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Vida Universal

El mayor delito colectivo contra la vida

Los animales que son las víctimas de la industria cárnica, llevan una existencia miserable en oscuros y estrechos establos. Por miedo y agresión se mutilan mutuamente y se les exigen condiciones de vida que los hacen enloquecer. Un tercio de las víctimas enferma de todos modos y muere en las granjas que son los campos de exterminio del siglo XXI. Los que sobreviven a la inhumana tortura en los establos sigue el camino al matadero, donde muchos llegan con los huesos quebrados, heridas y hematomas, y allí les espera el martirio final. Un miedo indescriptible se apodera de ellos cuando son empujados a través de estrechos corredores para ser sacrificados. El mayor delito colectivo contra la vida

Los animales que son las víctimas de la industria cárnica, llevan una existencia miserable en oscuros y estrechos establos. Por miedo y agresión se mutilan mutuamente y se les exigen condiciones de vida que los hacen enloquecer. Un tercio de las víctimas enferma de todos modos y muere en las granjas que son los campos de exterminio del siglo XXI. Los que sobreviven a la inhumana tortura en los establos sigue el camino al matadero, donde muchos llegan con los huesos quebrados, heridas y hematomas, y allí les espera el martirio final. Un miedo indescriptible se apodera de ellos cuando son empujados a través de estrechos corredores para ser sacrificados.

Los animales en los laboratorios son sometidos a torturas innecesarias, se les enferma, opera, trasplanta, amputa e inyecta veneno o se atraviesan sus cerebros con varillas metálicas. Anualmente se exterminan 300 millones de animales en todo el mundo por medio de experimentos. Por otra parte millones de animales que viven en libertad en bosques y campos son acechados y matados.

El hombre se baña en la sangre de los animales para saciar su apetito por la carne, y en la caza su deseo de matar. A la mayoría esto les parece natural, pues piensan que los animales están para que los matemos y comamos. Así lo quiere la tradición que nos impide reconocer cuán monstruoso es el régimen de terror que el hombre ejerce en esta Tierra. Si no hubiésemos adormecido nuestra conciencia notaríamos que se trata de un delito colectivo de dimensiones cósmicas, que no quedará sin consecuencias para el desarrollo de la humanidad.

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