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Salvar Melilla

¿Hasta cuándo, Gloria Rojas, vas a seguir abusando de nuestra paciencia?, preguntaba Enrique Bohórquez en su Carta de ayer. Fue la pregunta que Cicerón, en el año 63 a.C. le hizo, en el Senado romano, a Catilina, que lideraba una conjura para hacerse con el poder absoluto. Con esa simple pregunta la conjura de Catilina fracasó.
Es difícil, por no decir imposible, encontrar a un solo melillense que opine que el Gobierno de Melilla es bueno, lo está haciendo bien y debe de continuar. En sentido contrario, si la pregunta a los melillenses es si creen que el Gobierno presidido por De Castro, manejado dictatorialmente por Mustafa Hamed Moh (Aberchán) y permitido por Gloria Rojas, es malo, gobierna mal y no debe de continuar, sería muy difícil, sería prácticamente imposible encontrar a un solo melillense libre que no estuviera de acuerdo.

En una situación democrática normal esta situación, insoportable para Melilla, se solucionaría con un adelanto electoral y cuidando que no se manipulen los votos, especialmente los votos por correo no entregados por el votante. Pero Melilla tiene un estatus político a mitad de camino entre la Autonomía y el Ayuntamiento y en el caso de elecciones se nos considera como Ayuntamiento, de manera que no es posible el adelanto electoral, lo que nos condena en principio a la parálisis y a continuar con el gobierno que ya padecemos.

Una mini solución puede ser un pacto Aberchán-Rojas, cambiando a De Castro por Jesús Delgado y nombrando a Rojas presidenta, lo que exigiría una moción de censura e impediría cualquier otra moción con posibilidades de éxito, porque es evidente que De Castro jamás va a dejar voluntariamente la presidencia ni va a renunciar -como no renunció Delgado- a su acta de diputado, ni a su nivel de ingresos. El inconveniente es que un Gobierno Aberchán-Rojas, aún sin el lastre de De Castro, sería, si continúa Aberchán como líder indiscutido de CpM, un gobierno con muy poca diferencia respecto a lo que hay ahora, con los resultados de mal gobierno que ya conocemos y lamentamos.

La posibilidad de un pacto PP-CpM, el único partido que podría considerarse como “local”, la rompió, tajantemente, Aberchán. La posibilidad de un pacto de gobierno PP-PSOE, que podría ganar una moción de censura, está abierta, pendiente de una decisión de Gloria Rojas, que con su indecisión lleva ya demasiado tiempo abusando de la paciencia, y de las necesidades, de los melillenses.

Hay otra razón más para comprender la necesidad del pacto PP-PSOE: Melilla depende mucho del Gobierno nacional, que en Melilla tiene más peso, aunque disponga de menos dinero, que el Gobierno local. La sanidad de Melilla, por ejemplo, depende de “Madrid”, así que De Castro pinta muy poco -aunque presuma de ser la “máxima autoridad de Melilla”- en este momento de pandemia en el que hay que tomar decisiones urgentes y eficaces. La relación del Gobierno nacional en Melilla -la Delegación del Gobierno y sus numerosas direcciones generales, todas socialistas- con el actual Gobierno local es casi inexistente, diga lo que diga Rojas. Conclusión: el pacto del PSOE con el otro partido nacional y local que tiene experiencia de gobierno, el PP, es la mejor solución posible, en las presentes circunstancias, para salvar Melilla. Así que, de nuevo un ruego a Rojas: decídete ya y deja de abusar de nuestra paciencia.

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