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El rincón de Aranda

Talavera y Napoleón

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En el Bº de la Victoria, existe la C/ Talavera. El nombre es por la batalla que libraron el 28.07.1809, españoles e ingleses, contra las tropas napoleónicas cerca del pueblo de Talavera de la Reina. Cuenta la Historia que una vez que el general francés, Nicolas Jean-de-Dieu Soult, fue expulsado de Portugal por Arthur Wellesly, -futuro Duque de Wellington- éste, a petición de la Junta de Defensa de España, acudió para colaborar contra las tropas napoleónicas.

Referente a Soult, hay que decir que se apropió, como los nazis en la II G. M., de valiosos cuadros robados a sus legítimos propietarios, de autores como, Zurbarán, y Murillo. Entre ellos: “La Inmaculada de Soult”, llamada así por él, que se la llevó a Francia. Cuando murió, esta joya, fue vendida al Museo del Louvre en 1852 por 615.000 francos, que era un pastón para la época. Aunque terminó retornando a España en 1941, que en la actualidad la podemos admirar en El Prado. Dicen que fue porque Franco y su “compadre” Pétain, llegaron a un acuerdo.

Pese a todo, Wellesley y el general español Gregorio García de la Cuesta, que no se ponían de acuerdo en la estrategia a seguir, al final lograron alcanzar un mínimo, y el 20 de julio, unieron sus ejércitos en Oropesa, a 40 kms. de Talavera de la Reina. El 27 este ejército ya estaba posicionado cerca del río Alberche. Los franceses de Victor, sin esperar la llegada de José Bonaparte y Sebastiani, atravesaron ese río, pillando desprevenida a una brigada inglesa donde se encontraba el propio Wellesley, que estuvo a punto de ser hecho prisionero, salvándose en última instancia al huir a galope tras sus líneas.

En preparación del ataque inminente, el ejército aliado toma posiciones entre el Tajo y el Cerro de Medellín, situándose esa noche los españoles a la derecha, junto a la ciudad de Talavera, formando tres líneas, convirtiéndose en la parte más fuerte de la línea defensiva, y los ingleses a la izquierda, ocupando el cerro, situando un refugio artillado.

José Bonaparte, y el general Jourdan, prefirieron esperar la llegada de los refuerzos solicitados a Soult, quien se encontraba en camino, desde Salamanca, pero instados por Victor, comenzaron el ataque. El asalto por sorpresa de los franceses se inició de madrugada sobre las posiciones inglesas en el Cerro de Medellín, quienes aguantaron los ataques tras haber reforzado su flanco izquierdo con la caballería española del Duque de Alburquerque, y la 5.ª división española de Bassecourt.

Visto el escaso éxito del ataque, José Bonaparte se reúne con Victor, Sebastiani y Jourdan para decidir si retirarse o continuar. Tras una larga deliberación y después de saber que Soult no llegaría a Plasencia, hasta primeros de agosto, y además que Venegas avanzaba hacia Toledo, y Aranjuez, con el Ejército de La Mancha, se opta por seguir el criterio de Victor en continuar la batalla.

Mientras tanto, Wellesley aprovecha este descanso para reforzar sus posiciones y pedir al general Cuesta cuatro piezas de artillería de mayor calibre que las suyas para sustituir algunas pérdidas en la anterior refriega.

Hacia mediodía Jourdan ordenó bombardear el cerro con los cañones que se encontraban en la cercana colina del Cascajal, pero el pequeño calibre de éstos logró hacer poco daño en las filas inglesas. Es entonces cuando se ordena el ataque simultáneo de la infantería francesa contra las posiciones defendidas por los británicos. Tras una agotadora lucha, sostenido fundamentalmente por el 45º Rgto. Inf. de William Guard, el ejército francés es repelido de sus posiciones dejando tras sí numerosas bajas: 7000 franceses, más de 5000 ingleses, y 1200 españoles.

Al amanecer del 29 de julio, los aliados observan sorprendidos que el ejército francés se ha retirado dejando a los aliados solos en el campo de batalla.

El 8 de agosto, el ejército de Soult se encontraría con el español, que cubría la retaguardia de Wellesley, en la batalla de Puente del Arzobispo. Por los méritos de la batalla, Wellesley recibiría los títulos de Vizconde de Wellington y Vizconde de Talavera de la Reina. Por su parte, la Junta Central de Defensa concedió a Cuesta, la Gran Cruz de Carlos III.

Y los asesores en Historia de nuestra ciudad, sin haber consultado esa página de nuestra Historia van, muy sabihondos ellos, y colocan a Napoleón en lo alto del Tesorillo. ¡Ahí!, con dos huevos y un palito: ¿Hay quién de más?. Por si lo ignoran deben saber que en todos las ciudades y pueblos de España, solo en Barcelona y Melilla, figura Napoleón en sus callejeros. En la Ciudad Condal es un pasaje, y en nuestra ciudad, una calle. La señora Mohatar y el señor Bellver, tienen la palabra.

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