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Comandancia General de Melilla. Medalla de Oro de la Ciudad 2016

melillahoy.cibeles.net fotos 1702 Comandancia General de Melilla. FotografA a de Miguel A. Carmona Rogel

Aunque a todos nos hubiese gustado la unanimidad por parte del conjunto de los miembros de la Asamblea de la Ciudad Autónoma de Melilla en la concesión de la Medalla de Oro a la Comandancia General de la ciudad, ya el hecho de que haya sido propuesta para tal distinción y que saliera adelante es un gran motivo de satisfacción para quienes escriben estas líneas por muchas y variadas razones.
También queremos expresar nuestro público reconocimiento y admiración al Servicio de Prevención y Extinción de Incendios de Melilla (Cuerpo de Bomberos) por la misma concesión en el Pleno del pasado 29 de abril.

La Medalla de Oro de la Ciudad.-
En el Pleno de 20 de diciembre de 1940 el entonces alcalde presentaba una moción para la creación de la Medalla de la Ciudad. Sería pues al año siguiente cuando se estableció un reglamento para la concesión de la misma en sus distintas versiones: oro, plata y bronce.

Con ellas se pretende reconocer y "recompensar servicios o méritos, señaladamente extraordinarios, en beneficio o prestigio de este pueblo, pudiendo concederse a individuos o corporaciones nacionales o extranjeras, en el caso de que se les considere merecedores de tan preciada recompensa".

Años más tarde, en 1995 se publicaba el Reglamento para la Concesión de Medallas de la Ciudad Autónoma de Melilla y de otros Honores y Distimciomes en cuyo artículo segundo recoge que:
Las Medallas de la Ciudad Autónoma de Melilla, en sus categorías de Oro, Plata o Bronce, que tendrán en su anverso el escudo esmaltado de la Ciudad y en su reverso la leyenda "La Ciudad Autónoma de Melilla la Mérito". La diferencia entre estas Medallas será solamente el metal de su confección, el cordón del que penden y el correspondiente pasador.

La Comandancia General y Melilla: "saber estar, saber cumplir"
Es sobradamente conocido el vínculo que existe entre el estamento militar y la población melillense desde el mismo instante de su nacimiento como enclave español el 17 de septiembre de 1497. A lo largo de los siglos esta unión se ha ido acrecentando y afianzando ya que han sido muchas situaciones en los que ni unos ni otros han escatimado esfuerzos por prestarse la ayuda que fuese necesaria.

Finalizando el siglo XIX, concretamente en 1893 es cuando se puede hablar de de la Comandancia General de Melilla, como tal, coincidiendo en el tiempo con la llegada a la Plaza del general Juan García-Margallo y García quien es preciso recordar que en la mañana del 28 de octubre perdía la vida a las puertas del fuerte de Cabrerizas Altas junto a varios de sus hombres. Era el primer comandante general y el primero que moría en acción de guerra aunque con anterioridad ocurriera semejante hecho con los gobernadores Carlos de Arellano y Luis de Sotomayor. A él seguirían otros que murieron ocupando dicho cargo tal es el caso de Manuel Fernández Silvestre (julio de 1921) y Manuel Romerales Quintero (agosto de 1936).

En igual situación en los primeros años del siglo XX, concretamente en los últimos meses de 1904 se sucedían en el cargo tres comandantes generales: El 7 de agosto moría Venancio Hernández, hombre muy querido por toda la población, incluso por los cabileños. De él se escribió en la prensa local:
"Alma grande, espíritu generoso, corazón compasivo, heróico militar y perfecto caballero, atendía por igual, al humilde y al poderoso, siendo rasgo característico de su carácter la justicia y la bondad. Para el soldado era padre cariñoso, para el oficial el compañero que con sus consejos le infundía alientos en los momentos difíciles, para el paisano la autoridad atenta que velaba por sus derechos…"
De forma interina asumía el cargo el general Vicente Muñiz Cuadrado (quien lo desempeñaría hasta en tres ocasiones). En septiembre llegaba el general de división Manuel Serrano Ruiz; pero su estancia fue efímera ya que fallecería el 16 de diciembre del citado año.

Numerosos son los hombres que a lo largo de todos estos años han cumplido con el deber castrense de dirigir a los miles de hombres y mujeres que forman parte del Ejército en Melilla.

En la actualidad es el general de división Fernando Gutiérrez y Díaz de Otazu quien ostenta el cargo de comandante general desde 2014, persona muy vinculada con el día a día de la ciudad, prueba de ello es el hecho de verle participar en gran parte de los actos que se realizan en la misma.

