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El rincón de Aranda

Y vuelta la burra al trigo

Candilero, la verdad es que eres como una mosca cojonera. Tú como siempre, cual camaleón, cambiándote el color del momento, y al sol que más te calienta. Con afán y dedicación, descojonado te has subido a la “parra” a darme “ripios” como un descosido. Ya te dije en una réplica que tienes un subconsciente muy traidor, que con tu buena “diestra mano”, a pesar de haber pertenecido al PSOE de acomodador, colocando sillas mitineras, tú: erre que erre.
En esta usas la palabra “ojana”, y debes saber que los grados de “ojana” son: Ser un pamplinas por excelencia, aquél que nada más cruzarte con él, lo primero que se te viene a la cabeza: “este es tonto”, o gilipollas. Aparentan ser gente adinerada, cuando en realidad están más tiesos que una mojama. El ojanoso moderado, es el que derrocha señoritismo por donde va, aunque no tiene comparación con los anteriores, y además come con la boca abierta. También su poder adquisitivo es menor, y sabido por todos los que le rodean.

Suele mostrar más su “ojana” cuando está borracho, o “matipé”, que son sinónimos, pero mientras no lo está, y es un meapilas, suele ser muy seriote y reservado. Cuando llegó la crisis, como muchas otras cosas, ésta quedó en peligro de extinción, pero al recuperarnos, según la señora Bañez, su Virgen del Rocío y Rajoy, no debemos preocuparnos, porque ya lo estamos admirando otra vez, con las pensiones, por todas partes, y en Melilla, como es una ciudad pequeña se les nota más. Y la “ojaneta”, es su diminutivo, como “majareta” lo es del “majara”.

Es cuando tienes que adular a alguien, o cuando tienes que ponerle buena cara porque te interesa caer bien a esa persona y te esfuerzas de mala gana para que lo parezca. Como a veces sueles hacerlo tú en algunos de tus farragosos artículos que no hay dios que los entienda, con los del PP que gobiernan, cualidad adquirida por cualquier tipo de persona que le gusta aparentar. Y créeme que desde que tengo el uso de la razón política, me siento de izquierdas, y lo defenderé hasta que se me olvide de respirar. Así que déjate de “camarada”, y escribe con lo que te salga del culo, que es con lo que aparentas hacerlo siempre.

También te digo que yo siempre he estado en mi sitio, más o menos desde que aprendí a discernir y a opinar sobre el régimen dictatorial de aquélla: “Una Grande y Libre”, y “Suya”, o sea de Franco, de su familia, de sus conmilitones, y de quienes lo dejaron que se “pudriera” en El Pardo, sin salir de España, masacrando a su pueblo, durante 40 años, que fueron los que entonces manejaban los hilos del status quo de Europa.

Claro que yo no te voy a recomendar ninguna lectura sobre aquélla época, porque sería como echar margaritas a los guarros, pero sí que debieras saber que en mi ciudad, en los años 40, 50 y 60 del siglo pasado, solo existía una academia de música, y era de pago, pero en la de la OJE, había de todo y gratis, instrumentos incluidos, todo lo que un niño de apenas 10 años podía necesitar. D. Julio con su altruismo, fue el que nos enseñó ese bello arte. Algunos estuvimos hasta los 15 años. Yo tocaba el helicón, la tuba, el bombardino y el trombón, todo de la misma familia del metal, pero no la flauta, ni la dulce ni la travesera, como me llamas, muy “gracioso”, “El flautista de Málaga”.

Algunos que añoráis a Franco, os creéis poseedores de la patente del patriotismo, sin tener en cuenta que los que pensamos distinto también sentimos el patriotismo, pero no como un código de conducta, sino como una disposición de ánimo, como quien cumple un deber, a sacrificarnos en aras del bien común; y ese deber es el que yo me impuse al escribir sobre nuestros Héroes y sobre la Guerra del Rif, que tú me has criticado siempre peyorativamente: 1º, Porque me salió de los cojones, sin importarme un carajo, opiniones como la tuya, y 2º, Para recordarles a algunos españoles, entre ellos, muchos como tú, cuales eran sus nombres, sus pueblos de origen, y lugares donde cayeron heroicamente en los campos de batalla, dando sus vidas para que en la actualidad podamos disfrutar en una ciudad española, donde impera nuestra cultura, nuestras costumbres y la idiosincrasia que nos caracteriza como españoles. Y si algún mindundi-meapilas-poetachirle-tiralevitas lo dudase, mi opinión es: ¡Que se joda!
Y si deseas seguir “dan-do-por-culo”, con tu erre que erre, quiero que sepas que, como las 100 “Cartas desde La Purísima”, que luego han sido 200, que escribí sobre los Héroes que están descansando en el Cementerio, para ti tengo el “ciento y la madre”.

Por eso te digo, “Candilero”: Anda picha, déjame tranquilo, vive lo mejor que puedas con tu descafeinada vida, y cuídate mucho, porque el que come bien, bebe buen vino, y pee fuerte, le enseña los cojones a la muerte…“demócrata de ojaneta”. Y la “sorna”, tan poco graciosa, con la que me has escrito, por mí puedes itroducírtela por el ojo que no tiene niña. Y ahora, como buen rojo, a escuchar el “Sitio de Zaragoza”, el “Himno de Infantería”, y también el “Himno de Riego”, que me encantan.

Y para terminar, solo un simple ruego “Candilero”: deja tranquila la memoria de mi entrañable amigo Francisco Roldán Guijarro (sic), (q.e.p.d.), que aunque lo más seguro, dado su carácter, se esté partiendo de la risa, allá donde esté, porque él era así: guasón, noble, inteligente, sincero y amigo de sus amigos; y la cita, o panegírico, o enaltecimiento que le hago ha sido por el profundo cariño que ambos nos teníamos desde que andábamos con pantalones cortos por la calle Castellón y Ataque Seco.

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