El pasado 11 de julio de 2012 un hombre de mediana edad ingresó en el Hospital Comarcal tras haber sufrido un accidente de tráfico lo que le provocó contusiones en la espalda y un golpe en la cabeza. Así, fue al día siguiente cuando una de las dos enfermeras que entraron a asear al paciente fue presuntamente golpeada en el pecho izquierdo y el brazo. Esto provocó la salida inmediata de la enfermera de la habitación y la posterior denuncia al acusado por un presunto delito de atentado. Por su parte, el acusado afirmó que desde que ingresó hasta tres semanas después estuvo inconsciente e incluso tenía "inmovilizado" tanto las piernas, como los brazos tras el accidente. El caso finalmente ha quedado visto para sentencia tras la vista celebrada ayer por la magistrada del Juzgado de lo Penal nº1. Los hechos ocurrieron el pasado 12 de julio de 2012 en el Hospital Comarcal cuando dos enfermeras auxiliares entraron a la habitación del paciente para llevar a cabo las tareas de aseo. El acusado, que había ingresado el día anterior tras un accidente de tráfico, tenía un golpe en la cabeza y según el informe inmovilidad en las extremidades inferiores, además de un fuerte dolor en la espalda. Al entrar las enfermeras tal y como dicta el protocolo lo movieron "en bloque" para asearle cuando el acusado presuntamente golpeó a una de las enfermeras en el pecho izquierdo y posteriormente le agarró del brazo arañándola y golpeándola, según contó la enfermera durante la vista celebrada este martes por el Juzgado de lo Penal nº1.
Por su parte, el acusado alude no recordar nada a causa del golpe en la cabeza y apunta a que estuvo tres semanas inconsciente y sin movilidad en brazos y piernas, negando así todos los hechos ocurridos y alegando que posteriormente al alta dada por el centro hospitalario se tuvo que trasladar a un hospital en Barcelona donde los médicos le operaron de la columna vertebral, la cual tenía fracturada.
Asimismo, una de las testigos solicitada por el letrado de la defensa durante la vista, que era la esposa del acusado y que estuvo con él durante "todo el ingreso", según apunta, niega también los hechos. Mientras que las dos auxiliares testigos del suceso alegan que la mujer no estaba en el momento de los hechos según marca el protocolo, ella asegura haber estado allí cuando los hechos y asevera que su marido no podría haberle pegado al haber tenido "el brazo roto". Cierto es que el letrado de la defensa reclamó por segunda vez durante la vista el informe médico donde recoge los daños, la cual fue desestimada en su momento y que fue aprobada en esta ocasión por la magistrada como prueba documental. Incluso, la mujer afirma que en ocasiones ayudaba a las auxiliares a asear a su marido.
Por otro lado, la versión de las enfermeras es totalmente distinta, aseguran que la esposa no se encontraba en la habitación, y que fue tras intentar moverlo en bloque cuando acto seguido el acusado la golpeó saliendo la enfermera según contó afectada física y psicológicamente por el golpe. Además, ambas afirman que tras lo ocurrido en varios encuentros por los pasillos del hospital miraba a ambas y "se cachondeaba".
El fiscal asegura que los hechos de la acusación particular (la enfermera afectada) están acreditados y desestima las declaraciones de la esposa como prueba ya que el propio protocolo marca que los acompañantes de un paciente no puede estar durante el trabajo de las enfermeras. Asimismo, también alude a uno de los informes médicos que cita inmovilidad en las extremidades inferiores y no superiores por lo que sí podría haberla golpeado.
El letrado de la acusación apunta a que debido a los dolores de espaldas que sufría el paciente el golpe podía haber sido un "acto reflejo", ya que éste no había sido problemático desde su ingreso en el centro. Además, apunta a una contradicción en la declaración que realizó en la denuncia y la vista al apuntar en la primera que fue primero cuando le agarró del brazo y luego le dio el golpe lo que reafirma la tesis de la defensa sobre el posible "acto reflejo", pero no un atentado contra una trabajadora de un servicio público.
