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Trabajo productivo e improductivo

Feijóo en Melilla

Varios trackings preeltorales abren la puerta a que el PP sume más que PSOE, Sumar, ERC y Bildu juntos (La Razón, el martes). Los últimos sondeos electorales, publicados el lunes, 17 de julio fueron: ABC, 180 diputados (mayoría absoluta) para la derecha; El Mundo, 176 para la derecha (mayoría justa), El País: PP y Vox no logran mayoría absoluta, La Razón: mayoría para la derecha. Conclusión: estos tres últimos días de campaña electoral van a ser críticos. Lo sensato (que no siempre es lo que triunfa) y lo mejor -teniendo en cuenta que lo peor imaginable para España es Sánchez y que es imposible que haya algo conocido y peor- debería ser concentrar el voto en Feijóo, la única alternativa con opción electoral de cambio. Dentro de tres días veremos lo que ha ocurrido.

El cuadro que va a heredar el nuevo gobierno es terrorífico. Baste considerar que la deuda pública española supera ya los 1,5 ¡billones! de euros, bastante más de todo lo que produce España, todos los españoles que producimos, en un año. Una deuda que vamos a tener que devolver, que pagar, los españoles de ahora, más nuestros descendientes de tres generaciones.

Además, el 40% del empleo creado en esta legislatura es público, o sea, improductivo. El sector privado ha generado solo la mitad de los puestos que se impulsaron durante el mandato de Rajoy en La Moncloa, según subrayaba la portada del ABC del lunes. Sin jóvenes, sin innovación y sin PIB, estamos abocados al desastre…si no hay cambios urgentes y profundos.

Voy a Wikipedia -consciente de su utilidad y sus limitaciones- y leo: El trabajo productivo se refiere a aquel trabajo que tiene la capacidad de modificar el valor de uso de las mercancías o de proporcionar servicios, generando la riqueza material y no material que sostiene a la sociedad…En contraposición, el trabajo improductivo es aquel orientado al mantenimiento del orden social …que no genera riqueza por sí mismo (como el gobierno, las fuerzas armadas, el mantenimiento de la propiedad privada o las operaciones financieras, entre otras).

Interesa destacar -por tan a menudo ocultado- que es el trabajo productivo, el generado por el sector privado, el único que genera riqueza, material y no material, precisamente la riqueza que sostiene a la sociedad, incluyendo a los empleados en el trabajo improductivo. Dicho de otra manera, para que sea más inteligible: Pedro Sánchez no es el que crea trabajo ni el que nos mantiene, con su trabajo (improductivo) a todos los españoles; somos los trabajadores del sector productivo los que le mantenemos a él, a su Fanton, a sus miles de asesores, al palacio de La Moncloa en el que mora y habita, etc, etc.

Cada vez que un político alardea o anuncia que va a crear más empleo público, solo nos está anunciando que nuestra economía, la de todos -excepto la suya-, va a ir peor. Entiendo que debe haber burocracia -no burrocracia, como ocurre tan a menudo- pero la burocracia es un trabajo tan necesario como económicamente improductivo, especialmente cuando se convierte, como es habitual, en un obstáculo casi insalvable para la creación de riqueza productiva, la del sector privado… si le dejan.

Centrándonos en Melilla, Juanjo Imbroda, en su discurso de “entronización” del sábado pasado, prestó gran atención a la economía. Un acierto. Todos somos iguales, dijo; otro acierto. Hay que combatir la pobreza, dijo también; otro acierto mayúsculo, que solo se podrá conseguir si la paupérrima economía productiva que en Melilla ha podido sobrevivir -a muy duras penas- se combate con la creación de más economía productiva, algo que solo pueden lograr los empresarios, especialmente los pequeños -por cierto, empresario puede ser todo el que quiera serlo, en vez de aspirar a ser empleado del Ayuntamiento- con su esfuerzo y su riesgo, no los empleados públicos (muchos admirables, otros despreciables, como ocurre en la naturaleza humana).

 

Posdata

Felipe VI: “sin un periodismo independiente, no hay opiniones libres”. Fue lo más destacado de su artículo -Periodismo, independencia y libertad- del martes en ABC, 120 años después del nacimiento de esa histórica cabecera. (Nuestro periódico “solo” tiene algo más de 38 años de vida, pero espero y deseo que pueda llegar a la longevidad del ABC. Sería un buen síntoma para Melilla, creo yo).

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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