Muy comentada está siendo la “auto-invitación” del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, al acto institucional por el día de la Comunidad de Madrid. Llevamos varios días de dimes y diretes, primero porque el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso no iba a acceder a esa petición del ministro de asistir. Después porque sí se le reservó una silla en primera fila, pero el servicio de protocolo de la Comunidad de Madrid no le dejó subir al escenario con el resto de las autoridades.
De puertas para afuera, lo que se interpreta es que no ha sido más que un teatrillo preparado por Moncloa para chocar, una vez más, con Ayuso, y a poco más de tres semanas para las elecciones. Un intento de desgastar a la presidenta de los madrileños, que dio tal baño a sus contrincantes en las urnas que aún escuece en las filas del PSOE. Cualquier intento de polémica que pueda empañar la imagen de la candidata del PP es bienvenido en Ferraz. De ahí la pataleta de todo un ministro del Gobierno de España que, aparte de quedar en evidencia, también contribuye a desprestigiar un poquito más la institución a la que representa.
Fuera de Madrid, ¿qué nos importa al resto de españoles la escenita de Bolaños intentando subir a un escenario donde el Gobierno de España ya estaba representado por la ministra de Defensa? Poco o nada, más bien. Pero no deja de contrastar el empeño que Bolaños ha puesto por estar en los actos del Día de la Comunidad de Madrid con la ausencia de interés en el Día de Melilla por parte del Gobierno de España.
Ninguno de los ministros -y eso que no son pocos, 22 en total- se ha dignado a venir el 17 de septiembre a acompañar a los melillenses en el aniversario de la españolidad de la ciudad. Pero, en lo que se refiere a la representación del Gobierno, nos hemos tenido que conformar siempre con la de su delegada en Melilla. No es por desmerecer la presencia de Sabrina Moh el 17-S, pero a los melillenses nos habría gustado tener aquí la presencia de alguna alta autoridad del Estado más allá que la de nuestros políticos locales. Nadie duda del apoyo simbólico que nos daría una alta representación estatal en una tierra cuya soberanía siempre ha sido cuestionada por nuestros vecinos y que en los últimos años lo está pasando especialmente mal por el intento de asfixia al que aún nos tienen sometidos.
Esa diferencia de interés de los ministros por unas autonomías respecto a otras es lo que llama la atención y, si nos apuran, hasta provoca cierto resquemor en Melilla, donde nos tenemos que conformar con mensajes de felicitación en Twitter en nuestro día más importante. Un vacío que se extiende más allá de esta legislatura, a pesar de que, según se ha asegurado en años anteriores desde la Ciudad Autónoma, los ministros han sido siempre invitados al 17 de septiembre. Por ahora, ninguno se ha dejado ver por aquí en tal fecha. Si Bolaños quiere venir este año, que también cae cerca de elecciones generales, seguro que sería bienvenido y no se quedaría, como le pasó ayer, a los pies del escenario.
