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“El temor a un ‘efecto llamada’ no puede llevarnos a no cumplir con estos niños”

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(Autor: PEDRO ARMESTRE (Save the Children))

El director general de Save The Children en España, Andrés Conde, se desplaza hasta Melilla para contemplar con sus propios ojos la realidad en la que viven cientos de menores en la ciudad. Tras la presentación del informe ‘Infancias Invisibles’ el pasado mes de junio, en el que la ONG ponía el foco en Melilla por vulnerar los derechos de los niños, el responsable de la organización afirma que pocas cosas han cambiado, a excepción de la llegada de más menores. De hecho, según apunta, en el salto a la valla del pasado domingo entraron también 14 jóvenes que aún no han cumplido la mayoría de edad. Save The Children se ha reunido con las autoridades locales para incidir en la necesidad de coordinar esfuerzos entre las administraciones y la sociedad civil para que los niños y adolescentes no acompañados de la calle se conviertan en su principal prioridad.

-¿Cuándo llegaron a Melilla y qué paradas han hecho en la ciudad?
-Llevamos tres días en Melilla. Hemos venido el presidente de la organización, el director general y el director de programas en España. Nuestro objetivo era hablar con las autoridades, conocer en directo la situación de los menores y ver el trabajo que está haciendo nuestra organización en la ciudad.
-En junio presentaron un informe en el que se ponía el foco en Melilla por vulnerar los derechos de la Infancia. Por lo que han podido comprobar en estos días, ¿se ha mejorado en algo desde entonces?
-La cuestión de los menores no acompañados sigue siendo especialmente crítica y es el foco de atención más importante para nosotros en este momento. La situación con respecto a otro momento no ha cambiado. Quizá lo que ha ocurrido es un aumento de las llegadas, y todas las llegadas tienen un componente de menores importante. En este último salto había 14 niños entre las personas que han llegado al suelo español.
-¿Ha observado algún cambio en la respuesta de Bienestar Social ante el conflicto de los menores no acompañados?
-Con Bienestar Social hemos tenido una reunión productiva y hemos percibido una actitud colaboradora y abierta hacia el trabajo de Save The Children. Resumiendo mucho, le hemos trasladado la necesidad de agilizar los trámites documentales de los menores no acompañados, el permiso de residencia y el permiso de trabajo. También hemos abordado la necesidad de reforzar la educación dirigida a los menores no acompañados. Necesitan una oferta formativa que les sirva para el futuro. Hemos incidido en que es muy urgente la situación de los menores no acompañados en situación de calle, así como la necesidad de trabajar juntos para fortalecer la protección de estos niños, darles prioridad y llegar a ellos con estrategias distintas a las que estamos utilizando ahora.
-¿Y cuál ha sido la respuesta?
-Bienestar Social nos ha transmitido que han faltado recursos económicos para poder mantener programas de atención a estos niños, que respondan a sus necesidades. Tanto la consejería como Save The Children entendemos que la educación de calle es la mejor estrategia. Los niños que viven en la calle se parecen mucho en cualquier parte del mundo. La manera de trabajar con ellos es muy diferente a la de cualquier otro tipo de niño. Nosotros hemos subrayado que, sin ninguna duda, son los niños que se encuentran en mayor situación de desprotección de toda España. Necesitamos coordinar esfuerzos la administración autonómica, la administración central y la sociedad civil para poner a estos niños en el centro de nuestras prioridades.
-¿Cómo se podría conseguir?
-Es esencial la tramitación prioritaria de los permisos de residencia y de trabajo de los menores no acompañados. Esos documentos son la llave a la educación, son la llave al empleo. Los propios niños lo dicen. Tampoco conocen cuál es la situación de su documentación y eso les genera muchísima incertidumbre y ansiedad. Es esencial tramitarlos con muchísima más rapidez de lo que se está haciendo. Es esencial que los propios niños conozcan su situación documental y qué pasos van a tener lugar. Hay muchos menores de 16 y 17 años que en este momento no reciben ningún tipo de información. La queja de estos menores nos ha llegado con muchísima insistencia.
