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Carta del Editor

Corromper y corrupción

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“Para ayudar a la identificación de escritores y filtradores de Lisbeth Salander nada más revelador que el brusco cambio del asqueroso perfil, que pasó de la defensa a ultranza del PPL y el ataque soez a cualquier persona que defendiera algo del Gobierno del PP, a los ataques a la cúspide del mismo partido, el PPL impulsor de los ataques, cambio que, curiosamente, coincidió con la disputa anunciada de una de las detenidas en la reciente operación policial, María Nieves Vida, por la presidencia del PPL, con Ignacio Velázquez” Petros Márkaris, un griego nacido en Estambul, es el más célebre, con toda justicia, autor griego de novelas policíacas, protagonizadas por el comisario ateniense Kostas Jaritos. La última novela de la "serie Jaritos", "Pan, educación, libertad", se publicó en España a finales del año 2013 y la escribió Márkaris cuando ya estaba esa crisis, que tanto negó Zapatero, en plena ebullición y cuando azotaba muy especialmente al país del escritor, Grecia, que, como el mismo Márkaris recoge en su novela, dilapidó hasta extremos insospechados el dinero que recibió de la Comunidad Europea y país que, aún más que España, vivió muy por encima de sus posibilidades.

En su última novela Márkaris emplea la ficción de que los políticos griegos, presionados por la inacabable oleada de huelgas y manifestaciones populares, han decidido dejar de utilizar el euro, como España e Italia, y lo han sustituido, en el caso griego, por el antiguo dracma. Además, y ante la profundidad de la crisis y la carencia de dinero, no sólo los griegos que trabajan en la empresa privada se han quedado, en su inmensa mayoría, sin trabajo y ya no pueden cobrar paros ni subsidios, sino que la clase privilegiada, los funcionarios (incluido el comisario Jaritos) tampoco pueden cobrar, más allá de una semana por mes trabajado y con meses de retraso. Caso muy diferente del de Melilla, pongamos a título de ejemplo, donde los trabajadores de las empresas privadas proveedoras del omnipotente Ayuntamiento (o Ciudad Autónoma) pueden quedarse sin cobrar sus salarios, no así los que trabajan en la Ciudad, y menos en estos tiempos navideños, en los que los empleados públicos, no los de las empresas privadas que sin dinero no podrán ir a ninguna parte, tienen todo el derecho a "disfrutar" de vacaciones en estas fechas tan entrañables y familiares, sin tiempo que perder en dedicarlo a poder pagar lo que se debe a los empleados privados.

Hay otros pasajes en "Pan, educación, libertad", una novela muy entretenida e ingeniosa, que parecen dedicados también a España y muy especialmente a Melilla. Cuando escribe sobre los inmigrantes, por ejemplo, y su deseo, dada la catastrófica situación económica de Grecia, de regresar a sus países de origen. Si fuera un "sin papeles" lo habrían recluido en un centro de refugiados (tipo el CETI local) donde esperaría que le llegara dinero de la Unión Europea, con el que el Estado griego le compraría el billete de vuelta a su país, pero si es un inmigrante legal, con todos sus papeles en regla, no recibirá ni un céntimo de nadie. U, otro ejemplo, cuando habla de los enlaces sindicales y el comisario Jaritos le pregunta a la encargada de la oficina del sindicato cuántos años hacía que un determinado enlace llevaba trabajando en su departamento, y esta le contesta que "eso de que trabajaba es un decir, porque los sindicalistas de la Administración no trabajan, su tarea consiste en defender los intereses y los derechos de los funcionarios" y confiesa que el sindicalista sobre el que el comisario indagaba hacía el siguiente horario: "fichaba a las nueve de la mañana y a continuación se iba, y volvía a las nueve de la noche para fichar el fin de su jornada laboral. Y las horas que excedían el horario del convenio se le contabilizaban, y pagaban, como horas extra".

Corrupción. El Rey Felipe, en su primer mensaje de Navidad y en el que ha mostrado indudables mejores maneras que su padre y antecesor en el reinado, ha hablado con rotundidad de que no debe haber tolerancia con la corrupción y, aunque ya se sabe que es más fácil hablar que actuar, bien está lo que bien se dice. Miro el diccionario de uso del español de María Moliner y define la corrupción como la acción y el efecto de corromper(se). Corromper: alterar, descomponer; cambiar la naturaleza de una cosa volviéndola mala; hacer moralmente malas a las personas o las cosas; hacerse inmoral una persona; quebrantar la moral de la administración pública o de los funcionarios.

Corrupción, la acción y efecto de corromper, hay mucha en España. Quizás siempre la ha habido, pero ahora se habla más de ella, se denuncia más, se juzga más en los juzgados y en la calle, con los ciudadanos justamente indignados ante la aireada extensión de esa lacra social. Hay corruptos identificados, que una y otra vez aparecen en los medios de comunicación. Urdangarín es uno de ellos, un presunto corrupto que aprovechó su relación familiar con la Casa Real para alterar la naturaleza de una relación con la administración pública. Y hay muchos más, visibles e identificados, pero quizás los peores, los más cobardes, los más despreciables: son esos corruptos que, como se acaba de identificar en Melilla, se dedican a corromper escondidos en el anonimato (hasta ahora) de las redes sociales y buscando una rentabilidad política y económica que no consiguen alcanzar utilizando métodos democráticos y limpios.

Lo que, por fin, se está descubriendo bajo el perfil Lisbeth Salander en las redes sociales es, plenamente, tarea de corruptos y resultado de corrupción. La calificación inicial que la Justicia ha imputado a los primeros cinco detenidos, la de presuntos delitos de "descubrimiento y revelación de secretos" y el de "pertenencia a organización criminal", está plenamente justificada, como la existencia de documentos que deberían haber sido secretos y que han sido revelados, filtrados, por funcionarios o empleados públicos a los que se intenta, y espero que se logre pronto, poner cara y nombres, documentos que dieron lugar a esa sucia "predicción" que hacía la repugnante Salander sobre las actuaciones policiales y judiciales dirigidas contra los identificados, por la cúspide del PPL, como amigos del PP o contra miembros del Gobierno de ese partido.

Corromper: alterar; cambiar la naturaleza de una cosa volviéndola mala; hacer moralmente malas a las personas; hacerse inmoral una persona; quebrantar la moral de la administración pública o de los funcionarios. Eso es lo que han hecho en Melilla, durante mucho tiempo, los que se escondían bajo el perfil Salander. De manera impune, hasta ahora. Y para ayudar a la identificación de escritores y filtradores nada más revelador que el brusco cambio del asqueroso perfil, que pasó de la defensa a ultranza del PPL y el ataque soez a cualquier persona que defendiera algo del Gobierno del PP, a los ataques a la cúspide del mismo partido, el PPL impulsor de los ataques, cambio que, curiosamente, coincidió con la disputa anunciada de una de las detenidas en la reciente operación policial, María Nieves Vida, por la presidencia del PPL, con Ignacio Velázquez, convirtiendo, una vez más y como es hábito entre los dos implicados, a íntimos amigos en odiados enemigos, mutación que, por ahora, ha terminado con la expulsión de M.N. Vida del partido de Velázquez y con este, como es su costumbre, poniéndose de perfil, como si nunca hubiera conocido ni a la Vida ni a la Salander. Más corrupción.

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