Cuando yo prestaba mis servicios postales, tuve la ocasión de leer el nombre de una barriada de lo más original que jamás pude imaginar; y miren que habré leído nombres de pueblos, ciudades y direcciones de lo más variopinto, como Follanza, y Zas, en La Coruña, El Follón, en Asturias, y La X (sic), en Palencia, por ejemplo.
Tengo que decir que cuando leí el texto, y “Meaero de la Reina”, como dirección, para contar las palabras y comunicarlo a su destino, quedé extrañado, pareciéndome al principio un cachondeo, por parte de quien presentaba la libranza del giro urgente. El remitente, (hoy lo llamarían cliente), muy comprensivo, y sonriente, me dijo que la barriada en cuestión se llamaba así, tal y como se podía leer. Cuando acabé de transmitirlo, y dándome el OK el compañero de destino, la verdad es que sentí una gran curiosidad, porque aquéllo no era normal. Pero como la gente de la Posta, a pesar de la distancia y aunque personalmente no nos conozcamos, somos muy serviciales (es la verdad). A Paco Pineda, Jefe de Correos en Puerto Real, le pedí que indagara el motivo del nombre de ese barrio, que nos hizo sonreír de extrañeza a Miguelito del Pino, mi compañero de fatigas, y a mí, que por aquellos tiempos estábamos en la suc. 7 de Málaga. La gente de la “Tacita de Plata”, como todo el mundo sabe, es la que más jugo le saca al cachondeo. Fíjense que en los Carnavales le sacaron una coplilla a su alcaldesa, que decía: “Teo, Teo, Teo, que hasta el nombre tienes feo”; que como saben esta señora, que ya no es alcaldesa, se llama Teófila. Juzguen ustedes si es feo o no. Y volviendo al “Meaero”: En una zona de Puerto Real existe, como ya digo, la barriada "Meaero de la Reina", y según el Archivero de ese municipio, existe un documento en el archivo de Simancas que dice así: "Encontrándose el Cortejo Real observando las labores de despesques en la salina de la zona, la Reina y su cortejo se alejaron un poco, montando un campamento donde poder hacer sus necesidades fisiológicas y perentorias…". O sea que Su Majestad como cualquier mortal cuando le venían las ganas de evacuar su vejiga, o de jiñar, se alejaba con discreción para hacer sus necesidades, regando esa bendita tierra con sus reales efluvios más naturales, y los gaditanos no tuvieron otra ocurrencia que dedicarle una calle al urinario real y perpetuar el sitio donde meaban la Reina y su séquito. Mi compañero Pineda me decía que el origen de los nombres de las calles, a veces es de lo mas simple, y en este caso efectivo. Y tanto que sí. Yo tengo un amigo que vivía en Horcas Coloradas muy cerca de las famosas esterqueras y parecía que se avergonzaba de residir en un sitio donde los días de levante, los de poniente y los demás también, existía un olor que se metía en todos los poros de la piel. Hoy lo disculpo, más bien porque soportaba la procesión de carros, que a diario pasaban por su puerta con toda la basura de la gente de Melilla. Otra cosa es cuando quedas citado con alguien en tu casa o tienes que comunicar tu domicilio en algún estamento oficial y dices: "Vivo en Meaero de la Reina número tal". Tu interlocutor a la fuerza tiene que quedar un poco perplejo, porque no es normal que el retrete de una reina figure en el callejero de una ciudad. Luego aparecen los cachondos escatológicos, con sus letras “menúas”: Que si la Reina, mientras miccionaba soltó, por su arrugado ojo, un céfiro tutelar de su bienestar: pedo o follón; similar al albardado, o al almibarado, o también al musical; y si viene al caso: el brutal, que es cojonudo, con su sonido similar al Do grave de un trombón de varas, que te deja el cuerpo más a gusto que la mar. Y el que diga lo contrario: Miente como un bellaco.
