A orillas del Danubio, en el imponente castillo de Bratislava (Eslovaquia), los días 16, 17 de septiembre han celebrado una Cumbre los 27 jefes de Gobierno de los países miembros de la U.E., con ausencia de Gran Bretaña, para analizar las cuestiones que inquietan a U.E. entre las que destacan los efectos del Brexit, la crisis de los refugiados y el crecimiento económico.
Ciertamente, Europa está en una encrucijada en el sentido que da la tercera acepción del diccionario de la RAE: “situación difícil en que no se sabe qué conducta seguir”. Las circunstancias han hecho coincidir problemas internos y externos como los de Ucrania, Siria, Iraq, etc. que generan dudas sobre qué políticas acometer pero, los asistentes a la Cumbre han ratificado su voluntad de avanzar en la construcción europea. En efecto, el proyecto europeo es apasionante, responde al deseo de vivir en paz tras dos guerras europeas, atiende conveniencias económicas y, actualmente, hay un factor nuevo y estimulante cual es que los jóvenes europeos tienen gran sentido europeísta frente a otros ciudadanos de mayor edad que han sido atraídos por el euroescepticismo. Las causas del antieuropeismo, que alimentan con gusto los populismos de derecha e izquierda, son fundamentalmente, dos: a) Los movimientos migratorios en Europa que han generado incertidumbre en algunas personas en relación al empleo y la cobertura del bienestar actual y b) la cuestión de los refugiados, que crea inseguridad y temor por su falta de deseo integración social.
Los miedos a los movimientos migratorios han potenciado a partidos eminentemente antieuropeos y anti Euro como son el AfD de Alemania, el de Le Pen en Francia, otros en Holanda, Hungría y el partido UKIP de Gran Bretaña que ha sido el motor del Brexit. Los tres temas europeos citados merecen una reflexión:
1.- La votación favorable al Brexit se debió básicamente a la cuestión migratoria, al permanente euroescepticismo inglés y a su continua insatisfacción con Bruselas (el cheque británico). Pero hoy es una cuestión aceptada y la salida efectiva de Gran Bretaña (Brexit) se ha de producir en el plazo de 2 años desde que el Gobierno británico presente formalmente la solicitud de salida; y, según parece, la presentará en Enero 2017. A partir de ahí Gran Bretaña dejará de aplicar la normativa europea y aplicará su ordenamiento interno.
Dijo la primera Ministra Sra. May: “Brexit is Brexit”, para remarcar que su gobierno asume el resultado del referéndum que convertirá “legalmente” a Gran Bretaña en un país extraño para la Unión Europea; así, se aplicarán los aranceles y controles comerciales y sobre movimientos de capitales incluso antes de que se firmen nuevos Tratados UE-GB; ello causará daños económicos sobre las empresas acostumbradas a la actual libertad comercial (aduanera) y financiera (movimientos de capital). No serán efectos livianos y ya se notan en el sector inmobiliario de Londres al haberse retraído la compra venta de inmuebles y reducido los elevados precios de alquiler de viviendas y oficinas. También el Brexit afectará al ámbito personal de los ciudadanos de ambos lados del Canal de la Mancha al desaparecer la actual libertad de circulación de europeos, salvo acuerdo al respecto.
2º.- La crisis de los refugiados en Europa se ha originado y desarrollado por errores cometidos en la política europea de fronteras y está influyendo de forma trascendental en los resultados de las elecciones internas de cada estado europeo. Evidentemente, el problema de los refugiados es global, la ONU está trabajando en ello y todos los países deberían implicarse para acabar con las guerras que causan la huída de tantos ciudadanos de Siria, Iraq, Afganistán…así como para recibir ordenadamente a los refugiados. Pero, es una realidad, que ha sido Europa la región más humanitaria pero que ha permitido, de forma descontrolada, la entrada masiva y a veces violenta de refugiados. Esto no ha gustado a muchos europeos y alimenta el antieuropeismo. En Alemania el partido CDU de la Canciller Sra. Merkel está perdiendo votos en cada una de las elecciones en los Länder por esa política de puertas abiertas que parte de la población ha estimado excesiva e irreflexiva y que su gobierno ha rectificado. Las recientes elecciones de BadenWurtemberg, en Mecklemburgo-Pomerania Occidental y en Berlín han deparado a la CDU grandes pérdidas de votos.
En las elecciones regionales de Berlín del 18 de septiembre el partido CDU, de la Sra. Merkel, ha perdido el 5% de los votos, pasando del 23,4% de los votos obtenidos en 2011 al 18% mientras que AfD (Alternativa para Alemania) ha entrado en el Parlamento con el 12% de los votos. Este partido, populista de derecha, presenta tintes antieuropeos, antiinmigración y, especialmente, se opone a la recepción de refugiados. Precisamente, el 19 de septiembre se ha celebrado una cumbre sobre refugiados en la ONU en la que ha intervenido el Rey de España que ha dejado claro que se trata de una cuestión internacional y que los acogidos han de respetar las leyes y las costumbres de los países receptores.
3º.- La necesidad de impulso de la economía europea se debe al crecimiento reducido entorno al 1%-1,5% del PIB en los distintos países europeos; crecen más algunos países del Este y, España, que sigue creciendo en 2016 al 3%, casi análogo a 2015 a pesar de la penosa incertidumbre política.
Pero este crecimiento económico europeo es pequeño para la creación de empleo necesaria y, ello, a pesar de la política monetaria del Banco Central Europeo que está haciendo múltiples esfuerzos para la reactivación de la economía europea manteniendo tipos de interés “negativos” y dando liquidez ilimitada. Evidentemente, faltan decisiones para animar la inversión de capital privado, motor del empleo, y para estimular el consumo privado, pero, para conseguirlo, hay que dar esperanza de beneficio a los inversores; además, el estado de bienestar en muchos países europeos y las grandes administraciones públicas exigen gran gasto público y su correspondiente esfuerzo fiscal que debería ser objeto de limitación.
CONCLUSIÓN: La Unión Europea se encuentra en una encrucijada a causa del Brexit, de una errónea-laxa política fronteriza con los refugiados y por el escaso crecimiento económico pero, como Europa ha demostrado en otras ocasiones, sabrá seguir avanzando. Ya se están rectificando los excesos cometidos en la política de refugiados que ayudará a frenar el peligroso populismo nacionalista. El proyecto europeo es apasionante y, es una garantía de paz y progreso para los ciudadanos, es decir, para nosotros.
