La celebración de la patrona de la Guardia Civil, la Virgen del Pilar, estuvo marcada ayer por la gran solemnidad del acto, que tuvo lugar en el patio de la Comandancia, engalanada para la ocasión. Ni el toldo gigante que lo cubría libró a los numerosos invitados del calor que ayer apretaba en Melilla, hasta el punto de que uno de los agentes que estaba en la formación sufrió un aparatoso desvanecimiento por el que incluso tuvo que ser asistido por una ambulancia.
Como siempre, uno de los momentos más emotivos del acto fue el homenaje a los que dieron su vida por España, con una ofrenda floral por parte de las tres principales autoridades de la ciudad, el presidente del Gobierno local, Juan José Imbroda, el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, y el comandante general de Melilla, Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu, junto al coronel de la Guardia Civil, Antonio Sierras.
Al término del acto, todos ellos firmaron en el libro de honor de la Guardia Civil como recuerdo de un gran día para el Cuerpo.