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El rincón de Aranda

Pinceladas de la historia, y algo de hemeroteca

El 23. 10. 1774, con relación a la carta enviada por el Rey de Marruecos el 19.09.1774 a Carlos III, anunciándole el ataque a Ceuta, sin querer perder la amistad entre ambos éste, indignado, declara la guerra a Marruecos por tierra y mar. Pero la generosidad, como siempre ha hecho España con nuestros vecinos, llegó hasta la entrega de varios cautivos marroquíes y argelinos que se encontraban en Cartagena, según acuerdo antes de la ruptura.

El 22.11.1774, Sidi Mohamed envía a través de su ministro Samuel Sumbel, a todos los cónsules acreditados en Marruecos, que el ataque a Ceuta no interferirá en el Tratado de 28.05.1767. Entre otras cosas decía: “(…)En cuanto a las plazas que están en las Costas de Nuestros Dominios, y sobre los que el Rey de España reclama su derecho de pertenencia, no son ni nuestras ni de El, pertenecen a Dios Todopoderoso, que las dará a quien le plazca”. Este Rey marroquí, ya le decía a nuestro Carlos III que ni eran suyas ni de él.

El 9.12.1774, por la casa del Renegado, (2ª Caseta), cerca del Atalayón, comienzan a entrar las tropas marroquíes, iniciándose el Sitio a Melilla con 40.000 hombres al mando del propio Sultán. Montando el campamento general en las estribaciones del cerro de San Lorenzo, (Plaza de toros, Barrio Obrero y Parque Hernández). Como anécdota curiosa se comentaba que Sidi Mohamed, pasaba revista a sus tropas en las trincheras, en una carroza que le regaló nuestro Carlos III, como la tienda que montó en su campamento. Cuando el bombardeo a la ciudad por parte de los marroquíes era seguido de un cañoneo, los españoles, jocosamente, le llamaban el “Rosario de Mahoma”.

El 22.12.1774, el Soldado del Rgto. de la Princesa, Juan Rodríguez, es el primer caído en el famoso Asedio. Era natural de Torralba, de la provincia de Toledo.

El 9.01.1775, el Cabo Alonso Martín, junto con doce desterrados caen heroicamente en las murallas del fuerte de Victoria Grande.

El 21.01.1775, Carlos III, dándole la máxima importancia a lo que ocurría en la Plaza, envía una carta al Mariscal Cherlok en la que le dice: “…Vivo en la creencia, mis fieles vasallos sitiados en ésa Plaza, pondréis de vuestra parte hasta derramar hasta la última gota de sangre en su defensa, y por si no tuviese efecto tan honroso procedimiento, previene mi Real ánimo que en ese puerto haya una escuadra, y cuando no se pueda remediar se salven mis leales vasallos”.

El 18.03.1775. El último caído en combate fue el Soldado de Infantería Raymundo Capellera.

El 19.03.1775. Los moros abandonan el Sitio. En los cien días que duró, dejaron en la Plaza 117 muertos y 509 heridos. Según Gabriel de Morales, en el Cerro Cónico que domina el rio Oro y Farhana existía, “El Palmito Enano de Sidi Mohamed”. Se contaba que cada día venía a éste sitio el Emperador a examinar los adelantos del asedio a la Plaza.

Y cambiando de tercio, como en el arte de Cúchares, fíjense que Azaña, Presidente de la República, en 1937, le dijo a Negrín, su Presidente del Consejo de Ministros, que el Museo del Prado era más importante para España que la República y la Monarquía juntas. Lo dijo, con toda la carga de razón, porque él, con su vasta cultura, y gran hombre de estado, entendía que ese Museo era nuestra inmensa herencia cultural, y nuestra idiosincrasia; era el ser español por los cuatro costados, como también lo son nuestros bellos edificios, nuestras calles, nuestros monumentos, y los Héroes, nuestros grandes y Laureados Héroes, que se encuentran descansando en la Purísima, que fueron los defensores del famoso Sitio, como los que cayeron, durante los pasados siglos en las murallas, y cercanías de nuestra ciudad, defendiendo la ÚNICA (sic) cultura peninsular y europea, acrisolada con la idiosincrasia de nuestro idioma, como es el Castellano, que existe en la ciudad.

Y con respecto al tema de las lenguas, tirando de hemeroteca: el 4.11.2002, en este mismo diario, podremos leer a Francisco A. Marcos Marín en su artículo: “El Costo de las Lenguas”, en el que dice una verdad de la que mucha gente “seudointelectuales” no quieren oír, pero sí saber, y que sigue siendo una gran verdad. Entre otras cosas dice que: “…En la Melilla actual, la única lengua que aporta valores de progreso, en términos de democracia, de economía, de sociedad, es el español (castellano). El bereber (chelja) es una respetable foto de familia, pero no un medio de integración en la cultura en general, a la que se aspira…”. Este hombre, que no es ningún mindundi, sí que es catedrático de Lingüística General de la Universidad Autónoma de Madrid y de la Lengua Española en Roma, La Sapienza, también es miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española y de la Academia Argentina de Letras, al final de su largo artículo dice: “Los españoles monolingües, por su parte, harían bien en meditar el hecho bien conocido que ninguna lengua, por importante que sea en un momento histórico, tiene garantizado su futuro. Desaparecieron grandes lenguas como el latín, el griego y el antiguo egipcio, y surgieron en pequeños rincones, otras, como el inglés y el español, que hoy son dominantes. Pero el mañana, que será distinto, no se hará a golpe de talonarios, y menos de talonario ajeno, sino con sentido común”. ¿Les suena de algo, esto de “talonario ajeno”, con los MENAS y PARTURIENTAS (sic)?. Mucha gente piensa que algunos quieren tener a su disposición las “ubres de la mamancia” del Estado que los acoge y eso, la verdad, no debiera ser, porque esas “ubres” las mantenemos entre todos los españolitos con nuestros impuestos. Y no puede ser porque ese lengua no es española, sino extranjera; de ahí lo del talonario ajeno. Porque por mucha interculturalidad, por mucho “síndrome de Estokolmo” y paz, que existe entre los que residen en Melilla, no olvidemos jamás que el único que la reclama para sí, aprobechándose de algunos “quintacolumnistas”, es alguien que jamás fue suya.

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