Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

Bienestar animal, ¿mero postureo o preocupación política real?

El próximo año está previsto que entre en vigor la nueva Ley de Bienestar Animal. En Melilla, en esta legislatura tenemos una consejería de Bienestar Animal. Y, aunque parezca que el bienestar animal tiene cada vez mayor cabida en la agenda política, lo cierto es que son muchos melillenses los que sienten que queda mucho, muchísimo camino por recorrer para que eso sea una realidad palpable y no un mero postureo de un gobierno (o gobiernos) que presume de progresismo.
En Melilla debería darnos vergüenza de que los animales, al morir, sean incinerados con el resto de residuos, como si fueran basura, porque el horno crematorio de animales hace años no funciona. Ni el gobierno anterior ni el actual se han preocupado de arreglarlo o de construir otro si es que la reparación no es posible o viable. A lo mejor porque los animales no votan en las elecciones, quién sabe. Si es por eso, nuestros políticos no deberían pasar por alto que los propietarios de esos animales cuyo final es ser incinerados con la basura sí acuden a las urnas, y que todo lo que afecta a sus mascotas les importa y les duele, porque son parte de su familia. Cada vez más, como sociedad que se va desarrollando en muchas facetas, entre ellas, la conciencia animalista.
No es para menos. En España, desde enero, los animales son seres sintientes por ley. Y son cada vez más las familias con mascotas. Incluso se está constatando que el número de familias que optan por tener mascotas en lugar de hijos va en aumento. En Melilla son miles los animales censados, pero los avances en bienestar animal en esta ciudad con consejería específica para ello son pocos, posiblemente por los muchos frentes que tiene abiertos, que en esta legislatura han sido muy absorbentes, como la pandemia del coronavirus o la alerta de rabia, que la semana pasada, tras mucho esfuerzo, pudo ser desactivada.
Además de la gran carencia de la incineradora de animales o de un lugar específico donde poder enterrarlos, como sí hay en otros lugares de España, en Melilla hay muchas cosas por hacer en este ámbito. Y de ello han dado cuenta bastantes melillenses sensibilizados con el mundo animal, a raíz de que el pasado 17 de septiembre, una perra, Bombón, que vivía en el centro con sus dueños, se precipitara por el balcón y muriera, presa del pánico por los fuegos artificiales del Día de Melilla.
Lo ocurrido ha conmocionado a muchos melillenses que tienen animales, que se ponen en la piel de Javier y Laura, los dueños de Bombón, que han iniciado una lucha para que los fuegos artificiales que se lancen en las festividades sean sin ruido, algo que también necesitan las personas con autismo y trastorno del procesamiento sensorial, y otros colectivos a los que la pirotécnica les afecta de manera muy negativa. Miles de personas están apoyando esta causa, que ha trascendido las fronteras de Melilla.
Nuestros políticos, los que tienen en su mano cambiar las cosas, deben tomar buena nota de ello. Y también de otras muchas otras necesidades de las familias que tienen animales, como por ejemplo, más espacios públicos en los que poder disfrutar con ellos, o más facilidades para poder viajar con mascota, dadas las pocas y caras opciones que hay actualmente, a pesar del avance en el último contrato marítimo. Y también, por supuesto, más atención a los animales que esperan su oportunidad para ser adoptados, para los que la protectora y otras asociaciones que se preocupan por ellos necesitan mucha más ayuda de la que reciben.
Más bienestar animal, sí. Pero de verdad.

Loading

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€