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El candil

Como siempre

Intento contarles algo que se salga de esa mi obsesión que trata de la honradez política, y esta causa de mis años pasados, quizás por el ejercicio sindical altruista y de todo corazón por aquel sueño en un Estado Nacional y sindicalista, desde la moral escrita del catolicismo que nos hacía cumplir aquello de “haz el bien y no mires a quién”, cuestión que a veces nos hacía olvidar nuestras necesidades y obligaciones para con nuestra familia, pasado que ya no vuelves a recuperar para rectificar tiempo y en el tiempo.
Pero no es esta locución, aunque sea expresada en escritura, la que persigo; no, es ese otro cuento de la vida que te hace reaccionar de forma y manera que, te hace creer, eres un “chaval” y claro está que luego vienen los achaques. Lo haces instintivamente, te sale del alma la espontaneidad, no piensas, ya que solo quieres alcanzar el objetivo de ese momento aunque sean cinco o seis segundos. Pero en esos segundos o mejor dicho, en los segundos siguientes ¡piensas!, piensas que debieres de haber pensado antes el deseo que te salió del alma. Y no estoy diciendo o dando a entender de algo sensual o sexual de deseo ¡no!, porque este, como la vida misma, pasa y pasa y cada vez queda más lejos, no, ya no existe aquello tan sexi de “aquí te pillo aquí te mato” amorosamente se entiende, eso eran otros tiempos, hoy somos más demócratas, y por eso ya no existe el macho aquel que inflando la pechera cantaba a la mujer, no, hoy solo lo hacen los pájaros; claro que, será hasta que llegue la “cracia” sin demo, pero menos llena de prohibiciones, de números de teléfonos y de derechos, de esos derechos escritos que te atan las manos para romperle la cara al cabrón de turno que no solo ha osado, sino que abusó del toqueteo de culos y pecho de la solitaria de turno; y claro está, hay que demostrarlo.

Pero a lo que iba, que por la edad tú ya no puedes realizar el deseo de ser justiciero ante tanta mierda como hay. No, ahora solo podrás “ejecutar” tu deseo de coger la COA que se te escapa por un segundo, y gracias a la bondad de la conductora no la pierdes, así que haciendo una exhibición deportiva echas la “carrerita” todo ilusionado y te das cuenta que las rodillas te pesan un montón, y como que no le das importancia haces tu pinito, pones tus manitas al pecho y piensas que ¡estás corriendo la Vallecana! Cuando vas a subir a la plataforma de la COA, no tienes más remedio que respirar hondo, por aquello de que no te vayas a quedar clavado a la calzada… Pero todo sea por el gabinete de Fisioterapia que, está logrando me vayan funcionando desde la escápula al acromion, pasando por clavícula y cabeza del húmero, en una palabra ¡desgaste! Y ahí tienen ustedes al grupo fisioterapeuta, los que van cambiando y apareciendo por horas, días o semanas; se han apuntado a mi concierto el técnico Javier “el madriles”, Sandra la sensata germana de manos de terciopelo, y Dunia, una joven afrocubana de trenzas múltiples a lo afro, y que me mira de soslayo relamiéndose, como si ya me tuviera en el caldero y rehogado quisiera descoyuntarme, ya les contaré. Por lo demás, sigo aguantando tensiones hasta el cuello y dolores de bíceps, así que de pulsos nada de nada. Veremos si no termino con infiltraciones. Y encima, éstos calores que a las cuatro y media son reflejos de intensos soles…

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