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Zanjar comportamientos incívicos

La Ciudad Autónoma afirmó ayer que los casi 54.000 euros que ha costado la reparación, más otros gastos que ha generado a la Consejería de Medio Ambiente, serán exigidos a los autores del acto vandálico. Es necesario seguir por ese camino de contundencia para intentar zanjar comportamientos incívicos que tantas víctimas genera
Los vecinos del Monte María Cristina están a punto de recuperar su parque infantil, destrozado por el sinsentido del vandalismo apenas seis meses después de que fuera inaugurado. Prácticamente podría decirse que aún olía a nuevo cuando tres encapuchados le prendieron fuego de buenas a primeras, en mitad de la madrugada del 20 de junio, arrebatando a todos los vecinos un logro que había costado mucho conseguir y que disfrutaban desde finales de diciembre del año anterior. Paradójicamente, los tres encapuchados, que unos días después fueron detenidos, viven en el mismo barrio al que decidieron castigar dejando a los niños y sus padres sin parque y sin columpios donde jugar y disfrutar de su infancia. Una infraestructura que había costado 235.000 euros a todos los melillenses, que ahora han tenido que pagar otros 53.850 euros para reparar todos los desperfectos.
Es una buena noticia que la Ciudad Autónoma haya reaccionado rápido reponiendo todos los elementos dañados por el fuego, entre ellos varios juegos infantiles y el suelo especial de caucho para que los niños no se hagan daño si se caen. La generalidad de los vecinos del Monte María Cristina no tienen culpa de que tres incívicos se ensañaran incendiando el parque de todos. Pero es necesario empezar a actuar de manera contundente contra el vandalismo, que es uno de los males endémicos que sufre Melilla.
Desde hace años, la Ciudad Autónoma se ve obligada a destinar miles de euros de dinero público para reparar el mobiliario urbano que unos cuantos se dedican a romper y quemar por capricho o reivindicaciones particulares, que independientemente de si son justas o no, claramente van mal encaminadas y pierden la razón en cuanto se deciden sustentar en la violencia. A menudo ese vandalismo también afecta de manera individual a melillenses que ven sus bienes afectados, casi siempre vehículos privados.
No estamos ante un problema menor, ya que los actos vandálicos causan mucho daño a varios niveles. Por un lado, a los vecinos de los lugares donde se producen esos ataques, no sólo porque les dejan por un tiempo sin el mobiliario urbano sometido a la destrucción caprichosa de unos pocos, sino también por el sobresalto que conlleva vivir de cerca un incendio que puede entrañar peligro hasta que no se controla. Por otra parte, a la generalidad de los melillenses, cuyos impuestos se destinan a sufragar el mobiliario que los actos vandálicos se llevan por delante.
En el caso del parque del Monte María Cristina, la Ciudad Autónoma afirmó ayer que los casi 54.000 euros que ha costado la reparación, más otros gastos que ha generado a la Consejería de Medio Ambiente, serán exigidos a los autores del acto vandálico. Es necesario seguir por ese camino de contundencia para intentar zanjar comportamientos incívicos que tantas víctimas genera.

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