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La columna de Salido

Planeta sí, ser humano también

Queridos amigos lectores de Melilla Hoy, me duele empezar el nuevo año con un artículo que comienza con un <> y me duele bastante más, porque soy consciente de que no tengo cientos de miles de lectores y, los pocos que tengo, que imagino se pueden contar con los dedos de una mano, los quiero y debo tratar bien y no se merecen empezar el año con una expresión negativa.
Aunque les aseguro, desde la sinceridad, desde el fondo del corazón, que no soporte porque me parece excesivamente vergonzoso y doloroso ver cómo hay gente y poderosos medios de comunicación que influyen decisivamente en la conciencia y el comportamiento de otros, que sitúan como sumun del progreso el declarar que <> deberíamos tener objetivo o propósito para el año 2018 cuidar el planeta.

Ni más ni menos. Punto final. Ahí queda la cosa. Decisión que a mí, que soy hijo de Carmela y Antonio, nacido africano en Melilla, pero español por los cuatro costados como nuestra Ciudad, aunque no soy nadie, me provoca hasta el extremo de ofender mi dignidad y reclamar “venganza”. Por eso, desde el agradecimiento, aprovecho este pequeño rincón de mi Diario preferido, para declarar que nada tengo contra la vocación del salvar el planeta, es como cuando el Gobierno dice y repite hasta la saciedad que España va bien y esa “gran recuperación económica”. Mejorar el conocimiento de la energía, luchar contra el cambio climático, el calentamiento global, los gases invernadero o los residuos nucleares, pero esto <> no me basta, me deja con ganas de mucho más, me molesta. De ahí, que junto a esa idea de cuidar el planeta (éste nuestro) como propósito, reclamo y debe aparecer lo de cuidar del ser humano, su realización y felicidad. Al inmigrante, por ejemplo, que muere en el estrecho o en esa parte más ancha del Mediterráneo, o mar de muchas tragedias humanas por alcanzar la vieja y engreída Europa y una vida digna; al obrero que trabaja casi de sol a sol, pero su salario no le permite terminar el mes; lo mismo ocurre con los pensionistas; a ese o esa joven sin empleo, algunos con hijos que miran el mañana sin esperanza; a la mujer maltratada que ya no cree en el efecto ni en la convivencia, muchas con sus denuncias archivadas… Y es que un planeta sano es noble causa, pero no debe ser un ideal exclusivo, necesita de seres humanos libres, iguales, solidarios, con derechos, etc. Y por supuesto, de dirigentes comprometidos con la dignidad, honestidad y honradez.

Salud paisanos.

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