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Comienzan las estrategias electorales. ¿Estado de bienestar o bienestar personal?

Tic Tac

El “tic tac” es un recurso muy utilizado en El Chiringuito, el exitoso programa deportivo de Josep Pedrerol en la cadena Mega que traspasa fronteras y es seguido en muchos países del mundo, especialmente los de habla hispana. Lo suelen utilizar en el programa para anunciar y/o dar emoción a la cuenta atrás para una noticia, fichaje o evento importante e inminente.

Pues el “tic tac” electoral ha comenzado y los partidos y sus aparatos de propaganda, unos con más convicción o desvergüenza que otros, van dejando ver sus estrategias para conseguir sus objetivos.

Viendo, leyendo y escuchando lo que oigo (oír es captar ondas sonoras, escuchar es interpretarlas) parecen claras las estrategias de los partidos nacionales de cara a las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo de este año, que se pueden resumir de la siguiente forma:

El PP parece querer centrarse en cuatro vías de ataque: 1) En los estropicios que han provocado y provocarán las leyes aprobadas por Pinocho y compañía, con especial incidencia en la del “si es si”, en la supresión de la sedición y en la de la modificación del delito de malversación; 2) En las constantes cesiones a los nacionalistas que hacen que haya españoles de primera (los nacionalistas) y de segunda (los demás); 3) En la ingente cantidad de impuestos con que el gobierno actual (pese que repitan como un mantra que nos los bajan) machaca a la mayoría de los españoles (España, desde que gobierna Pinocho Sánchez, está un 52% por encima de la media europea en el esfuerzo fiscal de los ciudadanos); 4) También incidirá el PP en que los datos económicos no son tan buenos, por desgracia, como pregonan el PSOE y sus socios.

Vox, que parece un poco desinflado últimamente, tiene una estrategia muy parecida a la del PP, pero con algunos matices más duros en la defensa de la integridad de España, en la lucha contra la inmigración ilegal, en su posición contra el aborto o en la defensa de la propiedad privada y las empresas como fuente principal de la riqueza de un país (en esto último es en lo que más cerca están del PP).

PSOE y Podemos tienen una estrategia conjunta/común que, según se acerquen las elecciones, querrán hacernos creer que son dos diferentes. Estos serán los mantras que  nos repetirán, hasta la extenuación, Pinocho, sus guiñoles y sus medios afines: 1) El miedo a la derecha que sólo favorece a los ricos y corta los servicios públicos; 2) Alusiones constantes a sus subidas (con el dinero que, vía impuestos, nos quitan a todos) a los pensionistas y empleados públicos; 3) Ensalzamiento de sus subvenciones varias (que muchas veces no llegan) que buscan estómagos, muchas veces de vagos, agradecidos; 4) Querer convencernos de que la situación económica es mucho mejor de lo que es (no hablarán, evidentemente, de un mercado dopado, del IPC subyacente disparado, de los muchos nuevos impuestos, etc.).

¿Estado de bienestar o bienestar personal?

¿Prefiere usted manejar su dinero o que otro lo maneje por usted? La gran mayoría de las personas, por no decir todas, prefieren manejar su dinero antes de que un tercero lo haga por ellas.

“Para todo problema humano hay siempre una solución fácil, clara, plausible y equivocada.” Henry Louis Mencken. La respuesta a la pregunta del enunciado no es fácil, pero Pinocho y sus socios le dan una respuesta fácil (y equivocada): El estado del bienestar esta por encima del bienestar personal. El problema es que, para conseguir el estado del bienestar que propugna Sanchez y sus comunistas, es necesario esquilmar a empresas, autónomos y, especialmente a la sufriente clase media.

No deberíamos dejar que nos esquilmen, nos dejen al borde de la pobreza y con una dependencia total de nuestro Estado benefactor (encabezado por el dadivoso mayor del reino, Pedrito), para conseguir una sanidad pública gratuita y superdotada (es decir, dotada de todos los medios materiales y humanos necesarios) para todos, una educación gratuita y de calidad infinita, subvenciones para los más necesitados (correctas) o para los que prefieren no trabajar (incorrectas), etc.

Si todo es público, también lo será nuestro dinero y nuestros bienes. El esfuerzo, la valía o el trabajo pasarán a no importar (como ocurría en la URSS o ahora en Cuba y otros países comunistas).

Debe haber cosas públicas (la sanidad y la educación son un claro ejemplo), pero estas deben tener una dimensión y financiación que no suponga que una parte, no muy grande, de la población mantenga un chiringuito para el resto.

No queremos tantas cosas públicas si supone hacernos más pobres. Que la sanidad o la educación sean gratuitas para los que no tengan medios es algo lógico, pero para el resto debe de haber ciertos pagos para que no tenga el Estado que esquilmarnos a todos.

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