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Cicatería informativa

Melilla pierde con estas estrategias de comunicación de quienes la gobiernan, más enfocadas a la propaganda que a la información, y al objetivo de esquivar responsabilidades en vez de encararlas. Con ello, están dando el mensaje de que el fin de semana es para relajarse en esta lucha contra el Covid, cuando es justo lo contrario. La cicatería informativa es una irresponsabilidad, además de un enorme paso atrás que Melilla no puede consentir por la flojera de quienes están en cargos públicos generosamente remunerados Melilla inicia mañana un fin de semana en el que, si nadie lo remedia, volveremos a sufrir la desvergüenza de un apagón informativo en uno de los peores momentos de la pandemia. Porque, que nadie se lleve a engaño: aunque ahora volvamos a tener libertad al no vernos obligados a estar confinados en casa, como sucedió entre el 14 de marzo y el 21 de junio, Melilla tiene muchos más contagios que en aquella primera oleada y uno de los índices de hospitalización y UCI más altos de toda España. La mayoría de los casos son leves, sí, pero ya llevamos días con alrededor de seis casos ingresados y personas cuya salud está en grave riesgo, luchando en la UCI por salir de ésta. La prueba más palpable la tuvimos ayer, con el fallecimiento de la tercera víctima mortal que se cobra esta pandemia en nuestra ciudad.
Si el confinamiento no fuera tan perverso para la economía de Melilla, y de España en general, volveríamos a estar todos encerrados en casa con otro estado de alarma decretado, no tengan la menor duda.
Más de 200 contagios en un solo mes es la cuenta de resultados de Melilla en agosto. Más de 220 casos activos en este rebrote y, pese a ello, quienes ostentan responsabilidades en nuestras instituciones ven acertado tacañear en información. Es grave lo que está pasando, y no nos referimos solo a que ahora los datos del fin de semana no se faciliten hasta el lunes. También hablamos del descaro de quienes tienen responsabilidades públicas en esta pandemia de no comparecer en rueda de prensa para informar a la opinión pública.
Hace más de dos semanas que el consejero de Salud Pública no convoca a los periodistas. Precisamente el único que ha dado siempre la cara cuando el resto de sus compañeros se escondía. Pero cuando la cosa se empezó a poner fea y los jueces le sacaron los colores por sus medidas restrictivas más allá de la Constitución, optó por seguir esa técnica del avestruz. No es admisible, porque Mohamed Mohand es el máximo responsable de Salud Pública y ésta, en plena pandemia, camina sobre el alambre.
La delegada del Gobierno, tres cuartos de lo mismo. Hace unos días convocó, sí, pero prácticamente obligada después de que su CETI, convertido en campo de batalla, fuera portada de medios nacionales y redes sociales. No dijo ni mu de la pandemia y esquivó las preguntas que podían tener relación con Salud Pública pidiendo que se le transmitieran al consejero, obviando que en esta partida también juega el Ingesa, organismo que depende de la Delegación del Gobierno y no solo para nombrar cargos. Por cierto, los melillenses ni nos acordamos del tono de voz de Omar Haouari, el director territorial del Ingesa. Lleva meses sin ponerse delante de las cámaras y los micrófonos. Si no lo hace ahora, que estamos en una pandemia y hay que informar a la ciudadanía, ¿cuándo lo va a hacer?
Pero «el triunvirato», como lo llamaba Eduardo de Castro para quejarse en las reuniones de la Conferencia de Presidentes de que lo tuvieran apartado de la gestión de la pandemia, no es el único culpable. La jefa de partido de todos ellos, Gloria Rojas, es la gran maestra en esas artes esquivatorias. Con la excusa de la prudencia de no meterse en las competencias de otros, la secretaria general del PSOE nunca responde a nada. Con sonrisas y campechanía no basta. Los melillenses quieren saber y no merecen estar bastante menos informados que en Ceuta, por ejemplo, donde el Ingesa da información puntual de la pandemia de lunes a domingo, mañana y tarde. En Melilla nos tenemos que conformar con el horario de oficina: de lunes a viernes a las doce del mediodía. Nadie ha explicado por qué y quienes se sienten aludidos, se quitan de encima la culpa señalando a otros. Si los responsables de este vergonzoso apagón tienen problemas entre sus gabinetes, que se las apañen entre ellos. Pero eso no es motivo para dejar a los melillenses sin información, y mucho menos que los causantes sean quienes siempre se han erigido en adalides de la transparencia.
Melilla pierde con estas estrategias de comunicación de quienes la gobiernan, más enfocadas a la propaganda que a la información, y al objetivo de esquivar responsabilidades en vez de encararlas. Con ello, están dando el mensaje de que el fin de semana es para relajarse en esta lucha contra el Covid, cuando es justo lo contrario. La cicatería informativa es una irresponsabilidad, además de un enorme paso atrás que Melilla no puede consentir por la flojera de quienes están en cargos públicos generosamente remunerados.

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