El acusado lleva casado (por el rito marroquí) 16 años y tiene 3 hijos en común con la denunciante. Según las declaraciones de la mujer, el acusado habría estado ejerciendo un intenso control y dominación sobre ella durante toda su vida juntos, impidiéndole salir a la calle, obligándola a vestir el “burka” y llegando a agredirla. El acusado nunca llegó a tramitar sus “papeles”, por lo que la afectada no dispone de residencia ni aparece en el libro de familia español. El 3 de septiembre de 2017, tras una discusión, la amenazó llegando a hacer ademán de lanzarle un vaso. El Ministerio Fiscal solicitaba en un principio un total de un año de prisión pero, al declararse culpable de los delitos, se rebajó la pena a una condena de 60 días de trabajos comunitarios y un año y medio de orden de alejamiento (200 metros). El acusado, que ha sido denunciado por su mujer, llevaba casado (por el rito marroquí, por lo que no figuraba en el Registro Civil español) 16 años y tiene 3 hijos en común.
Según las declaraciones de la mujer, el acusado habría estado ejerciendo un intenso control y dominación sobre ella durante toda su vida juntos, impidiéndole salir a la calle, obligándola a vestir el “burka” y llegando a agredirla, aunque dichas agresiones nunca fueron denunciadas ante las autoridades.
Como parte de la dominación que supuestamente ejercía el acusado sobre su mujer, se incluía el control de su teléfono móvil y la no tramitación de sus “papeles”, razón por la cual, a pesar de todos los años de convivencia conjunta (en el mismo hogar) y de tener tres hijos en común, ella no dispone de residencia ni aparece en el libro de familia español.
Los hechos denunciados
Según lo descrito en el tribunal número 2 de lo penal, la testigo perjudicada declaró que el 3 de septiembre de 2017, al tratar de ir a casa de su madre “a poner una lavadora”, el acusado le impidió salir del domicilio, amenazándola, insultándola y llegando a realizar el ademán de lanzarle un vaso “a la cara”. De entre las increpaciones proferidas por el acusado durante el incidente, destaca una el particular: “Los demonios tienen que estar bajo el burka”.
De acuerdo con estos hechos, el Ministerio Fiscal solicitaba en un principio un total de un año de prisión y tres años de orden de alejamiento y suspensión de comunicaciones por un delito de amenazas en el ámbito de la violencia de género y otro de injurias.
El acusado
El acusado, que fue citado a personarse en los juzgados, declaró su conformidad con los hechos descritos en el auto judicial, no sin antes disculparse ante los presentes por, según palabras textuales, sus “tatuajes” y su “mala pinta”, afirmando posteriormente que su mujer llevaba “cuatro años teniéndome así; no como, no bebo y no duermo”.
Con motivo de la conformidad, el ministerio fiscal retiró el cargo por injurias y acordó una pena final de 60 días de trabajos comunitarios y decretó una orden de alejamiento (de 200 metros) y suspensión de las comunicaciones durante 18 meses.
El acusado, que previamente había comentado el acuerdo con su abogado defensor, aceptó la condena, aunque se reafirmó en su inocencia durante el ejercicio a su derecho a la última palabra. Finalmente se comprometió a cumplir con la pena acordada.
