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Txapote votaría a Frankenstein

El asesino Txapote, condenado por 13 asesinatos, respaldaría indirectamente la continuidad de Pedro Sánchez en el poder mediante su afinidad con EH Bildu. Sánchez rechazó firmar un compromiso de respaldo al candidato más votado, revelando su temor a perder las elecciones. El PSOE ha llegado a acuerdos con fuerzas políticas cuestionables y ha paralizado elecciones para negociar con EH Bildu. Alertar sobre Vox mientras se hacen alianzas con EH Bildu es una desvergüenza. El PSOE encubrió crímenes en el pasado y Pedro Sánchez advierte contra un "pasado tenebroso".
Miguel Platón

El asesino Francisco Javier García Gaztelu, alias “Txapote” en la banda terrorista ETA, no tiene derecho a voto tras haber sido condenado a 600 años de cárcel -de los que sólo cumplirá 30- por 13 asesinatos, entre ellos los del político socialista Fernando Múgica y el concejal del Partido Popular Miguel Ángel Blanco.

No hay ninguna duda, sin embargo, de su afinidad con la formación política heredera de la banda terrorista, EH Bildu, que durante los últimos cuatro años fue parte sustancial de la mayoría parlamentaria Frankenstein que mantuvo en el poder al todavía presidente Pedro Sánchez y su gobierno de coalición social-comunista.

De manera indirecta, pero efectiva, Txapote votaría de ese modo la continuidad de Sánchez en el palacio de la Moncloa, con sus aliados comunistas y separatistas. El lema “Que te vote Txapote” exhibido por un sevillano resulta por ello pertinente y de ahí su éxito.

En toda campaña electoral hay mensajes destinados a producir confusión, pero la libertad de prensa, que tantas veces es la primera de las libertades en una democracia, permite superar mentiras y manipulaciones.

También permite respaldar la evidencia de que Sánchez perdió, por k.o. técnico si hubiera sido un combate de boxeo, el debate que el pasado lunes mantuvo con el presidente del PP, Alberto Núñez Feijoo. Sánchez actuó con su habitual grosería, mediante continuas interrupciones que no cortaron dos supuestos moderadores manifiestamente ineptos: Ana Pastor y Vicente Vallés, del grupo A3Media.

Pero Sánchez no tenía esta vez una ventaja institucional, como en los debates parlamentarios, y hubo un momento decisivo, cuando Núñez Feijóo le ofreció firmar un compromiso para respaldar al candidato que obtenga más votos. De esa manera, ni el PP necesitaría el apoyo de Vox, ni el PSOE el de los Frankenstein.

Pedro Sánchez no quiso firmarlo, con lo que puso en evidencia que teme perder las elecciones, y también que está dispuesto a repetir la mayoría con ex terroristas y separatistas, si llegara el caso. En el mitin del jueves en Santander afirmó que pactará con cualquiera para “avanzar”. ¿Un avance llegar a compromisos con EH Bildu, Esquerra Republicana y Sumar? La inminencia de su probable derrota parece haberle enloquecido. No engaña a nadie. Una nueva alianza de esa naturaleza le obligaría a nuevas concesiones, con peligro para la democracia y la misma convivencia. Carece de valor cualquier promesa de que actuaría con respeto a la Constitución. La palabra política de Sánchez no vale nada, aunque él aparente no darse cuenta. El portavoz de Esquerra, Gabriel Rufián, ha revelado cómo le obligaron a conceder el indulto a los golpistas catalanes de 2017.

Sólo le queda intentar asustar a los ciudadanos con la supuesta catástrofe que supondría un gobierno de Núñez Feijóo con Vox. Pero el PP sólo pacta con Vox allí donde no tiene suficiente mayoría ni otra alternativa. También lo ha hecho con otras fuerzas políticas en Canarias, Cantabria, Aragón y numerosos municipios. Incluso ha apoyado al PSOE en los ayuntamientos de Barcelona y Vitoria, o con el PNV en la diputación foral de Guipúzcoa y el ayuntamiento vizcaíno de Durango. Los socialistas, así mismo, han votado junto con Vox para impedir la elección del popular López Miras como presidente de Murcia. Y sobre todo, han paralizado la elección en Navarra para llevar a cabo, después del 23 de julio, negociaciones con EH Bildu, cuya abstención necesitan para seguir en el poder.

Con tal panorama, resulta una desvergüenza alertar “que viene el coco” cuando se refieren a Vox. Los sanchistas no tienen reparos en llegar a acuerdos con una EH Bildu que respalda los homenajes a terroristas y que incluye en sus listas electorales a docenas de condenados por pertenencia a ETA, algunos de ellos con delitos de sangre.

Txapote fue capaz de dar dos tiros en la nuca a un joven Miguel Ángel Blanco que estaba atado y que en sus últimas horas no paró de llorar. Otro 13 de julio, en la madrugada de 1936, un pistolero socialista, Luis Cuenca, también pegó dos tiros en la nunca a un político derechista que acababan de secuestrar en su domicilio: José Calvo Sotelo. La dirección del PSOE -encabezada por Indalecio Prieto- encubrió el crimen y protegió a los asesinos, lo que era un gravísimo delito. Al mismo tiempo, el líder del grupo parlamentario socialista, Francisco Largo Caballero, proponía la fusión con el Partido Comunista del tirano soviético Stalin.

Pedro Sánchez, con la mayor de las caraduras, ha advertido contra el retorno a un “pasado tenebroso”. Para pasado tenebroso y presente ominoso el del Partido Socialista.

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Miguel Platón

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