Melilla vuelve a superar la barrera de los 13.000 parados. Es una tasa insoportable provocada no solo por el incremento de la población de los últimos años, sino también por la falta de un impulso en la economía melillense que nos ayude a generar empleo. Un impulso que vendría dado con medidas como la ampliación del puerto y otro gran proyecto como el centro comercial En mitad de una crisis como la que tenemos encima desde hace ya varios años, que se ha cobrado cientos de miles de víctimas con la pérdida de su puesto de trabajo, es lógico que los datos del paro causen tanta expectación desde días antes incluso de que se den a conocer a principios de cada mes. La prensa, sobre todo la nacional y económica, mueve el asunto hablando de la posibilidad de que aumente o disminuya la tasa del desempleo con bastante antelación a que los responsables del Ministerio de Trabajo den a conocer las estadísticas, circunstancia que hasta no hace tanto no ocurría. Ahora sí pasa, y es porque la opinión pública quiere ver cuanto antes los frutos de las drásticas medidas que el Gobierno se ha visto obligado a tomar para que España no fuera a pique. Los descensos encadenados que se llevan dando a nivel nacional desde hace meses son un signo de victoria, un motivo para la esperanza, aunque aún quede mucho camino por recorrer por la inmensa cantidad de personas que todavía no ha encontrado un puesto de trabajo, y también porque la mayoría de las contrataciones que se dan no son de un empleo de calidad. Pero al menos la dinámica es diferente a la que había hace unos años, en una época en la que la incertidumbre sobre el futuro de España era un rasgo común en todos los ciudadanos que la pueblan.
También en Melilla, que en junio dio un paso atrás en esa anhelada recuperación, siendo la única autonomía del país donde el paro no bajó. Muy al contrario, subió mucho. En las oficinas del SEPE se registraron 614 personas más que quieren trabajar y no pueden y que, sumándose a las que ya había, vuelven a superar la barrera de los 13.000. Es una tasa insoportable provocada no solo por el incremento de la población de los últimos años, sino también por la falta de un impulso en la economía melillense que nos ayude a generar empleo. Un impulso que vendría dado con medidas como la ampliación del puerto, de la que tanto se ha hablado desde la década anterior, y otro gran proyecto como el centro comercial, que ayudaría a crear más de mil empleos. También la implantación de las nuevas carreras universitarias podría ayudar poco a poco a conseguir esa meta, ya que convertirnos en un foco de atracción para decenas de estudiantes foráneos movería la rueda de la economía en los comercios sobre todo, pero también en el sector inmobiliario. La esperanza de las carreras universitarias puede empezar a materializarse este mismo año cuando echen a andar en el Campus, pero la ampliación del puerto y el centro comercial requieren más tiempo, que es justo lo que Melilla no tiene por las dimensiones que ha adquirido ya el problema. El Gobierno está intentando paliarlo con más políticas activas de empleo, que aunque alivian ligeramente, no son ni mucho menos la solución definitiva que todos anhelamos. Por eso es necesario que se agilicen esas medidas estructurales mencionadas anteriormente, que junto a las reformas emprendidas por el Estado pueden ser un espaldarazo ante este complejo panorama.
