Buscando algo diferente a lo que me encontré en mi librería personal, tropecé con la enciclopedia Dalmáu Carles del año 1965; no me sorprendió mucho ya que antes siempre he sido aficionado a comprar libros de segunda mano, por cierto que debí de pagar según indicaba un apunte a lápiz, 25 € (4.159 Ptas), pensándolo fríamente hice el paleto.
Pero es la causa que me pongo a hojear esta buena enciclopedia, separo con discreción aleatoria las páginas y me da lo siguiente en la Historia de España. El por qué los insuperados Reyes Católicos decidieron lo que sigue, dice así: Los moriscos que se quedaron en tierra hispana después de la rendición de Granada formaban una importante masa que no ofrecía garantías suficientes para la seguridad de la España cristiana, por temerse que conspiraran. Ello obligó a los Reyes Católicos y al Cardenal Cisneros a expulsar del suelo español a todos los moriscos que no quisieran bautizarse.
Lo curioso es que antes, y después de la liberación de Granada, se había efectuado la expulsión de los judíos por temer pudieran fomentar otra invasión. Esta versión no la encajo con la invasión militar sarracena de Tarif y Muza ya que el Conde Don Julián dejó puertas abiertas a éstos por estar ofendido con Don Rodrigo, al haber "congeniado" éste con su hija.
Estas evoluciones hoy no se tienen en cuenta ya que los asilos políticos, los "humanismos" de logia, ambiciones particulares y otros derechos externos, admiten la invasión callada por la tolerancia de un pueblo confundido en su personalidad, admitiendo sabiamente la perdida de sus propios derechos sin exigir obligaciones nacionales, lo que ayuda a la explotación.
Por eso hoy en día tienen amarradas sus muñecas al democrático voto, del cual dependen ante la universalidad de los derechos humanos emanados de la Carta de las Naciones Unidas. Y yo me pregunto, si no hay "nación" unida que respete la soberanía nacional y en consecuencia a sus ciudadanos, sean los que fueren, qué debemos hacer sobre todo en época de unas plurales ideas y decisiones democráticas, más aún cuando los intereses partidistas han demostrado tan poca nacionalidad en sus pactos pasados, donde ha primado más el regionalismo camino de las cavernas. Hoy, si hubiere tanta tolerancia ante tanta depresión a lo nacional qué hariamos, ¿cruzarnos de brazos? o saber votar en el presente camino del futuro… No nos valen tolerancias que socaben ¡nuestra! Nación con permisibilidades impuestas, haciéndonos parachoques de la U.E. del Norte ¡No! Jamás (con jota) podremos tolerar un abuso externo de tanta índole, sea por las buenas o por las malas. Bastante tuvimos con Hipercor o Atocha, como para dejar que esto se hinche sin mayor control. Si alguien quiere darse golpes de pecho que se los de en la iglesia. Y tengan en cuenta que de una patera pirata tiraron al agua a los 13 cristianos (también negros) que iban en ella… O sea, votemos realidad nacional y por supuesto limpia de polvo y paja. La ciudadanía que piense en español no debe de tener dudas tenga la creencia que tenga y la empresa nacional tampoco fabricando en España, y el partido nacional que salga o salgan han de tener la cosa nacional por encima de todo. Ojo, que luego vienen las nacionales… Y estas no son para cortijos o dehesas, torres o caseríos y terruños.
