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Una apuesta de futuro

El esfuerzo económico para la compra y la recuperación del edificio ha sido muy considerable, por encima de los 7 millones de euros entre las dos actuaciones. Sin embargo, bien merece tal inversión el objetivo final, que es fomentar la universidad en Melilla como un motor económico más y mejorar la Educación en nuestra ciudad La recuperación del antiguo edificio de Correos está un poco más cerca, después de que el Consejo de Gobierno haya dado su visto bueno al anteproyecto que durante algunos meses ha estado en manos de la Consejería de Coordinación y Medio Ambiente. Este departamento ha sido el encargado de encajar en los 4.988 metros de superficie del inmueble, más los 717 que se sumarán tras la ampliación, las necesidades de la Universidad de Granada y de la Ciudad Autónoma, instituciones ambas que compartirán el emblemático edificio cuando esté rehabilitado.
Se pondrá fin de esa manera a un cierre que se prolonga ya siete años, poniendo de manifiesto cómo este asunto se ha dilatado demasiado en el tiempo, como prácticamente todo en Melilla, primero por la pasividad del anterior Gobierno socialista para decidir el futuro del edificio, y después por la dura negociación que ha habido que llevar a cabo para rebajar las pretensiones de su propietaria, la sociedad estatal de Correos y Telégrafos.
Hace casi dos años, a finales de marzo de 2015, la Asamblea aprobó la compra de este edificio, situado en un lugar muy estratégico, como es el centro de Melilla, junto al Teatro Kursaal y a los pies del Parque Lobera, en pleno Triángulo Modernista. Sólo el PP apoyó esta propuesta, debido al rechazo la oposición en bloque, incluido Populares en Libertad (PPL), que entonces estaba frente al Gobierno y no dentro de él. Ahora el panorama es distinto, y probablemente aquel ya extinto partido, que todavía tiene un papel clave en el Ejecutivo, habrá comprendido que la compra del inmueble no era un capricho, sino una necesidad.
No en vano, con esta adquisición, la Ciudad Autónoma ha evitado no solo que se perdiera este edificio, sino también que se pudiera especular con él y sumarlo al patrimonio de los melillenses para que éstos no pierdan una parte de su historia por una dejadez que hubiera sido imperdonable. Su futuro uso universitario no hace más que poner la guinda a la operación, por la vida que se dará al centro, de la misma forma que se conseguirá en el Polígono con la rehabilitación del antiguo Mercado Central para un centro multidisciplinar.
El esfuerzo económico para la compra y la recuperación del edificio ha sido muy considerable, por encima de los 7 millones de euros entre las dos actuaciones. Sin embargo, bien merece tal inversión el objetivo final, que es fomentar la universidad en Melilla como un motor económico más y mejorar la Educación en nuestra ciudad. Porque cuando la Ciudad Autónoma logre ampliar la cartera de titulaciones universitarias que se oferta actualmente, la consecuencia será la llegada de decenas de chicos de la Península para cursar sus estudios superiores. Eso, además de las mayores opciones para nuestros propios jóvenes de poder estudiar aquí sin verse obligados a salir o a optar por los estudios a distancia, como ocurre desde siempre. Ya se ha podido ver en los últimos años con las últimas titulaciones que se han sumado a la oferta universitaria, pero previsiblemente ese efecto irá a más con las nuevas que vendrán. Se trata, por lo tanto, de una apuesta de futuro más que justificada, máxime cuando se trata de la Educación de quienes nos sucederán.

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