- ¿Tú qué opinas del Delegado del Gobierno?
- Pues eso. Que es un delegado del Gobierno.
- ¿Nada más?
- Y nada menos
- Pero eso no es una contestación.
- Es que no tiene otra. Un Delegado del Gobierno es un delegado del Gobierno. ¿Qué quieres que te diga?…
- Hombre, que me des tu opinión acerca de lo que es un delegado.
- Pues un delegado es un mandado, un negociador y un confidente. Pero también es el que vela por una ciudad, sus intereses humanos y sociales en busca y por orden del bien común.
- Del bien común, según cómo.
- ¿Cómo según cómo?
- Comente lo que puedas.
- ¿Qué dices?
- Digo que la palabra lo dice: Delegado del Gobierno. Por lo tanto el bien común tiene muchas caras propias.
- No te entiendo.
- Si es esto en realidad, no hay quien lo entienda.
- ¿No hay quién lo entienda?
- No. Porque hoy está en el gobierno Frasquito y el bien común que tú dices, está diseñado, repartido y valorado de una forma distinta a como lo está cuando gobierna El tuerto. Por lo cual, el Delegado del gobierno es uno más, que cobra, usa corbata y va de punta en blanco, cuando las “vasca” se une, en una inauguración, un recuerdo o alguna de esas cosas que suelen acabar casi siempre en comida.
- Entonces…
- Entonces ¿Qué?
- Pues según tú, un Delegado del gobierno, ni pincha ni corta.
- No hombre, no. Yo no digo eso. Un Delegado del gobierno es un Delegado del gobierno, como te he dicho antes que tiene un Presidente que le dice lo que tiene que delegar, y que el mismo presidente no sabe, otra cosa, que la que le ordena uno o varios que nadie sabe quiénes son, pero que están.
- Entonces, según tú ¿Cómo puede llegar al ciudadano una labor ecuánime, que verdaderamente le sirva de protección y ayuda, sin intermediarios de ninguna clase o partido?
- Sencillamente nombrando un Delegado del Estado. ¿España no tiene un Jefe del Estado?
- Claro que lo tiene. Su majestad D. Felipe VI, es el Jefe del Estado.
- Pues su majestad D. Felipe VI, que nombre un Delegado del Estado, sin ninguna inclinación ni política ni social, que sea el que vigile y controle esos “virreinatos” llamados autonomías, que según parece, por tantos casos de corruptos que se han descubierto en ellas, son en gran medida, las culpables del deterioro económico y social que viene sufriendo España de un tiempo a esta parte.
- ¿Y eso qué conseguiría?
- Pues eso conseguiría que más de un granuja de medio pelo, que suele escudarse, esconderse y justificarse en un ayuntamiento o centro oficial, o partido político, no hiciera lo que le interesara hacer, no como bien común, sino como bien personal, al notarse observado y controlado, no por un sicario amigote de su partido y sí por un representante de la Corona, en la cual se representa, valora y acoge al Pueblo, sin otras siglas ni colores que aquellos que el posea en sí mismo, como son el trabajo, la paz y el servicio a los demás. ¿Te enteras?
- Yo sí. Pero lo que hace falta, es que se entere quien debe de enterarse. ¿No te parece?
- Me parece.
Buenos días.