-En Melilla se suele mencionar el ‘efecto llamada’, ¿qué opina Save The Children al respecto?
-Mucho más importante que el efecto llamada es el efecto expulsión. Si estos menores emprenden un viaje peligrosísimo y completamente incierto es porque sus condiciones de partida son realmente terribles. Lo que les mueve a venir es el efecto expulsión y no tanto el efecto llamada. Fijémonos en eso como el principal responsable. El temor a un efecto llamada no puede llevarnos a no cumplir las responsabilidades que tenemos para con estos niños. Son menores de edad y jurídicamente tienen derecho a una protección especial.
-También se relaciona mucho a los menores en situación de calle con la delincuencia. Ustedes se han reunido con las autoridades recientemente, ¿qué os han trasladado?
-La organización entiende perfectamente la complejidad que entraña la convivencia con niños que viven en la calle. No es fácil. Ahora bien, en nuestras conversaciones recientes con la Policía nos decían que los delitos cometidos por estos menores son muy pocos y están en un porcentaje muy pequeño. No debemos criminalizarlos. La propia Policía nos trasmitía que la sensación de inseguridad es mayor que la inseguridad real.
-La ONG ha puesto de manifiesto sus dudas acerca de las pruebas de determinación de edad que se emplean en Melilla para deducir los años de estos menores, ¿por qué?
-Las pruebas de determinación de la edad internacionalmente están muy cuestionadas. Tienen un nivel de imprecisión y arbitrariedad muy grande. La organización cree que siempre que un niño tenga documentación de su país de origen, esos documentos son los que deben marcar la edad. El proceso tiene que ser lo más preciso y cuidadoso posible cuando no existan pruebas documentales, porque esa determinación de la edad puede condenar a un niño de por vida. Si es declarado adulto le puede quitar el derecho de protección y educación, dejándolo en una situación de desprotección absoluta. Save The Children trabaja con menores no acompañados en 19 países distintos y este conflicto es igual en todos estos países.
-Antes explicaba que los menores no acompañados se parecen bastante en cualquier parte del mundo. ¿Qué características comparten?
-Normalmente son niños que han vivido circunstancias familiares realmente extremas. Por eso resulta muy difícil institucionalizarlos. Tienen un rechazo frontal a los mecanismos formales de escuela, de reclusión en un centro. El trabajo de recuperación e integración tiene que producirse en la calle, a través de personas que ganen su confianza y, poco a poco, ir integrándolos en estructuras más formales. Pero la incorporación directa de estos perfiles en estructuras formales en ningún país da fruto. Requieren trabajo de educación de calle, de integración progresiva, requieren paciencia, porque son procesos que no son cortos. Pero tenemos que asumir que estos niños vienen de una vida extrema de violencia y de extrema pobreza.

-Una de las necesidades que Save The Children puso de manifiesto en el informe publicado en junio era la agilización de los trámites de las familias que esperan a salir del CETI, algo que cobra fuerza teniendo en cuenta que, en muchos casos, se produce una separación entre los miembros al llegar a Melilla. ¿Se ha avanzado en algo?
-Esto es algo que hemos trasladado directamente al responsable del CETI. Los tiempos de estancia se han recortado y eso es una muy buena noticia. Sin embargo, siguen siendo muy largos. No es un lugar para los niños y hay muchísimos. Por eso los trámites de reagrupación familiar, de examen de su documentación deben ser mucho más rápidos. El tiempo medio de estancia me parece que es un mes en este momento, pero nosotros trabajamos con madres que llevan 9 o 10 meses viviendo en el CETI. Es algo que no puede ser. Las condiciones son de hacinamiento, de convivencia de diferentes nacionalidades, perfiles completamente distintos… No es un lugar para los niños.

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Irene Quirante

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