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Carta del Editor

El funcionario querellado, por fin

melillahoy.cibeles.net fotos 1788 pagina 3

En España, los políticos, gobernantes y coaligados, han apostado por lo que es más socialista e intervencionista, por aumentar impuestos (especialmente el de sociedades), por reducir gastos en infraestructuras y Defensa, por aumentar los gastos en programas de Bienestar Social, por incrementar el intervencionismo público, en suma, por decidirse por lo que consideran que es más fácil de vender y más populista, pero mucho me temo que los malos, inevitablemente malos, resultados de tamaño error y el sufrimiento provocado a la mayoría de los ciudadanos -especialmente a los más necesitados- van a ser pronto muy difíciles de explicar. Pan para hoy (quitándonos más dinero) y hambre para mañana (sin disminuir el gasto público), en resumen. Leo la revista Forbes, edición española en la que publica una lista de los españoles más ricos en 2016. La encabeza, con enorme diferencia sobre el segundo, Amancio Ortega, fundador y accionista mayoritario de Inditex, la empresa española de bandera en los mercados nacionales e internacionales. Con un patrimonio en 2016 de 71.000 millones de euros (hoy ya muy superior) el gallego Amancio Ortega es el segundo hombre más rico del mundo, tras el fundador de Microsoft. Lo que ha logrado, partiendo prácticamente de la nada, es, o al menos debería ser, un orgullo para España y los españoles, además de un respiro para nuestra voraz Hacienda Pública, a la que aporta más de 800 millones de euros anuales. Amancio Ortega, un hombre siempre a la sombra, ha demostrado que es cierto eso de "sí se puede", que desde España también se puede ser líder mundial, que España puede crecer y desarrollarse nacional e internacionalmente.

La tercera persona más rica del mundo es el gurú de los inversores, el venerado norteamericano Warren Buffet. Buffet, a través de su empresa de inversión, Berkshire Hathaway, tiene acciones de los principales bancos norteamericanos, Bank of America, Golden Sachs, Wells Fargo, etc. Tras la victoria de Trump en las elecciones presidenciales, los bancos se han revalorizado en torno al 20% y Buffet, sólo con eso, ha aumentado su fortuna en 5.570 millones de euros. Lo curioso es que él había apostado y apoyado -personalmente con cientos de miles de dólares- a Hillary Clinton. La conclusión obvia es que los grandes gurús también se equivocan, aunque los que son tan grandes como Buffet, resulta que sus equivocaciones, en vez de empobrecerles, les enriquecen.
¿Por qué se han revalorizado los grandes bancos norteamericanos, y, como consecuencia, se han enriquecido muchos norteamericanos, accionistas grandes o pequeños de esos bancos, tras la sorprendente victoria de Trump?. Los analistas encuentran la explicación en las cuatro patas de la política que el próximo presidente de EEUU ha anunciado: Reducción del IRPF y del tipo máximo del Impuesto de Sociedades (del 35% actual al 15%); Aumento del gasto en infraestructuras y en Defensa; No tocar los programas de Bienestar Social; Reducir las regulaciones (o sea, reducir la intervención pública en la vida de los ciudadanos). Entre los dos modelos posibles, el socialista o el de la libertad, Trump -una persona vituperada, a veces con toda razón, hasta el extremo- ha apostado, en general, por el segundo modelo, el de la libertad, y los resultados ya se está viendo los que son, los que cabe esperar cuando se apuesta por tal tipo de modelo.

En España, los políticos, gobernantes y coaligados, han apostado por lo que es más socialista e intervencionista, por aumentar impuestos (especialmente el de sociedades), por reducir gastos en infraestructuras y Defensa, por aumentar los gastos en programas de Bienestar Social, por incrementar el intervencionismo público, en suma, por decidirse por lo que consideran que es más fácil de vender y más populista, pero mucho me temo que los malos, inevitablemente malos, resultados de tamaño error y el sufrimiento provocado a la mayoría de los ciudadanos -especialmente a los más necesitados- van a ser pronto muy difíciles de explicar. Pan para hoy (quitándonos más dinero) y hambre para mañana (sin disminuir el gasto público), en resumen.

Una muestra de hasta qué punto hemos llegado de despilfarro de dinero público, de mal uso del dinero quitado por la fuerza a los españoles, se puede comprobar en uno de los wasap que me han enviado esta semana, con el título de "El recorte que pide Bruselas y toda España…a gritos". En nuestro país hay, por ejemplo: 650 Diputados y Senadores; 1.206 Parlamentarios Autonómicos; 8.112 Alcaldes; 65.896 Concejales; 1.031 Diputados provinciales; 970 Cargos de confianza en Diputaciones; 40.000 políticos contratados como cargos de confianza; 131.250 políticos empleados en empresas públicas: 4.800 personas colocadas en Consejos económicos y asesores; 65.130 sindicalistas liberados; 31.210 representantes patronales; 870 colocados en Consorcios; 430 en entidades de publicaciones públicas; 860 en entidades de conservación del patrimonio; 8.260 en cargos de designación directa en el sistema sanitario y otros 9.390 en el sistema educativo; 7.200 en seguimiento de medios de comunicación y gabinetes de prensa; 2.105 en protección medioambiental; 2.330 en organismos de prevención de la violencia doméstica….y así hasta un dantesco total de 445.568 colocados públicos. Un despilfarro monumental…. e intocable, según demuestran los hechos. Cambiar votos cautivos por despilfarro, y, en la mayoría de los casos, ineficacia pública, tiene esa consecuencia (la de aumentar la presión fiscal a los ciudadanos y empobrecerlos). El economista Kelvin Throop lo resumió muy bien: "Si la gente se comportara como los Estados, llamarías a la policía". Pues eso.

La situación de Melilla no difiere demasiado de la del resto de España, en lo que a asfixia proveniente de lo público se refiere. Incluso la asfixia local es peor que la nacional. Y cuando lo afirmo no me baso en razonamientos ideológicos o teóricos, me baso en la pura praxis, en mi propia experiencia. Como escribió el gran Friedrich Hayek "todos los monopolios son indudablemente antieconómicos, pero la máquina burocrática estatal (el monopolio estatal) lo es todavía más" y en Melilla hay un casi monopolio público, lo que produce una ineficiencia enorme y unos constantes abusos, protagonizados por algunos funcionarios o empleados, que, sin duda y (ahora) en forma de querella contra los responsables de los abusos, exigen una respuesta de los ciudadanos gravemente afectados, caprichosamente dañados y largamente impagados. Una respuesta que, hasta ahora, nadie se había atrevido llevar a cabo, pero que, como recogió nuestro periódico el viernes, inició un empresario local presentando una querella contra un funcionario por presunta prevaricación administrativa. Es más que probable que sea buena esta iniciativa, para terminar con unas prácticas que, durante demasiado tiempo, han causado mucho daño a muchos melillenses. Y es de justicia animar a los que ahora, en la Hacienda local, están luchando para terminar con esas prácticas caprichosamente retardatorias y generalmente abusivas e injustas.

Y hablando de ineficacia, ¿alguna vez se identificará a los que encargaron la quema de mi coche en la puerta de mi casa, atentado producido hace más de un año, concretamente dos días después de la publicación en nuestro periódico de un articulo en el que unos guardias civiles criticaban a otro?

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