Escribo este texto como ciudadano y usuario de un barrio que sufre las consecuencias de una obra mal planificada, mal proyectada, ejemplo de un urbanismo sin sentido.
Todos hemos visto con expectación como se han ido realizando las obras, viendo árboles semidesnudos, parcheos y colorines en el suelo, arritmias, una planificación que deja muchísimo que desear.
Un barrio, una arteria principal ha visto y sufre esos despropósitos. Los bares y establecimientos comerciales las han pasado y pasan hoy canutas con unas pérdidas sustanciales no contempladas por el frío y erróneo papel y realidad visual tan discutida.
Harto de obras que hacen coincidir con elecciones (claro en estas no habéis llegado). Harto de promesas de participación que solo se producen cuando el asociacionismo loable aprieta; hastiado de tantos dimes y diretes que oxigenan sus penurias mentales…
Los bares y comercios del barrio están viviendo, con demasiada espera que no acierto a comprender, una desregularización acojonante. Unos por su libre cuenta y sano albedrío ocupan espacios de aparcamiento instalando mesas. Otros más remisos, desnortados no saben lo que hacer. Mientras el paseo central se convierte en un paso de libertad para canes amigos, para vecinos, estando las aceras peatonales ocupadas, con sus consiguientes molestias al vecindario de pared próxima, ruidos, dificultades de paso, y cien más.
¿Es tan complicado se vuelve a un paseo que le brinde al barrio y a los melillenses, la oportunidad de disfrutar de esos servicios, en terrazas reguladas como no tan antaño? ¿Por qué seguir emponzoñados en ese mar de dudas, en ese si pero no, en esa falta de visión y apuesta por nuestros generadores de riqueza y puestos de trabajo?
Miren, señores del gobierno, hay situaciones que igual Kafka aplaudiría por genuinamente kafkianas. Es muy difícil entender estos desvaríos y dejación, esta falta de luz y apuesta por fomentar y proteger a nuestro tejido económico; hay muchas dudas que me hacen reiterarme en lo malísimos que han sido y son. Cualquiera se atreve a demandarlos un proyecto de Ciudad para la nueva década, miedo me da.
Solo, como ciudadano expreso mis sentires, mis sensaciones, mi contacto con mi pueblo. Salgan de sus laboratorios bien instalados, pisen el suelo, escuchen a tiempo a su gente.
¡Quien da más!, de pena. Todo tiene arreglo aún a destiempo, pero esa bandera de sencillez no la practica, no la conocen, pues puede el escozor les sea insoportable por prepotentes y alejados de la mismísima realidad.
Actúen ya, regulen, imprégnense de pueblo que yo les aseguro que eso no duele y humaniza. Sin acritud y con pericassiana transparencia, y en mi humilde nombre, a esperas.
Pericassi (venga hombres, bajen al pilón)
