A los pies de la Roca, Arancha González Laya, ministra de Exteriores española y Fabián Picardo, “ministro principal” de Gibraltar, se reunieron a solas cuando aquí se lleva el trío. Foto fija y fría para una España que sigue perdiendo músculo, peso, en el tablero internacional y regala sin nada a cambio. ¿No piensan en el Brexit? ¿Y en los parados de la Bahía? Pero ya saben, nada pasa, Arancha no saltó la Verja y en su agenda no había cita con Fabián. El ex ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García – Margallo, dice en el diario “El Mundo”, que el Gobierno ha dado a un alcalde, en clara referencia a Picardo, la categoría de ministro. Nos tenemos que ir al Diario de Sesiones del Congreso en la primera comparecencia de la titular de Exteriores en la Comisión para ver algo que entonces no se entendió y que después del encuentro de Algeciras se deduce… “durante mi etapa no descarto negociar un nuevo estatus para el Peñón tras el Brexit”. La solución pasa por la cosoberanía, una transición hasta que España recupere lo que un día se le hurtó. Mientras la negociación finaliza el 31 de diciembre, en la que también entra la Colonia, la ministra debe dar explicaciones en la Cámara Baja en un Pleno extraordinario de la Diputación Permanente y debe llegarse a un acuerdo de Estado donde todos los partidos establezcan un criterio único ante Gibraltar. De nada sirve que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hable de padres de Europa cuando él mismo da volantazos, también, en un asunto vital, como es nuestra política internacional. Churchill era otra cosa. Aquí, en lugar de reforzar la postura de siglos, se vende humo y se pierde un momento histórico con un Reino Unido fuera de la Unión. Y sigue diciendo Garcia-Margallo: “Supone una renuncia a plantear la cosoberanía española aprovechando el Brexit, que nosotros sí propusimos. El Gobierno del PP planteó que otro estado miembro se hiciera cargo de la política exterior de Gibraltar, para que pudiera seguir en la UE tras la salida del Reino Unido. Eso significaría doble nacionalidad británica y española para los ciudadanos de Gibraltar y la creación de una zona económica especial que comprendiera al Peñón, al Campo de Gibraltar y a Ceuta. Sánchez acepta y asume que Gibraltar sea una colonia y un paraíso fiscal por los siglos de los siglos.” Sólo cabe el diálogo entre las fuerzas políticas para no seguir dando oxígeno. Nuestra Constitución dejó la Verja abierta para que los “llanitos” tengan otro régimen autonómico más, lejos de su metrópoli e integrados con ese Campo que les espera. Hoy, anochece en España y su Bahía.
