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De España a la Federación de Repúblicas Socialmarxistas

Pedro Sánchez dice mirar al infinitamente lejano 2050, cuya única similitud con el pasado y el presente será que él, Sánchez, seguiría siendo el presidente de lo que quede de España o como se llamara entonces su deseada Federación de Repúblicas Socialmarxistas (o Bolivarianas), en la se habría convertido la que fuera antaño gran España.

Es más que previsible que surjan aquí otros partidos que compitan directamente con la actual Coalición por Melilla, cada vez más desorientada y con más enemigos interiores.
Anomalías electorales: Según el último Barómetro de GAD para el diario ABC, PP y Vox obtendrían la mayoría absoluta en las elecciones generales. Y con la rabia y la animadversión provocada por el Gobierno actual no es de extrañar que PP y Vox terminen sumando aún más votos y diputados antes de las elecciones de 2023.

Del análisis de esa estimación de voto se evidencian, también, algunas de las notables anomalías de nuestro actual sistema electoral, anomalías que nos sumergen en el caos político y poco democrático -cada persona, un voto, y todos los votos tienen el mismo valor- que padecemos. Por ejemplo y conforme a los resultados previstos por el Batómetro antes citado: que Ciudadanos, con el 3,3% de los votos lograría 3 diputados, mientras que el partido republicano catalán (ERC) con menos votos, solo con el 3%, conseguiría ¡13 diputados!, y otro partido separatista catalán, JpC, con el 2,4% de los votos totales españoles, tendría 8 diputados en el Congreso de España, el país que, dicen, “les roba” y al que pretenden romper/destruir. Evidentemente, el voto de una persona que vota en Cataluña “vale” hoy, en España, más de cuatro veces más que el del que vota en Madrid, o en Andalucía, por citar solo dos ejemplos.

Evitar que quienes te pretenden destruir lo consigan es, o debería ser, un objetivo principal y prioritario de los que gobiernan y presiden un país, pero no es el caso de Pedro Sánchez, que precisa de los votos de los separatistas varios para conseguir mantenerse en el poder. Por eso ahora, como también ocurrió antes, no se intenta modificar el sistema electoral español, que nos lleva al desastre político general.

Para ilustrar gráficamente tal anomalía y sus consecuencias, vuelvo a insertar en esta Carta la genial viñeta -obra de MB- que incluimos en mi Carta del domingo último, y sugiero que la analicemos atentamente. Pedro Sánchez, con la dramática situación en la que hoy en España -en gran medida por su culpa- nos encontramos, mira -o quiere hacernos creer que mira- no hacia el triste hoy, ni al oscuro mañana, sino al infinitamente lejano 2050, cuya única similitud con el pasado y el presente será -según los deseos de Sánchez y lo que la viñeta indica- que él, Sánchez, seguiría siendo el presidente de lo que quede de España o como se llamara entonces su deseada Federación de Repúblicas Socialmarxistas (o Bolivarianas), en la se habría convertido la que fuera antaño gran España.

El futuro del PP y de CpM
Es evidente que el PP sube en España y, previsiblemente, en Melilla. Un pre requisito a tener en cuenta: la capacidad de regenerar ilusión y recuperar votos en el electorado del centro-derecha, algo que, con la debacle de Ciudadanos, ya ha empezado. Si nada cambia, todo seguirá igual, y el que no lo vea es que está en la inopia -que no se entera de nada de lo que sucede alrededor suyo- lugar donde suelen acabar muchos de los inquilinos del poder.

Un factor a considerar: La mayoría de la población de Ceuta y Melilla ya es marroquí o descendiente de marroquíes, si las proporciones de los 50 apellidos más frecuentes entre los recién nacidos en ambas ciudades son extrapolables al conjunto, como bien me señala el melillense y gran historiador y periodista que es Miguel Platón, quien concluye: “cabe suponer que ya hay en las dos ciudades una amplia mayoría de población magrebí”, debida a “la suicida infecundidad de los españoles/cristianos y a las facilidades extremas dadas a la inmigración en los últimos 45 años, que han dado un vuelco radical a Ceuta y Melilla, a favor de Marruecos”.

Eso es cierto, aunque, de cara a las hoy todavía lejanas elecciones locales, mayo 2023, evidentemente no es lo mismo población total que población votante y mayor de 18 años, y las proporciones de votantes de origen español y de origen marroquí es hoy, y seguirá siendo en 2023 y aún después, muy diferente a la del número de nacimientos, tanto en Melilla como en Ceuta. Tampoco es previsible que una determinada etnia vote a un solo partido. Ni siquiera es previsible que haya solo un partido para cada etnia. De hecho, CpM no representa ahora políticamente, aunque lo pretenda, a todos los musulmanes melillenses y es más que previsible que surjan aquí otros partidos que compitan directamente con la actual Coalición por Melilla, cada vez más desorientada y con más enemigos interiores.

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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