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Columna abierta

El Nacionalismo Catalán

En éste articulo trataremos de explicar el resurgir del movimiento Nacionalista en Cataluña y su reivindicación independentista fundamentada en Mentiras ,y falsas argumentaciones Económicas. Un nacionalismo es separatista cuando pretende independizarse del estado y nación a la que está unido, con la pretensión de fundar un nuevo estado.

En España, en la actualidad, hay dos nacionalismos que podrían incluirse en estas categorías: el vasco y el catalán. De estos dos el que está en el candelero es el nacionalismo catalán el cual ha iniciado un proceso que tiene como fin último la separación del estado español a través de la proclamación de la independencia.

El primer punto a destacar en este párrafo es el hecho de que los nacionalistas catalanes parten de premisas falsas a la hora de su pretensión de independencia del resto de España.

1.- La primera premisa de la que parten es que Cataluña goza de una singularidad dentro del conjunto de España de la que carecen el resto o la mayor parte, de las hoy denominadas autonomías. La singularidad que parece atribuirse Cataluña es de que existe una nación catalana en el sentido étnico de la palabra que podría ser la base de un pueblo catalán y de un estado catalán.

Con relación a la nación catalana en el sentido étnico de la palabra, habría que decir que ni originariamente, ni históricamente, ni en la actualidad no hay nada que pueda fundamentar la existencia de una etnia catalana única , a no ser que por etnia se entienda la pertenencia a una genealogía familiar común, en este sentido en Cataluña no hay una única familia sino muchas, como ocurre en el resto de España en las que encontramos la genealogía de los Díaz, de los Pérez, de los Aguirre, de los Puyol, de los Balager, de los Serranos etc. etc.

2.- A causa de lo anterior podemos decir que Cataluña, como el resto de las regiones o autonomías españolas , son todas ellas Españas en pequeño, porque en las mismas se encuentran todos o la mayor parte de los elementos que se dan en el conjunto de España: una cultura común que permite que sus integrantes puedan sentirse identificados entre sí, que han compartido durante siglos la misma historia y sus miembros mantienen en el presente, creencias, costumbres, comportamientos sociales similares.

Si hay un argumento que el nacionalismo catalán ha utilizado en los últimos años para sumar adeptos a la causa del independentismo, ése ha sido el económico. Del “Madrid Nos Roba “ a las balanzas fiscales, los partidos políticos secesionistas y sus medios afines han repetido hasta la saciedad el mantra de que una de las claves del continuado declive económico catalán en los últimos 40 años reside en un injusto sistema de financiación, que hace que el resto de España viva de la riqueza de su región.

La Generalidad catalana debe 51.000 Millones de €, más de una cuarta parte del total de la deuda de las 17 autonomías. Es una cantidad equivalente al 25,7% del PIB de la región, una ratio en la que sólo está por detrás de Castilla-La Mancha y Valencia. Por hacernos una idea, Madrid, una región con un peso en el PIB nacional muy parecido, debe 21.960 millones (un 11,7% de su PIB regional).

Eso dejaría al Gobierno de una Cataluña independiente al borde de la quiebra. Porque además, también tendría que hacerse cargo de su parte correspondiente a la deuda del conjunto de España. Y el problema es que su historial no deja mucho margen a la confianza. Desde la llegada del tripartito y luego de Puigdemont, las finanzas públicas catalanas se han hundido. La excusa siempre es el sistema de financiación, pero Madrid, que Aporta más que Cataluña a la caja común y podría erigirse como la gran agraviada del sistema, casi ha mantenido el equilibrio presupuestario durante la crisis, siendo la región que menos déficit ha sumado y menos deuda ha acumulado.

En este sentido, las últimas colocaciones de bonos patrióticos han evidenciado que los inversores no confían en los políticos nacionalistas. Sólo el Aval del Gobierno Central y los fondos de liquidez autonómica (de ese "Madrid" tan odiado) han permitido a Puigdemont colocar su deuda y seguir financiando su escalada secesionista. Los servicios públicos catalanes se pagan gracias a que el Ministerio de Hacienda financia al Ejecutivo de Catalán con una generosidad que no aplica con otras regiones.

A nadie se le oculta que dos de los grandes modelos para el nacionalismo catalán son Escocia y Quebec. El problema es que en lo que hace referencia a su desempeño económico, el independentismo de ambas regiones deja mucho que desear.

Todos los informes sobre la cuestión alertan de la Existencia del llamado Efecto Frontera: esa barrera imaginaria que, incluso en áreas de libre comercio, separa a dos regiones limítrofes de dos países distintos. Vamos, que es más fácil que una empresa catalana venda en Cádiz que en Lyon, aunque la ciudad francesa le quede más cerca y en la UE no haya barreras comerciales.

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