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Pésimas expectativas de futuro

O en Melilla hay un cambio profundo ¡y rápido! de la relación administración pública-ciudadanos libres melillenses, o el drama para nuestra ciudad será cada vez más profundo y menos evitable
PARA LA CARTA

Una vez más un Editorial de nuestro periódico -el del último martes, en este caso- me ayuda en una de mis Cartas, la de hoy, en esta ocasión.

El titular del Editorial fue “Vivir en Melilla, cada vez más difícil”. La frase destacada: “La posibilidad de un futuro cada vez más negro asusta, pero aún más la falta de respuesta de las administraciones públicas, que no ayudan a que la cuesta arriba en la que se ha convertido vivir en Melilla sea un poco más liviana, pese a que debería ser su principal objetivo. ¿Reaccionarán algún día? Como dice la canción, quizá para mañana sea tarde”.

La inflación -que es un robo al bolsillo de los ciudadanos, especialmente grave para los más necesitados- es en Melilla muy superior a la del resto de España, Ceuta excluida. Y los precios que más suben son lo de lo más necesario, lo imprescindible: la alimentación, la cesta de la compra.

La explicación de esta lacra alimenticia melillense y ceutí es fácil: antes muchos productos alimenticios, pescado especialmente, llegaban a las dos ciudades norteafricanas procedentes directamente del vecino Marruecos. Ahora llegan tras pasar por la Península española o -lo que todavía es peor- contrabandeando, mafias mediante (caso del pescado, especialmente). En todos los casos, alimentos más caros y escasos que antes.

Expectativas, según la Academia de la Lengua: esperanza de realizar o conseguir algo; posibilidad razonable de que algo suceda. La posibilidad de un futuro melillense cada vez más negro es una evidencia para muchos melillenses. La poca confianza, las bajas expectativas de los melillenses en las respuestas, la falta de respuestas más bien, de las administraciones públicas, es otra evidencia. Resultado: las casi nulas expectativas razonables de futuro de los melillenses son un hecho y una losa que, si no se elimina, abocará a un futuro “cada vez más negro” para Melilla.

Conseguirá el estatismo, la administración pública, cambiar/mejorar esas malas expectativas de futuro en Melilla. Leamos a José Ortega, en uno de sus comentarios de su famoso libro “La rebelión de las masas” publicado en 1929: “El estatismo es la forma superior que toman la violencia y la acción directa constituidas en norma. Al través y por medio del Estado, máquina anónima, las masas actúan por sí mismas. ¿Cómo no temer que bajo el imperio de las masas se encargue el Estado de aplastar la independencia del individuo, del grupo, y agostar así definitivamente el porvenir?

Sin hombres libres, no hay, no puede haber buenas expectativas de futuro. Nietzsche definía al hombre libre como “aquel que piensa de otro modo de lo que podría esperarse en razón de su origen, de su medio, de su estado y de su función o de las opiniones reinantes en su tiempo”. Estatismo -todo dependiente del Estado y sus diversas instituciones públicas- y libertad individual -la libertad colectiva es una entelequia, no existe-, son incompatibles. O en Melilla hay un cambio profundo ¡y rápido! de la relación administración pública-ciudadanos libres melillenses, o el drama para nuestra ciudad será cada vez más profundo y menos evitable.

 

Hoy, constitución de Congreso y Senado

Leo los currículos de los 10 números 1 -nada menos- de cada partido español (no todos españoles, por cierto), empezando por Sánchez y Feijóo y terminando con Cristina Valido (Coalición Canaria) y Alberto Catalán (UPN). El nivel es tan, tan bajo en casi todos, los diez, que aterra. Con estos mimbres va a ser muy difícil construir un nuevo cesto en España.

Hoy se espera que queden constituidos el Congreso y el Senado. En la Cámara Alta, el Senado, todo está bastante claro: el PP tiene mayoría absoluta, y decidirá. En la Cámara Baja, el Congreso -que es el que decide la gobernación- todo está oscuro y un prófugo de la Justicia, un antiespañol declarado, Puigdemont, decidirá. En el último segundo, según ha declarado. Hoy puede pasar cualquier cosa. La elección del presidente/a del Congreso (¿Francina Armengol, Cuca Gamarra?) es muy importante e indicará quién tendrá más posibilidades de ser elegido presidente del Gobierno o si habrá repetición de elecciones generales. El clima político español no puede ser más turbio, más sucio, más preocupante.

Para Melilla y Ceuta, que el Gobierno de España dependa de los separatistas e independentistas y/o de un presidente rendido a Marruecos -por razones tan desconocidas como temidas-, es un enorme peligro adicional sobre los enormes peligros ya existentes.

 

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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