio nos transforma, tu entrega nos dignifica, y tu amor, a cada uno de nosotros, nos tiene sobrecogido. Santísimo Cristo de la Paz, ayuda a nuestra Melilla, haz que cesen las guerras, rencores, envidias. Que sepamos trasmitir lo que tu rostro nos dice por amor a cada uno. Silencio, desprecio, martirio. Déjanos lavar por ti la falsa vida llevada, que nuestra vida sea servicio, amor y paz, y podamos ser como el primer Jueves Santo".

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Jesús Andújar

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