Estamos asistiendo en nuestra sociedad y cada vez que estrenamos Noviembre a situaciones llenas de contradicciones. La muerte sin mas, importada a golpe de negocio, convertida en una fiesta llena de monstruos, de calabazas huecas, de brujas malas sacadas de los peores cuentos y que poseen una risa escalofriante cuando despues de su fechoria salen a mil por hora montada en las escobas,… …de muertos que dicen ellos que son vivientes, con mas sangre que en las pelis americanas y seguimos con disfraces muchos disfraces, como si no tuvieramos ya bastante en la realidad con tantas caretas y donde se ha puesto de moda el uniforme a rayas en un país que le va quedando menos sitio en la sombra para tantos y los que aún quedan. Que pena da, en este día de Difuntos, pensar que todo termina en el cementerio, ahi en una fosa, nicho o columbario, ¡para que tantos desvelos, esfuerzos, sinsabores y alegrias!, para que restar días y tratar de hacerlo bien, sin esperar premio o castigo si al final se termina en casa Frasquito, lugar donde ya pierden su nombre las calles Castelar y Padre Lerchundi. Hasta en nuestros ejércitos, que tanto saben de vida porque rozan lo contrario, se canta la muerte no es el final, símbolo de la esperanza prometida. En estos días que, muy especialmente, se visitan los cementerios, y tambien cuando acudimos al tanatorio, parece que junto al dolor por la persona o pariente perdido nos nace el ansia humana de dar mas valor a la vida, al bien mas preciado. Por eso siempre es mejor intentarlo que nunca haber dado el paso, crear que pasar, lucha que tirar la toalla aunque en el camino tropecemos y nos equivoquemos, disfrutar de pequeñas cosas que soñar por las que nunca tendremos. Precisamente no se vive mejor acaparando bienes ni despreciando a otros sino dando a manos llenas y compartiendo, haciendo felices a los demas y aprendiendo de ellos. Frente a la corriente halloween está la nuestra, la cultural de libros y teatros y de deleite gastronomico. Poder disfrutar de duelos y quebrantos que Cervantes recogia en el Quijote y que se debían consumir los sábados, saborear huesos de santos y buñuelos, mientras conversamos en la mesa. Y leer el Burlador de Tirso, que es hombre insensible, que no se arrepiente y que acaba en la hoguera del fuego eterno. O releer el Don Juan de Zorrilla para disfrutar en sus páginas de aquel agresivo pendenciero y transgresor al que no le importa el dolor de sus victimas, pero que por amor se arrepiente para alcanzar la salvación. Disfrute de su tiempo, de su espacio, de las aficiones que a diario no podemos llevar a cabo, de las personas que hemos conocido en el camino y con las que tan buenos ratos hemos pasado, y de aquellas que aun estan por llegar, de otras que no han merecido la pena, las apartamos. Tenga fe, sea positivo y no se estrese, si lo piensa no merece la pena. Admire un amanecer y el olor de un paseo junto al mar. A ese cuadro que aún esta colgado en un museo no le haga esperar mas y mirelo de todas las perspectivas, seguro que su opinión merece la pena. Alguna vez ha arrancado o le han arrancado una carcajada, practique eso o recuerde cuando fue la última vez. El sentido del humor funciona tambien cuando los temporales de la vida arrecian y pasan siempre pasan aunque dejen restos. Ame y sea amado, volveran las mariposas en el estomago y verá su existencia distinta. Viva la vida, hoy y siempre.
