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Un Aid El Kebir empañado

Algunas voces no dudaron ayer en dejar el ambiente de fiesta a un lado y seguir echando leña al fuego en las críticas contra el Gobierno y la Ciudad Autónoma por hacer lo que no tenía más remedio, y es acatar la prohibición de importar borregos marroquíes decretada por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente Después de semanas de polémicas, debates, protestas y rifirrafes por la prohibición de paso del borregos marroquíes por el brote de fiebre aftosa, ayer por fin llegó el día del Aid El Kebir. Nadie podía poner en duda que ayer era un día muy especial. Para corroborarlo, solo hacía falta contemplar las calles desde bien temprano, que aparecían desiertas, debido a una nula actividad comercial y hostelera, lógica cuando prácticamente la mitad de la población está de celebración en un día festivo que es, además, oficial en el calendario desde hace algunos años. Al mismo tiempo, la mayoría de las familias musulmanas lucían sus mejores galas y muchas acudieron juntas al rezo colectivo que cada año se celebra en la explanada de Cabrerizas Altas, a los pies del Tercio. Pero fueron menos que el año pasado e incluso que hace escasos 70 días, cuando terminó el mes sagrado de Ramadán y la explanada se llenó para el rezo del Aid El Fitr. Esta menor afluencia de fieles musulmanes llamó ayer la atención y es fruto de la decisión de muchas familias de pasar la Pascua Grande en Marruecos, como así se ha podido ver con un tráfico denso en los pasos fronterizos en las horas previas al Aid El Kebir.
Algunas voces no dudaron ayer en dejar el ambiente de fiesta a un lado y seguir echando leña al fuego en las críticas contra el Gobierno y la Ciudad Autónoma por hacer lo que no tenía más remedio, y es acatar la prohibición de importar borregos marroquíes decretada por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. A ambas administraciones las culparon de ese éxodo al país vecino de familias melillenses que han decidido festejar la Pascua al otro lado de la frontera. También del hecho de que al final hayan faltado borregos procedentes de la península para celebrar el Aid El Kebir en nuestra ciudad.
El debate en las redes sociales sobre esta cuestión fue incesante a lo largo de todo el día porque varias decenas de familias, que podrían rondar los dos centenares, acudieron a última hora a comprar el borrego peninsular y se encontraron con que ya no quedaban. Es el riesgo que tiene esperar a última hora, aunque algunos criticaron ayer que eso haya ocurrido cuando desde la Ciudad Autónoma se aseguró que habría animales suficientes para todos. Pero quienes sostienen esta versión no tienen en cuenta que el papel de la Administración en este caso no es el de importar los borregos, sino facilitar en la medida de lo posible que los ganaderos, que son los que se dedican a dicha actividad comercial, lo puedan hacer sin trabas.
La triste realidad es que los empresarios, debido al llamamiento de boicot que durante semanas han realizado entidades defensoras del borrego marroquí, han rebajado la cifra de animales importados de los 5.000 anunciados en un principio, a los aproximadamente 3.000 que llegaron al final a Melilla. Un temor lógico a sufrir unas grandes pérdidas económicas por culpa de este boicot y los intereses políticos de quienes han echado un pulso al Gobierno con este tema, que es lo que ha dejado a muchas familias sin poder sacrificar un borrego. Circunstancias como esta han empañado ligeramente un Aid El Kebir marcado por el ánimo de polémica de algunos, muy lejos del sentimiento de paz y fraternidad que significa una fiesta tan importante para todos en Melilla, independientemente de su religión, como es la Pascua del Sacrificio.

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