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China como potencia emergente (I)

China

Por Gonzalo Fernández

Inicio hoy una serie de cuatro artículos sobre China, que se publicarán en semanas consecutivas. Pretendo primero presentar el por qué China es y va a serlo más en el futuro, una potencia hegemónica en el área y multipolar en el mundo.
Empezamos citando el concepto desarrollado por Ratzel y ampliado por Kjellen, al considerar a un estado como un organismo vivo, concluye que un estado tiene las mismas necesidades que cualquier ser vivo y entre ellas, quizás la más importante, la necesidad de obtener los recursos que necesita y por ende controlar las vías y nodos de comunicación que llevan a esos recursos.
En el caso de China, esta necesidad de recursos se vio exponencialmente multiplicada desde el momento en que Deng Xiaoping inicia, y Jiang Zemin continúa, la transformación de la economía del país desde un modelo comunista a un modelo capitalista o, como China prefiere llamarlo, a uno socialista con características chinas. Además de importar recursos para la producción, China necesita de mercados a donde exportar su enorme producción.
Por ello, existe un cierto determinismo expansionista que empujaría a China a aceptar la necesidad de obtener un “Lebensraum”, un espacio vital, suficiente para garantizar la satisfacción de las necesidades del naciente estado hegemón. China está buscando ese espacio vital tanto por vía terrestre hacia el oeste, como por vía marítima hacia el sur y el este.
Si China es ya, o va a ser en el futuro próximo, un hegemón regional o global, depende de que tenga el poder para serlo, sepa cómo utilizar ese poder y quiera proyectarlo.
Para lograrlo debe contrarrestar, al menos regionalmente, el poder de los Estados Unidos y contar con una alianza estratégica de intereses compartidos, a corto y medio plazo, con Rusia.
Existe un conjunto de factores, tanto de geografía física como de geografía humana que posibilitan, o al menos facilitan, la transformación de un estado en un hegemón. En el caso de China se observan muchos de estos factores.
Su geografía física presenta un país de una gran extensión, más de 9 millones de km2, el cuarto más grande del mundo, con un amplio litoral oceánico y grandes ríos, regiones climáticas muy diferenciadas, con fronteras terrestres y marítimas que le proporcionan, en la mayoría de los casos, una muy amplia profundidad estratégica, dificultando en gran medida las poco posibles invasiones.
 Su geografía humana, en cada uno de sus diferentes aspectos, también le proporciona las capacidades precisas para su desarrollo como hegemón. Tiene casi 1.400 millones de habitantes, siendo el país más poblado del mundo; es el segundo país en el mundo por Producto Interior Bruto, aunque la renta per cápita siga siendo muy baja y es el principal acreedor de los Estados Unidos, obteniendo tan sólo de los intereses de la deuda una cantidad ingente de recursos que emplea en su expansión como potencia regional y mundial.
Una debilidad inherente al tipo de sistema político chino, de partido único, es la existencia de una rampante corrupción, que puede poner en peligro la existencia del sistema mismo. El actual presidente, Xi Jinping, parece estar decidido a controlarla, pero el mismo sistema lucha contra ese control.
China dispone actualmente de los elementos necesarios para proyectar “poder inteligente”, conjugando con gran habilidad la proyección de “poder blando” y “poder duro”.
En el aspecto diplomático, China se presenta ante el mundo como un poder benevolente, que pretende ayudar e impulsar el desarrollo de los países con los que tiene relaciones. En el documento más importante relativo a la defensa China, aparece escrito: “el pueblo chino aspira a unir sus manos con el resto del mundo para mantener la paz, perseguir el desarrollo y compartir prosperidad”. Pero no debemos olvidar que sus actuaciones tienen como finalidad obtener en esos países los recursos y mercados que precisa y que, como veremos al tratar la utilización por parte de China del poder duro, no duda en imponerlo cuando así conviene a sus intereses.
Es de resaltar que, cada vez que empleamos la palabra comunista para referirnos al régimen chino, lo hacemos a sabiendas de que en realidad es un “capitalismo de amigos” en el que los miembros del partido se enriquecen a costa de los demás.
La economía de China ha estado creciendo por encima del 10% anual durante muchos años, pero recientemente el crecimiento se ha ralentizado hasta alcanzar niveles por debajo del 7% en los últimos años y se prevé que continúe descendiendo, aún más con la epidemia de COVID. China es el mayor exportador del mundo y a su vez representa un importante mercado
Durante más de una década, el crecimiento anual del presupuesto de defensa de China estuvo por encima del 10%. Sólo en los últimos años, según cifras oficiales, ha bajado, aunque los datos son poco fiables y muy posiblemente sean el doble de lo que declaran.
Las Fuerzas Armadas de China están en el camino de obtener, a corto y medio plazo, la capacidad autónoma militar para proyectar un poder hegemónico o cuasi hegemónico en el entorno del Pacífico Asiático, tan sólo limitado por el de los Estados Unidos, si así lo decidiera éste y con las dificultades y riesgos inherentes.

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Redacción

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