Melilla y la Comandancia General; admiración y gratitud mutua
Bien como Junta de Arbitrios (primer órgano de gobierno de Melilla regido por militares) Comandancia o Capitanía General, según el momento o las circunstancias, es un hecho más que constatado la unión entre el estamento militar y civil.

No puede ser obviado, aunque en ocasiones parece olvidarse el hecho de que este pequeño trozo de suelo español ha sido defendido, desde que llegara Pedro de Estopiñán, inclusive hasta con la propia vida. No más que pasear tranquilamente por nuestro cementerio y observar los magníficos monumentos funerarios, como el Panteón de Margallo o de Héroes, junto con los del Tercio, Aviación y los de los Grupos de Fuerzas Regulares Indígenas 5 y 2, en cuyos interiores reposan miles de restos. Desde generales a soldados o reclutas que vinieron a cumplir con su deber castrense y nunca más regresaron a sus hogares.

Muchas de nuestras calles recuerdan algunos de sus nombres: General Margallo, General Ordóñez, Ibáñez Marím, Teniente Samaniego, Comandante Royo, Capitán Guiloche, Suceso Terreros o el Cabo Noval por citar algunos.

Los melillenses tampoco escatimaron esfuerzos a la hora de ayudar y socorrer a los combatientes en los momentos de mayor virulencia. La prensa local dio buena cuenta de ello en cada momento. En El Telegrama del Rif de 24 de julio de 1909 se publicaba la noticia siguiente

EL PUEBLO Y EL EJÉRCITO
"El Pueblo de Melilla dio ayer hermosísimo ejemplo de amor al Ejército, de fraternidad humana, de sentimientos nobilísimos, de caridad heróica.

Benditos sean los paisanos, que despreciando su vida, retiraban los heridas de las guerrillas. Benditos los que entre las balas traidoras saciaban la sed de los defensores de la Patria y les repostaban municiones. Benditas, mil veces benditas, las mujeres que acudían en socorro de los heridos, dándoles alimentos, confortando sus cuerpos, extenuados por las fatigas, con caldos, refrescos, leche y bebidas espirituosas. Benditos los niños que mantenían derechos los brazos de lesionados y como sus madres, les hacían objeto de solícitos cuidados.

Almas nobles y generosas las que ayer disteis la vida sin haber prestado el juramento que presta el soldado. Benditas todas seáis. El ejército no olvidará vuestra conducta.

Vimos escenas conmovedoras, escenas dignas de ser descritas por pluma cervantina; cuadros de conmovedora belleza, de altruismo sin límites.

Mujeres de Triana, de la playa, del Mantelete, de la Alcazaba, mujeres pobrísimas que tal vez no tendrían pan para sus hijos, adquiriendo al fiado, latas de leche condensada para ofrecerla en vasos a los heridos. Hombres de alta posición social, cargando sobre sus espaldas soldados moribundos, niños, criaturitas divinas alentándoles y llevando a sus labios bebidas refrescantes.

Hermoso, si, muy hermoso, muy consolador, era todo aquello. Una buena obra realizarán quienes nos
Faciliten los nombres, para que España entera los conozca, y el Ejército les rinda el debido homenaje.

Si en todas partes hubiera tal comunidad de afectos, tan grande compenetración de sentimientos, ante la nación española se abrirían risueños horizontes.

Bravo por los paisanos de Melilla, cuya sangre corrió ayer mezclada con la sangre de sus hermanos, los soldados"
Situaciones parecidas o similares se vivieron años más tarde en el fatídico verano de 1921 cuando se produjo el ya más que conocido "Desastre de Annual" con la pérdida de miles de vidas.

En 1913 el rey Alfonso XIII otorgó a la Ciudad de Melilla los títulos de Valerosa y Humanitaria" para recompensar la generosidad de toda la población en dichos momentos. Así en la Gaceta nº 71 de 12 de marzo de 1913 se publicaba el Real Decreto siguiente:
"Queriendo dar una prueba de Mi Real aprecio a la ciudad de Melilla, por los meritorios servicios prestados por su vecindario durante las campañas 1893, 1909 y 1911-1912, y de acuerdo con Mi Consejo de Ministros,
Vengo en conceder a la ciudad de Melilla los títulos de Valerosa y Humanitaria.

Dado en Palacio a once de Marzo de mil novecientos trece.

ALFONSO
El Presidente del Consejo de Ministros
Álvaro Figueroa."
Con las líneas anteriormente expuestas hemos querido expresar nuestro sentir y estamos seguros que el de la gran mayoría de los melillenses orgullosos de su Comandancia General. Hombres y mujeres que saben bien cual es su misión y cómo han de cumplirla.

Siglos avalan la simbiosis entre la Melilla y su Comandancia General. Enhorabuena pues a esta institución centenaria en la ciudad y todo lo que representa.

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