El polígono industrial iba a empezar a ser una realidad en septiembre que era la fecha de adjudicación de las parcelas. Directivos de SEPES, sociedad propietaria y gestora del polígono, había establecido unos precios de 7.000 de las antiguas pesetas por metro cuadrado sin construir y 50.000 construido. Cantidades muy superiores a las previstas por los comerciantes y empresarios locales que aunque se sentían engañados por el SEPES consideraban de vital importancia que el polígono se pusiera en marcha lo antes posible.
A su vez, los vecinos de las viviendas de pescadores conocidas por Corea habían incidido una protesta contra el alcalde guiados por una falsa información que achacaba una maniobra incierta de Ignacio Velázquez.